—— Tina, ha pasado casi un año, ¿Sí?. Ve a verlo. —— Ordenó su hermana, Queenie.
—— Ni siquiera sé dónde está, Queenie. —— Replicó Tina, sacudiendo la cabeza antes de hacer un puchero.
—— ¿Y simplemente vas a rendirte?. Esa no es la Tina con la que crecí, ¿Cuál es el daño de todos modos?. —— Preguntó Queenie, encogiéndose de hombros mientras se llevaba la taza de té a los labios para beber.
—— ¡Él podría haber encontrado a alguien más!. —— Tina se quejó.
—— ¿En serio?. He visto la forma en que te miró antes de irse. También entré en su mente y. .Lo sé, lo siento. No me llames. .Eso es grosero, Tina. Pero de todos modos le gustas. —— Sonrío Queenie con orgullo. —— Oye, no pienses así. Cualquier hombre sería afortunado de tenerte.
-—— Me gustó, ¿Dónde crees que lo encontraré?. —— Preguntó Tina.
Queenie se encogió de hombros.
—— Tú eres la que trabaja para, técnicamente, el gobierno.
Tina suspiró.
—— Lo que me pides que haga es imposible.
—— Lo que te estoy pidiendo que hagas es muy poco probable. —— Corrigió Queenie.
Tina se burló.
—— Como si eso fuera mejor.
—— Oye, ten cuidado, Tina. Soy yo quien prepara la cena esta noche. —— Amenazó Queenie.
Tina suspiró y se quejó.
—— Vuelvo enseguida.
—— ¿A dónde vas?.
—— El Ministerio. -- Respondió Tina.
—— Cuando dije ve a buscarlo, no quise decir. .
Tina azotó la puerta.
—— . .En este momento.
Queenie suspiró y volvió a colocar la taza de té en el plato.
—— Oh, querido. Esto no puede ser bueno.
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