El viento era cálido, algo raro considerando que era época de invierno. Las hojas de los árboles se movían de manera lenta y calmada, las aves revoloteaban en el cielo que se ponía de color naranja, indicando el atardecer. La familia Jackson considero este clima como una oportunidad de salir al parque con sus hijas para que pudieran pasear y observar el hermoso cielo que se ponía de un tono naranja.
Pero al parecer no era la única familia que había decidió salir en ese momento.
Niños corriendo y gritando era lo único que se escuchaba en aquel parque de juegos. Los niños se divertían mientras los padres conversaban de sus vidas sentados en las sillas que habían alrededor. Era una escena completamente normal, algo que ocurría todos los días. Los padres de Edén lograron encontrar unas sillas vacías y se sentaron.
— Vayan a jugar. —Su padre alentó a sus hijas para que vayan y se divertían en el parque.
— ¿Por qué no pude quedarme en casa? —Audrey se quejó haciendo un pequeño puchero.
— Es un hermoso día, cariño, ¿Por qué creerías quedarte en casa? —Su madre le pregunto mientras le acariciaba la cabeza a la pequeña.
— Me gusta estar en casa. — La niña se cruzó de brazos.
Mientras sus padres estaban tratando de convencer a su hermana a que vaya a jugar, Edén ya había probado todos los juegos que había en el parque. Edén tenía el defecto de aburrirse con facilidad y no soporto estar probando los mismos juegos varias veces.
Cuando iba a estar a punto de regresar con sus padres observo a su alrededor, encontrándose con un hermoso bosque, con grandes árboles y, próximamente, grandes misterios.
Edén quedo encantada. A ella le gustaba mucho la naturaleza, cada día había algo nuevo que surgía de ahí, sean leyendas o verdades, nunca se aburría. Sin darse cuenta, ya estaba caminando a dirección del bosque: Quería descubrir que cosas había dentro, quería ver qué cosas eran reales y que otras eran falsas.
Que una niña entre sola al bosque ya era un problema, ahora imaginen que una niña de tan solo 7 años entre aun bosque donde sucedieron los más grandes asesinatos—y que hasta ahora no se encontraron responsables—, lo más probable es que no salga viva.
El bosque mismo ocultaba secretos.
Algunas personas del vecindario creían que el mismísimo bosque tenia vida y que se tragaba a las personas.
Otras más religiosas decían que en ese bosque vivía el diablo.
Sin duda mentiras.
Era algo difícil de imaginar, que ni las personas más creativas podrían fantasear. Era algo incomprensible.
Edén sabia de esos riesgos, pero su curiosidad pudo más con ella y siguió adentrándose dentro del bosque.
Los animales del bosque sintieron su presencia y huyeron del lugar por miedo. Las aves hacían más ruido dentro de toda esa arboleada. Edén estaba paseando por el lugar, como si fuera el mejor sitio para jugar. Los grandes árboles entusiasmaban más a la pequeña a seguir adentrándose, el lugar inmenso para recorrer, la posibilidad de encontrar una pequeña ardilla y jugar con ella: Era algo que fascinaba a Edén.
No lo entendía ¿Cómo podían considerar este lugar maldito cuando parece el paraíso?
Tal vez para Edén si era el paraíso, pero para otras personas; que ella este ahí, en el bosque, era molestoso.
Ella no se daba cuenta, pero la estaban observando. Cada maldito paso que daba era un conteo hacia atrás a la espera de su muerte.
Ellos no eran fanáticos de la socialización. Nos les gustaba que hubiera gente merodeando por ahí, su lugar. No les interesaba en absoluto que hacia una pequeña sola andando por ahí por los bosques, lo que los interesaba a ellos era la forma de como la matarían, eran asesinos después de todo, no sentían compasión por las personas.
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Edén
ParanormalSi Edén tuviera la oportunidad de retroceder su vida en alguna parte, sin duda seria cuando estuvo apunto de entrar a ese bosque.