La graduación

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Capítulo 11




La Graduación





Archie salió del baño con la cara lavada cuando sus dos padres entraron a la habitación y enseguida se esforzó por sonreírles.


— Siento mucho la escenita, debí verme muy ridículo. —se disculpó apenado—. Iré a pedirles que me perdonen por arruinar la reunión.

— No te preocupes por los demás, ellos ya se fueron. —dijo Severus tomando a su hijo de la mano para llevarlo a la cama y sentarse a su lado.

— Somos familia, Archie, no te preocupes. —le susurró Harry mientras le peinaba el cabello con sus dedos consiguiendo que su hijo cerrara sus ojos relajándose y sonriendo con sinceridad.

— Papi... —suspiró feliz—... me gusta que hagas eso. Me gusta estar con ustedes más que nada en el mundo, no somos una familia como otras, tenemos lazos siempre indestructibles. Sé que no vamos a estar juntos por siempre, pero por lo mismo quiero vivir intensamente cada segundo a su lado.

— Pero no por eso tienes que renunciar a tus vacaciones, Archie. —aseguró Severus—. Puedes ir a esa playa y nos veremos a tu regreso.

— No, no quiero. —negó obstinado—. Habrá más oportunidades en el futuro, pero el verano pasa demasiado rápido, mis vacaciones son para ustedes, cuando las clases inicien ya no pasaremos tanto tiempo juntos como me gustaría, por eso este verano quiero verlos, desde que salga el sol hasta que el sueño me venza.

— Eres un chico muy especial, Archie, cualquier otro preferiría pasar el verano en la playa con su novio y amigos.

— Yo no, papá. Y resígnense a tener un hijo fastidioso que no se les despegará ni a sol ni a sombra durante dos meses.


Harry y Severus rieron, no les significaba ningún sacrificio gozar de la compañía de su hijo.


La primera noche de vacaciones Archie despertó de madrugada en su habitación de la infancia, lo primero que se le vino a mente fueron sus padres. Volteó hacia la puerta que lo separaba de ellos y no lo pensó mucho, salió de su recámara con rumbo a la paterna, era como si algo lo llamara siéndole imposible resistirse a acudir.


Escuchó unos suaves gemidos tras la puerta, y aunque eso lo habría retenido en alguna otra ocasión temiendo interrumpir algo, ahora fue todo lo contrario, abrió sin llamar y supo entonces que su corazón no le mentía al advertirle que debía ir hacia ahí.


Severus se removía agitado dentro de su sueño, gotas de sudor perlaban su frente y gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas llamando a su hijo.


— Papá, despierta, aquí estoy. —respondió Archie agitándolo por los hombros.

— No pude despertarlo, Archie. —dijo Harry del otro lado de la cama—. Gracias al cielo que has venido... llámalo fuerte.

— ¿Papá? ¿Me oyes? —preguntó el joven de ojos oscuros limpiando las lágrimas de su padre—. Abre los ojos, te lo suplico, no sufras más.

— Archie... —sollozó Severus sin despertar—... mi bebé, mi pequeño niño... no soporto verte muriendo.

— ¡Papá, estoy bien, escúchame, tienes que despertar ya!

— Harry... Archie... no quiero perderlos, no me dejen solo... por favor.

— ¡Despierta, papá! —gritó Archie desesperado—. ¡Sal de esa maldita pesadilla, te lo suplico! ¡Ven conmigo, despierta!


Los gritos de Archie lograron que Severus por fin abriera sus ojos cuyas pupilas dilatadas reflejaban el horror de años pasados. Archie lo abrazó con fuerza, feliz de haber logrado arrancarle de ese horrible sueño. A su lado, Harry respiró aliviado.


— Archie... —susurró Severus incorporándose mientras intentaba relajar su respiración, aun mirando medio confundido a su hijo tan crecido, ya no era un pobre angelito de seis años a punto de morir, con cariño le acarició el rostro—... ¿Estás... vivo?

— Sí, papá, gracias a ti y a...

— ¡Harry! —exclamó girando el rostro para buscar a su esposo, y al verlo sonriéndole a su lado pudo por fin respirar aliviado—. Estás aquí, conmigo.

— Como siempre, amor, ya no recuerdes más esa pesadilla que ha terminado.

— No lo olvides, juraste no dejarme.

— Y lo cumpliré pase lo que pase.


Severus por fin logró sonreír aunque con un poco de nerviosismo, sujetó las manos de las dos personas que amaba con todas sus fuerzas.


— Discúlpenme por haberlos despertado, intentaré perfeccionar la poción para dormir sin soñar.

— Pero mientras tanto ahora me dormiré con ustedes. —amenazó Archie con una sonrisa—. No quiero estar lejos si vuelve esa pesadilla, así que despídanse de arrumacos por un tiempo.

— Entonces tendré que dormirte a ti, mi niño.


Harry sonrió al ver que Severus y Archie volvían a bromear despreocupados, en esa ocasión había estado intentando despertar a Severus por un largo rato sin conseguirlo, pero por fortuna Archie estaba a su lado para conseguir lo que él no pudo.


Los días transcurrieron sin sentirse, no hubo más pesadillas ese verano, siempre tenían algo que hacer o de qué platicar, pasaban horas enteras los tres juntos bajo la sombra de algún árbol, riendo de los recuerdos o simplemente haciéndose compañía mientras los tres disfrutaban de sus lecturas.


Juraste no dejarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora