es lo que parece.

775 109 13
                                    

La biblioteca de su escuela no era tan grande como aparentaba, pero aun así Jungkook no lograba encontrar el libro que necesitaba para el trabajo que debía entregar a su profesor de Historia en apenas unos días.

Usualmente no se atrasaba en hacer sus tareas; sin embargo, sus padres le habían regalado una nueva consola de videojuegos por su cumpleaños y no pudo resistir la tentación de jugarla cada que llegaba a su casa.

Suspiró rendido mientras recogió con torpeza los mechones azabaches que sobresalían de la coleta que solía hacerse a la mitad de su nuca para que el largo de su cabello no le produjera calor. Algunos estudiantes lo miraban raro por ello, pero él los ignoraba teniendo siempre presente las palabras de su hyung.

«—Tienes estilo.»

Siendo de las pocas veces que Yoongi le decía algo que se podría considerar como lindo, así que debía ser cierto por lo que no le importaba lo que los demás opinaran. Aunque... si al menos pudiera saber lo que TaeTae pensaba de su apariencia, tampoco se quejaba.

Y como si lo hubiese llamado con la mente, aquel atractivo pelirrojo de repente apareció al extremo opuesto del librero, sosteniendo distraídamente un libro que enseguida el menor reconoció. Era justo el que estaba buscando.

Con su rostro estallando de rojo y sus manos temblorosas, Jungkook se armó de valor para dar unos cuantos pasos hacia él, arrepintiéndose en el instante que es notado. Ellos jamás se habían dirigido palabra alguna.

El pelinegro bajó la cabeza, mordiendo su labio inferior con verdadera vergüenza. ¿En qué estaba pensando? No debe estar al tanto ni de su existencia y ya se atrevía a hablarle como si nada.

Sin embargo, un inesperado carraspeo en su delante lo trae de vuelta a la realidad, en la cual unos hermosos ojos castaños se enfocaban tímidos en los suyos.

—Jungkook-ssi.

Taehyung se aplaudió internamente por no tartamudear después de practicar por días frente a su espejo, estando tan concentrado en ello que no se percató que lo había llamado por su nombre cuando se suponía que no lo conocía.

—Su-sunbae. —Se inclinó ante él en automático.

El contrario frunció un poco su entrecejo.

—¿Por qué tanta formalidad? —Al preguntarlo en voz alta es que recién reparó en ello—. ¡Oh! Es verdad... no nos hemos presentado —le sonrió con nerviosismo—. Soy Taehyung, ¿y tú?

Jungkook comprimió su boca en confusión mientras se reincorporaba. ¿Su enamoramiento ya le había hecho fantasear en que él sabía su nombre?

—Eh...

—¡Dios, es que no puedo ser tan patético! —se le escapó luego de cubrirse su rostro sonrojado con sus grandes manos.

De inmediato, Jungkook negó escandalizado con la cabeza pese a no ser visto.

—C-claro que no. Es imposible que lo sea...

El pelirrojo separó dos de sus dedos para que uno de sus ojos fuese capaz de seguir contemplando al hermoso chico sin recaer en la vergüenza. Acto que hizo reír suave y tímido al otro, por lo que el mayor estaba seguro que ha vuelto a perderse en él.

Por desgracia, aquello también fue notado por Jimin ni bien logró encontrar a su mejor amigo en el sitio más apartado de la biblioteca con ese dientón. Lo que tanto le había costado evitar, finalmente estaba ocurriendo con total normalidad ante sus flameantes ojos caramelos.

«No, no lo voy a permitir», pensó enseguida.

Con sus manos hechas puños y su rostro tenso, retornó enloquecido hacia las mesas del lugar, solo para toparse con una imagen que conocía a la perfección. Piel demasiado blanca, cabellos desordenados y una mirada gatuna que no se conseguía visualizar por lo dormido que estaba.

—El inútil de siempre —lo insultó entre dientes.

Sin importarle los pocos estudiantes que estuvieran a su alrededor, se aproximó hacia él con el primer impulso de despertarlo a golpes. Lo que no logró por lo inmune que Yoongi se había vuelto a sus sacudidas de hombros.

Jimin resopló fastidiado. Malestar que pronto se le pasó al jalarlo directamente de la coronilla; el contrario maldijo de golpe, soltándose de quien sea que se haya osado a interrumpir su sueño.

Al fijar su somnolienta atención en el chico de cabellos dorados, su humor no hizo más que empeorar.

—¿Qué mierda quieres? —preguntó cortante mientras hizo el intento de acomodarse en el asiento para volver a dormir—. ¿No se supone que no nos conocemos en la escuela?

Antes de que se escondiera entre sus brazos, Jimin tomó uno de ellos con fuerza, ganándose al instante un empujón en el pecho que no admitiría en voz alta que le había dolido.

—¡Ya fue suficiente, ¿no crees?! —Se puso de pie para estar a la misma altura y gritarle a gusto.

—No mientras sigas siendo un bueno para nada.

Pero claro, Jimin nunca bajaba la cabeza. Y sin esperar alguna queja de su parte, lo cogió del cuello de su chaqueta para empezar a tirar de él.

Las interminables quejas e insultos de Yoongi murieron en el segundo que fue lanzado hacia delante al llegar al último librero de la biblioteca ya que distinguió cómo Jungkook le estaba sonriendo bastante cerca al chico de sus sueños.

Un chico que en definitiva jamás sería él.

—Teníamos un maldito trato. —Aquella chillona voz siempre lo ponía peor de lo que estaba—. Y ni siquiera eso puedes hacer.

—Esto claramente no es mi culpa —dijo con la mandíbula apretada y su corazón a punto de hacerse pedazos.

—¿Ah no? —le cuestionó Jimin con tono mordaz—. ¿De quién más va ser?

«Si todo siempre es tu culpa...», pensó con amargura.

Yoongi lo miró con una profundidad que asustaría a cualquiera.

—Tuya. —Arqueó la comisura derecha de sus labios—. ¿O acaso no recuerdas a quien dijo que al ser el chico más guapo de la escuela lo enamoraría sin duda alguna? —Lo recorrió de pies a cabeza—. Ya veo por qué no funcionó.

El rostro de Jimin ardió de puro enojo.

—¡Eres un-

—¡Minie! —Aquel grave llamado a la distancia rompió su enojo—. Oh... hola...

—Es Yoongi hyung —mencionó con timidez Jungkook tras el notorio desconocimiento del pelirrojo hacia su mayor—. E-está en tu mismo grado.

—¡Con razón se me hacía tan familiar! —Con su sonrisa cuadrada, se dirigió a dicho par, inclinándose como saludo hacia él—. Un gusto conocerlo, Yoongi-ssi.

El nombrado solo le mostró una sonrisa que únicamente lució forzada para la persona que permanecía a su costado con una expresión indescifrable.

La cual no pasó desapercibida para Taehyung, por lo que temió también presentar a su mejor amigo. Sin embargo, ninguno de ellos esperaría lo que vendría a continuación:

—TaeTae, ¿no me vas a presentar a tu... nuevo amigo? —preguntó con una de esas sonrisas de ojos que maravillaba a quien lo viera.

Menos a quien ya conocía lo falsa que esta era. Y no se estaba equivocando porque mientras intercambiaba un par de palabras con un nervioso Jungkook, la mente de Jimin no dejaba de desearle las peores de las desgracias.

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora