𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

39. Tú

"A veces las ideas son equivocadas"

Dos días después de hablar con Hange.

Terminé de hablar con Sasha después de cerrar la maleta. Sabía que ahora iba a tener todo el tiempo del mundo después de haber estado un rato al teléfono.
La dejé cerca de la puerta. En menos de cinco días Sasha ya tenía planeado irse y a duras penas- por todas las veces que la castaña me preguntó que, qué me llevaría- tuve que hacer la maleta.
A pesar de que los hombros dolían no aguanté en volver a revisar el mensaje de Hange, el cual hace unos minutos me había llegado.

"Él ya está aquí"

Sabía- después de todo lo que me contó Hange- que el volvería a su casa, que no sabía si volvería a trabajar en la cafetería, que sería yo la primera; casi seguro, que tendría que ir a verle; que había mucho de lo que hablar y que por nada y nada del mundo debía arrepentirme con lo que quisiera verdaderamente decirle.

Ya estaba lista y solo me hacía falta coger las llaves, Hange estaría esperándome abajo y me llevaría hasta su casa.
Cerré la puerta sin darme mucha prisa, ni siquiera quería hacerme parecer a mi misma que estaba nerviosa.
Bajé por las escaleras pensando en las mil maneras por las cuales podría estropearse todo, o tal vez llegaría más tarde— aunque, él no sabía nada— o que sugiera algo de repente y no podría ir a verle. Después de todo aquello, acabe llegando a la calle, abriendo la puerta del portal por el cual veía el coche de Hange a un lado.
Dejé que la puerta se cerrase a mis espaldas mientras buscaba la vista de Hange a través de la ventana. Me acerqué a su coche, dándome cuenta que ella me abrió la puerta desde dentro; llevaba la misma sonrisa de siempre. No tardé en ponerme el cinturón para hacerla esperar, aún así mis nervios se notaban desde lejos.

(...)

—Él no sabe nada, ni siquiera que vamos ahora hacia su casa.— Soltó Hange una vez llevábamos un rato en plena carretera.

Aquellas simples palabras hacían que mi ritmo cardíaco fuera a niveles insospechados. Era una mezcla entre felicidad y nervios, ni sabía cómo describirlo.

—Le he estado dando vueltas a qué decirle.— Solté, suspirando y haciendo una pausa.— Bueno, más bien desde hace ya tiempo que anduve replanteandome qué decirle si le tuviera en frente...

Miraba al frente, de alguna forma u otra intentaba centrar mi vista en algún punto indefinido para calmar mis nervios.

—Llegó ayer por la noche, pero tampoco sé sus planes de hoy.— Cambiaba de vista de vez en cuando para mirarme— Confío en que esté en su casa, pero bueno ya sabes...quería que todo esto fuera sorpresa para él.—  Sonrió para sí misma— ¡Estoy nerviosa hasta yo!— Dijo emocionada.

Después de todo lo que me dijo Hange no sabía que pensar.

—Cómo quiero que sea totalmente sorpresa...pensé en llamarle cuando lleguemos, decirle que estaba camino a su casa y que si escuchaba el timbre sería yo, ¿a qué es buena idea?— Me miró asombrada— Hay es cuando el momento que has estado esperando muuucho tiempo llega, entrarías y en vez de yo serás tú la que vaya a ver a Levi.— Me quedaba pensado en todo su plan.— Vaya, que mal que me vaya a perder la cara de él en cuánto te vea.

Con ese último comentario no sabía que pensar. Según Hange, él necesitaba verme; pero igual ir de sorpresa no le agrada tanto; aunque después de todo es verdad que necesitaba que este momento llegase cuando fuera: tarde o temprano. Y a pesar de todo—pasara lo que pasase—no debía arrepentirme de nada.