Capítulo 19: Culpabilidades y arrepentimientos

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Tobio bajó del tren ya en Tokio mirando hacia todos lados. No tenía idea donde tendría que ir, por lo que buscó nuevamente la dirección de Miwa que tenía guardado en una nota virtual.

"¡TOBIO!" Al oír su nombre levantó la vista y miró hacia todos lados, hasta que vio a su hermana caminando en su dirección luciendo furiosa.

"Ah... Mierda..." Masculló algo asustado.

"¡¿ESTÁS LOCO?!" Miwa vociferaba llamando la atención de varias personas. Luego, tomó varias bocanadas de aire, calmándose considerablemente. "Me alegro que estés bien... Estúpido..."

"¿Por qué no lo estaría?" El joven preguntó inocentemente, frente a lo que su hermana lo quedó mirando con los ojos entrecerrados como si quisiera desintegrarlo con la mirada, hasta que lanzó un suspiro agotado.

"No importa..." Susurró de forma resignada. "Ven, te llevaré de vuelta a casa."

"No. No quiero ir." Ante la respuesta decidida de Tobio, Miwa se quedó pensando un momento.

"Bien, iremos a mi departamento por ahora. Pero tienes mucho que explicarme, ¿bien?" Mientras caminaban fuera de la estación, el pelinegro preguntó algo curioso.

"¿Cómo supiste que estaba aquí?"

"Cuando mamá me llamó, busqué la ubicación de tu celular." Explicó con simpleza, ante la sorpresa del menor. "Lo que me recuerda que debo llamarla para decirle que estás conmigo."

"¿Mamá te llamó?"

"Por supuesto que me llamó... ¿Qué esperabas?" Tobio bajó la cabeza, sintiéndose terriblemente ansioso.

"¿Está muy enojada?" Preguntó con timidez.

"No." La respuesta impactó un poco al muchacho, pero no dijo nada más.

A los pocos minutos, llegaron al departamento de Miwa, y la joven tomó la muñeca de su hermano y lo llevó hasta el futón dispuesto en la sala de estar.

"Miwa, yo-"

"Ahora, ¿me vas a explicar que fue lo que pasó? ¿Por qué no quieres estar en casa?"

"¿Me prometes que no te vas a enojar conmigo?" Murmuró el chico nervioso, y Miwa entrecerró los ojos.

"¿Qué hiciste?"

"No he estado tomando los medicamentos que me recetó la psiquiatra... y mamá se enteró..."

"Wow... Sí que la fregaste esta vez..." La pelinegra dijo cruzando los brazos. "Adivino: mamá se lo tomó pésimo."

"Sí, me empezó a gritar... Aunque no dijo nada que no supiera ya..."

"¿Como qué?"

"Que era un caso perdido, que me comportaba como un pendejo, que por qué no era más como tú..."

"¿Sigues con eso? Ya lo hemos conversado, Tobio." Miwa señaló con preocupación. "Tal vez no siempre lo demuestre y diga idioteces, pero mamá se preocupa mucho por ti. Te adora, eres su bebé." Sin embargo, el chico desvió la mirada negando con la cabeza, dándole a entender que no creía en sus palabras. Frente a esto, ella lanzó un gruñido frustrado. "Ok, esto es ridículo..." Masculló para sí misma antes de volver a enfrentarlo. "Quédate quieto y no emitas ningún sonido, ¿entendido?" El pelinegro asintió, para que luego la chica sacara su celular y comenzara una llamada en altavoz.

"¡Miwa! ¡¿Encontraste a Tobio?!" Dijo alterada la que el joven reconoció era su madre.

"Sí, tranquila." Se escuchó un suspiro aliviado a través del aparato. "Se quedará esta noche aquí, ¿sí?"

"Ok..." Akiko respondió en un tono que parecía de alivio, pero también de ligera decepción.

"Está en el baño ahora..." El menor la miró extrañado ante la obvia mentira de su hermana. "Pero algo me comentó de lo que pasó. Lo de los medicamentos y eso..."

"A-ah, sí..." Pronunció la mujer. "Tengo una conversación pendiente con Tobio sobre ese tema."

"¿Lo vas a regañar?"

"No." Akiko respondió rápidamente. "O no sé... Es decir, siento que debería hacerle entender que estuvo mal lo que hizo... Pero realmente no quiero regañarlo..."

"Creo que él entiende que estuvo mal." La joven miró directamente a Tobio alzando sus cejas, mientras él asintió tímidamente. "Él piensa que estás enojada con él, y me parece que tiene miedo de ir a casa." Tobio iba a reclamar por lo dicho por su hermana, pero ella rápidamente lo calló poniendo su mano libre sobre su boca, por lo que comenzó a pelear silenciosamente con ella para quitar su mano.

"Debe ser porque no he sido una buena madre..." En ese momento, el chico dejó de forcejear con Miwa y se quedó mirando el celular confundido. "Ese niño..." Se escuchó una risa que no denotaba más que tristeza. "¿Puedes creer que se escapó asegurándose de hacer todos sus deberes e informármelo? ¿Tanto miedo me tiene como para querer irse así?"

"Mamá, no seas tan dura contigo misma." La pelinegra le habló con cariño, y se escuchó un agotado suspiro a través del aparato.

"¿Crees que pueda ir mañana a tu departamento para hablar con tu hermano?"

"Por supuesto. Nos vemos mañana. Descansa."

"Tú también, cariño." Y así la llamada se terminó.

"Te lo juro... Ustedes dos me van a enloquecer uno de estos días..." Miwa recriminó rompiendo el tenso silencio.

"Mamá se oía tan... triste..." Murmuró Tobio, aun sorprendido por la llamada con la mujer. Su hermana lo quedó mirando curiosa.

"Cuando decidiste venir acá, ¿acaso no tenías como objetivo lastimarla?"

"¡Por supuesto que no!" El pelinegro exclamó ofendido levantándose de su asiento. "Solo quería no estar en casa mientras estuviese enojada; tú sabes como es cuando se enoja."

"Sí, lo sé, pero podrías haber hecho planes con alguno de tus compañeros, haber salido a entrenar, o simplemente haberte quedado en tu habitación; evitar a mamá cuando está molesta es bastante fácil porque siempre se esconde cuando eso pasa... Pero aun así decidiste ir al extremo de salir de la cuidad para evitarla." Tobio se quedó pensando en ello, comenzando a hallarle un poco de sentido a lo que decía. "No es que no crea que la situación te afecte y prefieras salir de casa, pero creo que sí querías lastimarla hasta cierto punto haciendo esto... O al menos llamar su atención." Declaró Miwa con seriedad. "No te culpo por ello... Entiendo que tu relación con mamá es complicada." Dicho esto también se levantó de su asiento para quedar frente a su hermano. "Habla con ella mañana y dile todo lo que le tengas que decir."

"¿Qué se supone que le diga?" Antes de que Miwa hablara, el celular de Tobio sonó alertando que le había llegado un mensaje. Cuando sacó el aparato de su bolsillo notó que era de su madre.

"Necesitamos hablar, Tobio. Iré mañana a Tokio."

Al instante, recibió otro mensaje.

"Duerme bien. Te quiero mucho, mi niño."

El pelinegro no pudo evitar sentirse terriblemente culpable después de leer ese último texto, tanto así que le costó conciliar el sueño. 

Punto de Inflexión [Oikage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora