Era una chica joven de 16 años cuando la conocí. Su nombre era Dolores, a ella no le gustaba su nombre porque se lo había puesto su madre a razón de que su padre las había abandonado a las dos cuando ella nació. Su madre no pensaba nada a lo que no se refiriera con el dolor. Hasta que se decidió por Dolores.
Ella creció hasta llegar a la adolescencia donde tuvo una amiga, llamada Elizabeth, eran hermanas para decirlo. Todo el tiempo juntas ningún momento se separaban. Nunca había visto una amistad como esta.
Era el mes en el que ya se terminaron las vacaciones y comenzaban las clases. Ellas comenzaron en colegios diferentes.
A Dolores no le iba bien en el colegio, todos se burlaban de ella por alguna razón que ni yo entendía. La molestaban, le lanzaban cosas. Todos en su grado no la querían, siempre estaba sola por esa razón.
Hasta que un día cualquiera en el colegio a Dolores le ocurre el sentimiento que a todo ser humano le ocurre, ella se enamoró. El chico era alto, de cabello color negro muy oscuro, ojos color medio oscuros que se tornaban de un color marrón al estar al sol. Dolores se enamoró completamente de él, tenía ganas de contárselo todo a su amiga. Así que al salir del cole se dirigió directamente a la casa de Elizabeth.
Al llegar le contó lo sucedido.
Dolores: ¡Hay no sabes Elizabeth! ¡Es hermoso! ¡Estoy loca por el!...
Su amiga se puso feliz, porque la veía a Dolores muy alegre, pero también se puso triste porque su amiga se enamoró de un chico que no sabía que ella existía y ella solo se estaba ilusionando. Elizabeth no quiso ser mala amiga así que le dijo:
Elizabeth: ¡Estoy feliz por ti amiga! ¡Ve y sigue! Anda y ponte guapa... ¿Vale?
Dolores: ¡Gracias Elizabeth!
Se dan un abrazo largo y Dolores se va hacia su casa a alistarse para ir al día siguiente al cole.
Durante todos los días en el colegio, ella siempre se lo quedaba mirando, solo en pequeñas ocasiones él la miraba y ella agachaba su cabeza avergonzada.
Hasta que un día mientras ella lo miraba disimuladamente él la ve de reojo y comienza a llamarla con su dedo, ella se asusta y mira para atrás fijándose si había alguien, pero no, se apunta con su dedo ella misma preguntándole, el asiente con su cabeza. Ella se sonroja y camina rápido hacia el baño. Al llegar se lava la cara y cierra los ojos, los vuelve a abrir y para su sorpresa ve por el espejo que él estaba detrás de ella, ella grita pero él le tapa la boca:
—-: por favor no grites... -Saca su mano de la boca de Dolores, ella solo se lo queda mirando.
—-: Creo que no me he presentado. Me llamo Elías–el hace una reverencia- y debo decirte chica que eres muy guapa. ¿Cómo te llamas?
Dolores: Me llam... -Él la interrumpe dándole un beso, ella abre sus ojos como platos. Él separa sus labios y la mira.
Elías: Lo lamento. Te parece si nos vemos luego? -ella asiente con su cabeza.
Él se va y ella solamente lo mira, se acaricia sus labios con sus delicados dedos. De su rostro sale una sonrisa, se pone muy feliz y va directo hacia la casa de su amiga a contarle todo. Al contarle Elizabeth no reacciona bien:
Dolores: ¿Que pasa amiga? Pensé que estarías feliz.
Elizabeth: Perdóname amiga pero no quiero parecer el policía malo pero esto es imposible. No te conoce no le conoces. Es... no se... ¿Me entiendes?
