Capitulo 15

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POV Hermione

No tenía cabeza para nada, aún no le había dicho a Fred que tenía en mi vientre un hijo de él, a pesar de haber visto semejante espectáculo, por un momento creí que moriría y aquí estaba en los jardines de la escuela con Draco de verdad se estaba tomando las cosas muy en serio con eso de cuidarme no solo a mí sino también al bebe.

McGonagall me había enviado una lechuza, saliendo de la enfermería.

"Srita. Graenger, necesito que se presente en la oficina del director a las 3 de la tarde

M.M."

Algo no anda bien, Draco intento calmarme, él decía que el bebe podía sentir todo lo que me afectaba y que eso le hacía daño, me daba suaves caricias sobre el uniforme, desde el muslo hasta el vientre. Llevábamos sentados juntos, disfrutando de la compañía del otro cuando recuerde mi cita.

Coode a mi acompañante que se levantó sin esfuerzo, me ayudo después a hacer lo mismo. Caminamos en silencio todo el trayecto hasta la oficina Dumbledore, el agradecí que no me dejara sola ni un segundo, ni siquiera cuando la gárgola de la entrada se movió, ni cuando comencé a subir las escaleras, el siguió ahí.

La puerta de madera de la entra de la oficina, se abrió, apenas me puse enfrente, era un lugar precioso, puse inmediatamente mi vista en la inmensa pared cubierta de libros, puedo estar segura de que los ojos me brillaron. Me quedé estática admirando tan hermosa vista, hasta que oí un aclaramiento de garganta.

—Lo lamento, es solo que los libros siempre me han encantado— argumente en mi defensa bajando mi cara ligeramente sonrojada.

—No se preocupe Srita. Graenger— dijo con voz amable el director— la entiendo totalmente, tome asiento.— me indico con su mano la silla que se encontraba frente a su bonito escritorio.

Tome asiento, y o la silla era muy grande, o yo era muy pequeña porque mis pies colgaban de ella como si estuviera en un columpio.

Note la atenta mirada del Profesor Dumbledore, y levante la cara para verlo a los ojos.

—Srita. Graenger— comenzó el discurso— la enfermera Madamm Pomfrey ya me informo de la situación— estaba muerta y seguramente expulsada, lágrimas salvajes comenzaron a correr, cuál caballos desbocados por mis mejillas mojándolas y aterrizando algunas sobre mi suéter y otras sobre la falda del uniforme.

—Y-o lo- si-e-nto—me encontraba mal emocionalmente y las hormonas no ayudaban mucho últimamente. No podía articular ni una palabra bien sin que los sollozos fueran evidentes.

—Calma niña, calma—esta vez la directora de mi casa intervino, me abrazo fuerte hasta que logre que el pequeño ataque de llanto parara.

—Voy a mi cuarto a empacar— dije dispuesta a levantarme, no quiera seguir escuchando como sería expulsada del único lugar en donde no sería un bicho raro.

—No vamos a expulsarla Srita Graenger—anuncio el director—Lo que haya hecho fue fuera de las instalaciones del colegio, no nos concierne como institución, ademas es una de las mejores brujas de su generación no tengo por qué expulsarla.

Suspire aliviada, por un momento creí que las cosas se me irían de las manos y que terminaría fuera del mundo que ya consideraba mi hogar.

Dumbledore no se veía fascinado porque haya cometido tal acto a mi corta edad; sin embargo, no hizo más preguntas, ni siquiera el nombre del padre, lo que le agradecí inmensamente, pues no era algo que quisiera que saliera a la luz, no después de como se ha estado portando Fred últimamente. Me dio indicaciones de que era lo que tendría que hacer con respecto a mi situación, y me sugirió enfáticamente que lo mejor sería decirle a la gente más cercana mi, para que el proceso fuera más fácil.

Me indico que podría terminar mi año escolar en mi situación, pero que una vez que el bebe hubiera nacido debía decidir si seguir con mis estudios o dejar el colegio al menos un par de años. Lo noté con toda la intención de darme una tercera opción, pero se contuvo. Iba saliendo de la gárgola giratoria cuando un rubio sentado cabizbajo en la pared de enfrente llamo mi atención.

No podía creer que Malfoy se haya quedado a esperarme a que saliera. Logre que su mirada se elevara cuando me aclare la garganta.

—Hermione, ¿qué fue lo que paso?—

—Puedo quedarme, al menos hasta que el bebe nazca—sus ojos adaptaron una luz que nunca había visto, excepto quizás en Fred.

—Mione de verdad no sabes el gusto que me da escuchar eso— se levantó de un golpe y segundos después ya me tenía dando vueltas por los aires, cuando tenía este tipo de explosiones de emociones solo podía recordarme a Fred, pues era justo lo que él hubiera hecho en un momento así.

Caminamos a nuestras salas comunes, me tomo de la mano, y logro brindarme la seguridad y tranquilidad que me hacían falta.

—Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti Mione, pase lo que pase—

—Gracias Draco— No tenia mucho que decirle solo eso, y de verdad que lo sentía, mi agradecimiento era sincero.

En brazos de un WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora