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Sana se sentía emocionada, por fin era el último día de juego y en sus manos tenía las bolsitas con los trozos de chocolate, por supuesto, tenía ya a sus preferidos

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Sana se sentía emocionada, por fin era el último día de juego y en sus manos tenía las bolsitas con los trozos de chocolate, por supuesto, tenía ya a sus preferidos.

Se sintió mal al ver la bolsa de Mina y Nayeon ya con los cuatro pedazos de pepero, los malditos otra vez la habían dejado con ganas de Minayeon, pero tenía que resignarse al saber que eran posibles ganadoras.

Apresuró el paso, el director le había dado permiso de salir en el receso para traer los premios y otras cosas, aunque se tardó un poco en conseguirlas, ya se encontraba de regreso, pero antes, ella tenía un asunto que tratar.

—¡Psi! ¡Psi! –Sana rodó los ojos al reconocer la voz masculina que le llamaba, ajustó el bolsón en su hombro y giró hacia la chica.

Quiso reír al ver el chico de pelo negro vestido toda de oscuro, inclusive su tapabocas, gorra y como olvidarse de las gafas también.

—¿Qué eres, una espía? No me dijiste que teníamos que venir disfrazados, Jimin.

La hizo callar con en un sonido mientras llevaba su dedo índice sobre su tapa bocas, se acercó "sigilosamente" a Sana para susurrar.

—¿Trajiste lo que te pedí? –preguntó mirando a todas direcciones, haciendo a Sana rodar los ojos.

—Si ¿Y tú? –dijo alzando una ceja, observó como el chico llevaba su mano al bolsillo del pantalón que llevaba, sacando de este un USB que tenía forma de un pollo muy interesante.

Sana lo tomó dudosa entre sus dedos y levantó la cabeza del pollo que simulaba la pequeña tapa para luego regresar la mirada a Jimin.

—Grabé cuando Mina le pidió ser su novia a la bonita bajita ayer ¿Cómo es que se llamaba? Naou... Nadeong...

—Nayeon. –dijo perdida sin poder creer lo que tenía entre sus manos. –Se llama Nayeon.

—Ah, si bueno, como sea, es mi hermana quien va por su trasero, no yo. –dijo Jimin sacándose por fin el tapabocas. —Pero, en fin, quiero lo mío ahora.

Sana distraídamente y aun sin quitar la mirada de la USB sacó de su bolsón una carpeta y se lo entregó.

—Taehyung es muy difícil de fotografiar, nunca se queda quieto, pero he tomado algunas buenas.

Jimin no dijo nada tratando de lucir profesional, pero estaba gritando internamente mientras sus ojos se paseaban en cada foto del amor de su vida.

—Muy bien. –dijo después de unos segundos mientras carraspeaba. Alzó una mano hacia Sana y cuando ella la tomó, empezó a agitarlas de arriba hacia abajo. —Ha sido todo un placer el hacer negocios contigo querida.

Con una sonrisa triunfante, Sana asintió de acuerdo a sus palabras.

—Lo mismo digo, Jimin, lo mismo digo.

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