Capítulo 17

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Problemas y Enredos.

Emilio.

Con ganas de matar a alguien. Me mantengo de pie cuando tengo un fuerte dolor de cabeza que no ha parado en horas. La falta de descanso con el pasar de los minutos está causando que mi mal humor comience a salir a flor de piel.

Llevando a que más de uno en el clan se lleven un fuerte regaño por lo que pasó anoche.

Todos alegres y sonrientes en pleno "Box de la muerte" con más alcohol por sus venas que la misma sangre. Sin tener en cuenta de que en un espacio, no muy lejano de la casa estaría por atacar contra nosotros una pandilla de inadaptados que se creían capaces de entablar una disputa contra la gente de la mafia.

No sé qué fue lo que pasó por la cabeza de estos al momento de soltar el primer tiro. Pero algo si quedo muy en claro la noche de ayer y es… «No te metas con la mafia, cuando entras, la única manera de salirte, es con los pies por delante»

Siendo esa la principal razón de que mis hombres se encuentren subiendo cadáveres a la furgoneta que los llevará al crematorio. Observando  a lo lejos, me doy cuenta de la gran cantidad de casquillos de balas que yacen en el suelo de la propiedad. Es por eso que no tardó mucho al momento de mandar al ama de llaves para que limpie este completo desastre.

Dónde la sangre, cuerpos y armas, lo hacen parecer como una masacre.

—Emilio—escucho la voz de Carlo, la cual me hace salir de mis pensamientos cuando me giro para observarlo—, tienes que ver esto.

Se acerca este con una iPad entre sus manos, la cual me muestra una vez más la peste que tengo como padre. Y cómo las ganas de meterle un tiro entre ceja y ceja van aumentando con cada acción que hace. Ya que verlo intentar acceder a los calabozos de la propiedad solo me hace recordar que no es un hombre de promesas.

Ese tal… "Yo ya cambié, te lo prometo" solo me hace recordar que las promesas no se tienen que repetir mil veces para que una persona te crea. Se demuestran con acciones, que tarde o temprano te harán cambiar tu punto de vista.

Pero con él, Emiliano Velardi, lo único que he conseguido son decepción tras decepción. Su falta de palabra me perturba la cabeza con la simple idea de que yo en algún momento pueda llegar a ser como él. Soy su descendiente, vengo de sus escuela. Dónde el sufrimiento y los llantos son el pan de cada día.

—Aumenta la seguridad. Lo quiero lejos de las prisioneras—comento cuando tomo un sorbo de mi copa de vino—,y si no hace caso, tienen total libertad de meterle un tiro.

—Emilio…—murmura mi primo—,no te dejes llevar por el maldito impulso.

—¡No!, Estoy harto de que quiera imponerse a mis reglas, Mateo. Ahora el que manda soy yo, su era ya pasó, soy el nuevo líder y tarde o temprano va a tener que dar su mano a torcer—termino de tomar la copa de un solo trago—ya sabes, si se vuelve acercar…

—...Le meten un tiro, lo sé—completa Carlo por mi, disgustado.

Pero a decir verdad no estoy para dispuestas entre primos, ya le di una orden, y es su deber cumplirla. Los últimos meses he sido piadoso con Emiliano, el simple hecho de que años atrás haya sido líder no lo hace intocable. Pero a mí parecer Carlo aún no está al tanto de ese pequeño detalle.

Es por eso que me apresuro en adentrarme a la propiedad. Elevando la mirada por leves segundos al mirador que da desde la sala. Dónde se encuentra Viktoria Musaffe observando con pavor el pequeño desastre que se encuentra en la entrada de la casa.

Aún a lo lejos, puedo notar como la mujer evade mi mirada. Causando que suelte una leve sonrisa de oreja a oreja. Cayendo en cuenta de que aún tengo a Carlo a mi costado, cambio la expresión cuando este me observa dudoso con el ceño fruncido.

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⏰ Última actualización: Jan 22 ⏰

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