El Ruiseñor || IchiRuki FF

7 diciembre - x491

Fue la última en salir de los baños esa noche. Después de volver a la zona de la reina, Rukia había optado por ser de las últimas en bañarse solo para no tener que coincidir con Orihime en los baños. Rukia no sabía cómo lidiar con todo eso porque nunca se había encontrado en una situación parecida. Ella estaba enojada con Ichigo, pero Orihime solo estaba ahí porque no podía hacer nada para evitarlo y aun así, Rukia estaba enojada con ella.

Ichigo había intentado acercarse a ella, había ido a buscarla para pedirle que hablaran, pero lo último que quería Rukia en ese momento era escuchar lo que podría ser un discurso bien ensayado lleno de excusas, reclamos o mentiras. No se sentía lista para eso y tener que ver a Ichigo con Orihime cuando salía a caminar por alguno de los jardines no hacía las cosas más fáciles.

Ichigo y Orihime siempre estaban hablando en susurros que terminaban en alguna risa que moría cuando la veían. Ichigo intentaba acercarse a ella y Rukia simplemente huía de ahí porque no quería estar cerca de él. A veces se reprendía a sí misma por haber visto aquellos ojos ese día en la carretera. Si ella no lo hubiese visto, nada de eso estaría pasando y ella no se estaría sintiendo de aquella manera.

— ¿Señorita Kuchiki? — Alguien la llamó y Rukia detuvo su caminar girando sobre sus talones para ver a la persona que la estaba llamando. La doncella pareció aliviada de verla.

— ¿Qué sucede?

— Señorita... es su padre. Él ha enfermado. Tiene que ir de inmediato a verlo.

Rukia no podía creer lo que la doncella estaba diciendo. Su padre no podía estar enfermo, ella lo había visto perfectamente bien en la tarde cuando comieron juntos. El miedo porque su padre se hubiese enfermado de lo mismo que ella la recorrió por completo en un segundo y empezó a pensar en tantas cosas que no se dio cuenta del momento en que salía por las puertas de la cocina y se dirigía a la Casa Kuchiki.

Su cuerpo había reaccionado por instinto y no le importó que el camino del patio de entrenamiento estuviera mal iluminado, solo quería llegar a su padre y saber que estaba bien. No dejó de avanzar tan rápido como pudo hasta que sintió que un par de manos la sujetaron con fuerza desde atrás. Una mano le cubrió la boca y la otra la sostuvo con fuerza de los brazos para evitar que ella los moviera.

— Si te resistes, te ataré como a un cochinillo. — Le dijo una voz de hombre cerca del oído.

El pánico se apoderó de Rukia por completo, eso no le podía estar pasando. Las Deidades la estaban castigando por algo.

── ✦ ──

Ichigo tenía sujeta a Rukia con fuerza evitando que se moviera pero ella se resistía tanto que, si no fuera porque era de noche, ella quizás se hubiese liberado de su agarre. Él había intentado acercarse a Rukia por las buenas pero ya estaba harto de esa situación, así que tuvo que recurrir a métodos poco ortodoxos para poder tener un momento a solas con ella; quisiera Rukia o no.

— Tu padre está bien. — Dijo Ichigo para que Rukia dejara de moverse entre sus brazos tratando de liberarse, y funcionó. — Era una mentira para hacerte salir de la zona de la reina. Tenemos que hablar.

Después de esa última frase, Rukia empezó a moverse para tratar de liberarse de nuevo. Era evidente que ella no lo quería cerca de ahí, pero él no tenía pensado soltarla hasta que lo escuchara. Después ella podía decidir si seguir odiándolo o no.

Ichigo se la llevó, aun sujeta como estaba y tapándole la boca, por el camino que había tomado una vez con el Concejal Kyoraku. Rukia era ligera y, de no ser porque ella se movía demasiado, él hubiese cruzado ese camino más rápido que en ese momento. Después de un rato, Rukia dejó de resistirse e Ichigo pudo avanzar mejor hasta salir al camino blanco y llegar al templo de las Deidades.