Suspiro.Me levanto de la cama y camino hasta el baño.
Lavo mi cara y sujeto mi cabello en una coleta alta y despeinada.Bajo las escaleras y me encuentro con la imagen de Enzo y Mateo en la cocina comiendo y riendo. Me apoyo en la pared y sonrío al ver los ojitos brillosos de mi hijo cuando ríe a carcajadas con las caras graciosas que hace su padre.
Es todo tan irreal, a veces pienso que todo es un sueño del cual voy a despertar y caer en la realidad en la cual vivo.
Ahora pienso y soy tan afortunada de tener a una personita tan especial como lo es mi hijo, aunque no fue para nada planeado y me movilizó toda mi vida. Siento que sin él no sería la persona que soy ahora, me ha hecho cambiar demasiado y me alegro por eso.
Ya no soy esa persona fría que solía ser, no soy esa persona solitaria y que veía la vida blanco p negro. Mateo me hizo ver la vida de distintos colores: blanco, verde, rojo, azul y muchísimos más.
Él ilumina mi camino siempre y lucharé para iluminar su camino de la mejor manera que pueda.
Aunque todavía sigo aprendiendo a ser madre, sé que en cada decisión que tomo en la vida de mi hijo es para su bien.
Y por lo que veo, no es a mi a quien le alegró la vida su llegada.
— ¡Mami! — Levanta sus brazos y esa sonrisita blanca de diminutos dientes es dirigida hacia mi.
Enzo se gira y me mira de arriba a abajo. Miro mi atuendo, una remera talle XL de hombre tapa mi cuerpo hasta un poco más abajo de mi trasero.
— Buenos días corazón.—Me acerco a ellos y lo saco de su silla y beso su mejilla muchas veces. Sus piernitas se enganchan en mi cintura y abraza mi cuello con fuerza.
Mi remera se sube un poco dejando ver el inicio de mi trasero. No le tomo importancia hasta que siento como la mano de Enzo sube por mi trasero hasta el hilo de mi braga.
Doy un respingo pero trato de sonreír cuando Mateo da besos en mi mejilla y balbucea.
Trato de alejarme pero su dedo enganchado en el hilo me hace volver a mi lugar anterior. Sigue jalando hasta tenernos entre sus piernas, una vez nos tiene en donde quiere, con su otra mano libre le hace cosquillas y despeina a Mateo como si no pasara nada.
Como si su otra mano no estuviera jalando mi braga y sus dedos pellizcando mis nalgas e intentando meter su mano más a fondo.
Carraspeo cuando siento sus intenciones de ir más a fondo, giro mi cuerpo dejando a Matu en el medio.
Aunque sigue tirando de mi ropa interior para que no me aleje, sigue intentándolo.
Mi hijo ríe cuando Enzo le sopla el cuello y hace como si lo fuese a morder. Mi pecho se encoge al ver lo bien que se llevan y ese sentimiento de culpa me invade.
Alejo mis brazos del cuerpo de Mateo cuando se lanza encima de su padre para abrazarlo, Enzo elimina cualquier contacto físico conmigo y abraza fuerte a Mateo.
— Más— señala su plato.
Enzo niega con la cabeza cuando me alejo para acercar el plato y servirle más.
— No. — Alzo mi ceja por su respuesta negativa. — Ya comió dos, no puede más.
Veo a Mateo suspirar y cruzarse de brazos pero no se queja.
Ok, raro.
Levanto la vista y veo a Enzo con su ceño fruncido y sus ojos achicados en dirección a Mateo.
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En las garras de la mafia
AksiyonDesde pequeña ha sufrido, sin embargo la vida le enseñó que no todo está perdido, ella hará todo lo posible para que su verdad no salga a la luz, para proteger a su familia de todos aquellos que la persiguen y de hasta ella misma. Nunca pensó que su...