Capitulo 12

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Había llovido durante la tarde por lo que el suelo está cubierto de barros y hojas, los chicos esperaron un rato para que los demás pasarán, observaron como los mayores se dirigían a los carruajes junto a la entrada y estos se movían sin caballo alguno.

se estremecieron bajo el frío aire de la noche, los cuatro bajaron de la plataforma para acercar e a los demás niños. Entonces apareció una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos, y escucharon un voz ronca gritando en la oscuridad, era un hombre grande y barbudo, vestido con una chaqueta gris remendada y pantalones negros, harry había oído hablar de él de sirius, era hagrid el semigigante, les contó a los chicos quien era mientras avanzaban hacia la luz.

-¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí!- grito moviendose hacia el borde del lago

-Venid, seguidme, ¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de primer año, seguidme!- dijo contando a los niños

Resbalando y a tientas, siguieron a Hagrid por lo que parecía un estrecho sendero. Estaba tan oscuro que pensaron que debía de haber árboles muy tupidos a ambos lados. Nadie hablaba mucho. Neville, lloriqueaba de vez en cuando agarrado al suater de ron

-En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts -exclamó Hagrid por encima del hombro-, justo al doblar esta curva.- dijo dándoles paso.

Se produjo un fuerte ¡ooooooh!, de todos los chicos una vez en el borde del lago.

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas que brillaban por las luces encendidas en contraten con el cielo oscuro, el castillo parecía sacado directamente de un libro de cuantos de hadas.

-¡No más de cuatro por bote! -gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Harry y Ron subieron a uno, seguidos por Neville y Hermione, acomodándose en el centro del bote mientras los chicos se acomodaban cerca del frente

-¿Todos habéis subido? -continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo-. ¡Venga! ¡ADELANTE!- grito señalando hacia adelante

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.

-¡Bajad las cabezas! -exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco. Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

-¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo? -dijo Hagrid, mientras vigilaba los botes y la gente que bajaba de ellos, mostrandonun sapo color verde bosque

-¡Trevor! -gritó Neville, muy contento, extendiendo las manos, se había olvidado del sapo en el viaje de tren y ahora que lo tenía lo guardo en el bolsillo de su tunica para que no escapara.

Luego subieron por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo. Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble.

Almas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora