Capitulo 11.

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El vídeo termina de reproducirse, básicamente es lo mismo que ví en el baño, obviamente lo grabé, no me iba a perder esta gran oportunidad.

—¡No soy yo!—grita Waldo ya sabiendo su destino.

—¡Matenlo!—grita la gente.

—Eso es lo que haré, y con esto quiero que sepan que estoy con ustedes, como pareja de Daniel lo ayudaré en cada cosa que pase, y esto es algo para demostrarles que estoy en su bando.—le pido a los guardias un arma.

Ellos me miran como si no me creyeran lo que quiero hacer, pero es necesario.

Solo una vez agarre un arma y me prometí no volver a hacerlo.

Pero aquí estamos, después de casi siente años.

Antes de que agarrar el arma volteo y me choco con la mirada de Daniel, aún debe seguir aturdido por lo del vídeo, pero no... Hay algo en su mirada cuando ve como los guardias me dan el arma y yo lo recibo.

¿Está diciendome que no lo haga?

— ¡Matalo y creeremos en ti, somos personas de palabras!—grita alguien y los demás lo apoyan con un si.

Antes de regresar mi vista a Waldo veo cómo Daniel se mueve entre la multitud queriendo llegar a mi, no entiendo que quiere hacer realmente.

Ahora sí miro a Waldo, este ni siquiera ruega por seguir con vida.

—Ni pienses que le rogare a una mujer.—parece que lee mis pensamientos.

—Pues, esta mujer es la misma que te va a matar—antes de que él pueda decir algo más, apreto el gatillo soltando la bala que perfora su cerebro y cae hacia atrás.

—¡Siiiiii!—gritan todos, pero un grito en especial llama la atención de todos y es un no, y proviene de Daniel quien llega a mi lado y me quita el arma lanzandola lejos de mi.

—¡Limpien toda esta mierda, ya nos vamos!—gruñe varias veces.

La gente de aquí ayuda a limpiar el desastre y algunas otras ya se van yendo.

—¡Eres un Queen!, Confiaré en ti—me dicen algunos y Daniel los manda a callar, por alguna razón tiene mis dos manos con las suyas, como si quisiera protegerlas de algo.

—No tenías porque hacer eso—dice lentamente mientras bajamos del escenario.

—Si tenía que hacerlo, ellos deben creer en esto.

—¡Maldición!, Valeria eso no era necesario, yo lo hubiera hecho—suelta mis manos de golpe, me da una mirada que no puedo interpretar muy bien, podría decir que está dañada, quien sabe porque.

—Ellos deben creer en mi, no entiendo porque está actitud de tu parte.

—Todo lo arruino—se dice a si mismo agarrándose la cabeza y dirigiéndose hacia la salida, por instinto lo sigo, no quiero quedarme sola.

—¡Espérame!—le grito pero no hace caso, solo sigue avanzando sin quitar las manos de su cabeza.

—Sube al auto—dice al llegar los dos.

Hago lo que dice y él se sube al asiento que le corresponde para conducir.

—¿Me vas a explicar por qué reaccionaste así?

—En casa, claro si aceptas venir conmigo.—ir nuevamente a esa casota, no tengo buenos recuerdos de ese lugar, pero, quisiera saber la razón de su acción.

—Dale.—es lo único que digo, en todo el camino no me dedica ni una sola mirada, solo se enfoca en el trayecto.

En cambio yo, no dejo de mirarlo, quisiera volver a tocar esos labios sin parar.

—¿Por qué no me miras?—le pregunto sin poder contenerme, se que está conduciendo, pero antes haciendo lo mismo me veía muchas veces.

—No puedo hacerlo.—dice con dificultad, al mismo tiempo para el carro.

—No quiero estar en mi casa.—me dice como si yo...

—¿Entonces?.

—¿Podemos ir a tu casa?—pregunta, y me siento más aliviada cuando por fin chocamos miradas.

Pero, esta vez su mirada no me transmite eso, parece dañada, joder.

—Esta bien, y déjame conducir, que no te veo nada bien— Él asiente y cambiamos de lugar.

—Lo mejor será que duermas un poco.— a veces se me olvida que es un criminal, pero, hasta ahora no ha intentado hacerme algo malo y si siquiera lo intentara yo sería más rápido y de una estaria con los angelitos.

—¿ Desde cuándo tan mandona?—pregunta gracioso o eso trata.

— Desde que nuestras está actitud raro, pero ya cállate.

— Esta bien, mi señora... mía y de nadie más—piensa que eso último no lo escuché ya que lo dijo en un susurro muy suave, pero prefiero no decir nada al respecto.

¿Y él... Es mío?

— Claro que soy tuyo, mi castaña—me maldigo mentalmente por no poder dejar de decir las cosas en voz alta.

— Tú siempre serás mío—digo en modo de broma.

El logra tener una pequeña sonrisa y con lo que dice cierra la conversación.

— Siempre fui tuyo, y siempre lo seré, estoy a tu disposición, tú eres la única persona por la que me dejaría caer, la única que eres capaz de tenerme de rodillas, soy tuyo y tú mía.

Que posesivo se encuentra la gente hoy en día.

(***)

Capitulo corto

¿Alguien que quiera ser mía/o?

JAjJAJAJAJ

¿Por qué esa actitud de nuestro Danielsito?

Raro.

Adiós.

Besos de Rosalía ❤️✨.

SAN VALENTÍN    (TERMINADO) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora