Alastor encontró el cuerpo de un hombre en medio del camino. Cuando lo revisó se dio cuenta de que había sido atravesado con un arma filosa, no hace mucho tiempo. Las señas del cadáver le dieron a entender que su asesino no estaba lejos.
–Aquí hay huellas. Se parecen a las del campamento anterior –advirtió otro anam que estudiaba el suelo.
–No es bueno –murmuró Alastor–. La mujer debe estar entre esta gente. ¡Corran!
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La mujer del dragón
FantasíaLos juglares cuentan la historia del tesoro perdido en Skorkoth, custodiado por Iskran, el dragón negro. Muchos han ido en su busqueda; ninguno ha regresado. La leyenda se convirtió en mito y, al final, en cuento para asustar niños. Pero Eva, una jo...