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Cuándo aparqué el auto, ella sin pensarlo, se sentó en mis piernas.

—Qué haces? —me puse nervioso.

—Tú sólo disfruta —ella me empezó a besar.

Yo le seguí el beso, ella colocó mis manos en su cintura, mientras que las manos de ella se enredaron en mi pelo.

—Mhmm... —ella empezó a moverse encima de mi miembro.

—No... juegues... con... fuego nena —mi voz salía entrecortada.

—Te gusta? —ella me daba besos en mi cuello.

—Si nena —apreté mis manos en su cintura —pero... esto —ella me interrumpió.

—Gózalo —ella se quitó la camisa, llevó mis manos directo a sus pechos —te gusta? —ella siguió moviendo su cintura, mientras tenías sus manos encimas de las mías en sus pechos.

Yo iba a quitar su sujetador, cuando escuchamos que tocan la ventana de donde yo estaba, asustado volteamos a ver y era un oficial.

—Ponte la blusa —le dije a Kimberly, ella rápido se lo puso y se pasó al lado del copiloto.

Los dos nos relajamos, y bajé la ventana, el oficial miraba adentro del auto.

—Todo bien jóvenes? —nos preguntó, con algo de enojo.

—Si, oficial —respondió Kimberly.

—Usted es la hija del señor Loaiza? —preguntó el oficial.

—No señor, creo que me confunde —ella agarró mi mano, en señal de que ya nos tenemos que ir.

—Bueno oficial, se le ofrece algo más? —le pregunté con respeto.

—Creo que la confundí, perdóneme señorita —dijo viendo a Kimberly —no, se pueden ir —él se fue.

—Si mis padres se enteran, me van a matar —dijo ella preocupada.

—Tranquila, si se llegan a enterar, yo hablaré —puse mi mano en su hombro, diciéndole que la apoyo.

—Nos podemos ir a casa —dijo algo decepcionada.

Yo no dije nada, encendí de nuevo el auto y nos fuimos. En el camino, reinó el silencio. Al llegar a la casa, ella fue la primera en bajar y luego yo, sólo vi como se iba a su habitación, mientras que yo, salí de la casa y fui a una caseta que tenían en el jardín, y empecé a golpear la pared.

*Narra Kimberly*

No puedo creer, que casi tengo relaciones sexuales con Juan, estaba caminando por toda mi habitación, pensando en ello. Cuando de repente, escuchó como golpes, rápido me acerco a la ventana que daba al jardín y veo que Juan estaba en la caseta, pero veo que se estaba lastimando, así que fui corriendo lo más rápido que pude.

—Pero qué haces? —dije preocupada, él me ignoró, y siguió golpeando la pared —para!! —no sé de donde saqué fuerza, lo detuve e hice que me viera.

—Qué? —dijo serio.

—Porque hacías eso?! —le reclamé.

—No lo entenderías —los dos miramos su mano, que estaba hinchada y sangrando.

—Ven, te voy a curar —extendí mi mano, pero él no la tomó —no te estoy preguntando, te estoy diciendo —yo misma lo agarré del brazo.

Salimos de la caseta y nos fuimos a la sala, hice que me esperara ahí mientras que yo fui a buscar el botiquín. Cuando regrese, vi que el tenia la cabeza agachada.

—Qué es lo qué te pasa? —le pregunté mientras me sentaba a su lado, sacaba un algodón y el bote de alcohol.

—Porque hiciste lo que pasó en mi auto? —él me respondió con otra pregunta.

—Porque.. —empecé a limpiar su herida, miraba de reojo, que él hacía muecas por el dolor —tú me gustas Juan —terminé de limpiar su herida.

—No te puedo gustar —me miró sorprendido.

—Porque? —lo miré decepcionada.

—Soy... soy tu niñero, tú padre es mi amigo y... —lo callé con un beso, no tenía la esperanza a que él me lo siguiera, pero lo hizo. Pero él se separó.

—Kimberly... —lo interrumpí.

—Me hubieras detenido en tu auto, y sino querías —guardé las cosas —un no hubieras bastado —me levanté y fui a dejar el botiquín.

Empecé a llorar en silencio, por que cuando de verdad quiero estar con alguien, siempre hay un no en medio. Me di la vuelta para irme pero me sorprendí por que Juan me abrazó.

(....)

Mi Niñero [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora