#prólogo_quackity

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Cuando Alex abrió sus ojos y notó el vacío blanco en el que se sentía flotar, lo primero que hizo fue gritar lleno de enojo y frustración.

Sabía que no estaba en casa, en su casino, en su ciudad del pecado y la ambición. También sabía que probablemente nunca volvería a ver los bellos rascacielos de Las Nevadas que Foolish había construido para él.

Lo único a lo que podía aferrarse era a esa cicatriz horrenda que Technoblade había dejado en su rostro, misma que parecía palpitar con furia cada vez que su pulso se aceleraba y su respiración fallaba cuando los muros de el casino eran demasiado abrumadores.

Aún así, extrañaría ese servidor. Ese servidor fue su primer hogar, donde conoció a sus primeros amigos, primeros amores, primera familia...

Primeras decepciones, primera promesas rotas, primeras traiciones, primeras obsesiones, primeros abusos, primeras pérdidas.

Nunca perdonaría todo aquello que le quitó ese servidor, no después de haber probado la gloria.

Esto era una nueva oportunidad, un nuevo inicio no para Alex, sino para Quackity.

Sólo debía asegurarse de que nada se saliera de su control.

Lo único que tenía que hacer era no olvidar, atesorar cada memoria en su cabeza e impedir que el puente entre el Dream SMP y este nuevo servidor le quitaran su posesión más valiosa:

Sus recuerdos.

Así, no volvería a ser el idiota de nadie.

Juraba por Prime que, esta vez, no sería un trofeo de segundo lugar andante.

Tendría en la palma de su mano a los siguientes idiotas que tuvieran la desdicha de compartir servidor con él.


¡Quackity ha entrado al servidor!

¡Un chico Karmaland! | Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora