Cinco.

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Sobre: Cinco.
Advertencias: Temática ¿Triste? No sé ni lo que hice, quería desahogarme y escribí esto.
Disfruten...<3
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-T/n Hargreeves.-

Aún trataba de asimilarlo. De asimilarte a tí.

Sabía que nunca habías sido alguien fácil de entender; tus arrebatos de ira repentinos, tu odio hacia.. básicamente todo, tus frustraciones y tus intereses me lo habían demostrado todo el tiempo.

Dormías con un cuchillo en la mano, ¿Quién diablos hace eso? Sólo alguien tan poco cuerdo como tú. Sólo tú. Ahora sé que jamás voy a encontrar una persona igual a lo que solías ser.

Quisiera que vuelvas para explicarme el por qué de tu partida, pero no estoy en posición de exigirte eso, ya que me temo que será imposible.

No puedo hacer más que estar de pie, frente a la lápida que yace a la cabeza del lugar en dónde enterraron tu frío cuerpo sin vida hace un par de horas atrás.

Quisiera culparte, quisiera estar enojada contigo, gritarte, decirte que todo este tiempo yo tenía la razón y poder restregarte al fin mi victoria en la cara, para que te enojaras conmigo y me pidieras mil y un veces que cierre mi maldita boca y dejé de fastidiarte.

No sabes cuánto me gustaría que me dedicaras algunas palabras de odio como solías hacerlo cuando te molestaba. Pero ya no puedes hacerlo, y yo no puedo culparte, porque tu muerte ni siquiera había sido tu culpa. No fué tu maldita culpa, ¿Podrás entender eso ahora que ya no podré explicártelo?

No puedo parar de pensar en ti, Maldita sea, ¿Qué me hiciste? Tus palabras pasan por mi cabeza, hasta los más mínimos recuerdos que tenía contigo, algunos ni siquiera sabía que aún rondarían por mi cabeza en este tiempo. Tus sueños, tus metas, ambiciones -que vaya eran muchas-, todo lo que ibas a hacer, todo lo que podrías haber hecho, ya no está, simplemente se esfumó.

¿De verdad debía ser así? Todo había desaparecido en un puto segundo. Aquél maldito segundo dónde tú cuerpo no soportó más y nos dejaste, ¿Por qué lo hiciste?¿Querías hacerlo?¿En parte es lo que siempre habías querido? Por favor, jamás quiero saberlo. Hoy, prefiero el dolor de la duda, antes que de que tus respuestas -hoy inexistentes- se claven en mí y atraviesen mi pecho hasta llegar a mi espalda, no podría soportar tu maldita arrogancia ahora.

Desearía que estuvieras aquí, aunque me mataría si te enteraras de que dije eso, pero en serio lo quiero ahora. Desearía que hubieras luchado más por tu vida, que aquellos últimos alientos que diste viendo a un punto inespecífico no hubiesen sido los últimos antes de que tu vida terminara.

Dime a dónde, Cinco Hargreeves ¿A dónde se había ido el brillo de tus ojos verdes?¿A dónde se había ido el suave tono rosado de tus labios?¿A dónde, maldita sea?

Los segundos pasaban con pesadez, los sentía como horas y seguía inmóvil, ¿Que rayos se supone que se debe hacer cuando algo así pasa?¿Continuar con la que se supone que es mi vida? Ya ni siquiera sabía si era completamente mía.

Me siento como en una obra de teatro, todos saben sus guiones y lo que va a pasar, mientras que yo no tuve oportunidad de leer el libreto. El telón se abre, las personas aplauden, todos saben lo que tienen que hacer, incluída yo, que me muevo con total seguridad y no entiendo lo que sucede. De pronto me siento fuera de mi, las palabras salen de mi boca y ni siquiera entiendo lo que digo, pero logro notar que todos los demás si, porque se ríen y yo ni siquiera le encuentro lo gracioso pero también lo hago. Me río. Me río tan fuerte, tan fuerte, que mi pecho duele y estómago se contrae.

La risa no para, aunque la de todos los demás si, y mi rostro varía y se deforma sin saber cómo reaccionar. Me sigo riendo y las lágrimas salen de mis ojos que sin notarlo se encontraban cristalizados hace tiempo, comienzo a llorar y de mi boca sólo sigue brotando la risa, sin que sea divertido para mí. Sufro, me siento ansiosa, apreto mis dientes deseando que esto termine y lloro eufóricamente, la risa había parado pero la sonrisa de dientes presionados seguía en mi rostro, mientras mi cuerpo temblaba tratando de alejarla de mi. Él telón se cierra, las luces se apagan, las personas vuelven a aplaudir, ¿Era eso lo que querían ver?

Caigo de rodillas en el césped de aquél desolado cementerio, apoyando mis manos en el mismo, para tratar de mantener el poco equilibrio que me quedaba. Casi siento tu cuerpo rodeandome, o eso quería sentir. Aquél que solía ser cálido, que tenía las emociones más vivas que había visto en todo lo que llevaba de vida, aquél que me diría alguna estupidez para que cambiara mi humor, pero no. Sólo existía un cuerpo ahora, que estaba frío y bajo tierra.

Sigo sin poder asimiliarlo, ¿Qué había pasado? Hace unos días creía que te tendría para siempre y todo cambió de panorama tan rápido que... Simplemente ya no estás. Y ya no volverás a estar. Y ya no te tendré.

¿Por qué hiciste que te quisiera tanto?

Tantas cosas van a ser distintas que me cuesta creerlo, no entendía como podría haber un mundo sin ti, ¿Acaso querían olivdarte? Yo no quiero hacerlo, ¿Qué pasa si un día ya no te recuerdo? Quiero hacerlo, quiero recordar el color de tu cabello, el tono de tu piel, la forma de tus ojos, tu estatura, la forma en la que comparaba tus manos con las mías, tus gestos, tu voz, a tí. Quiero recordarte a ti. A todo tu ser, con cada detalle.

Tan sólo en un segundo, en un escaso momento te fuiste de la vida de todos. De nuestra vida. De la mía. Y ahora tan sólo me queda seguir pensándote sin poder verte, hablándote sin que me escuches, queriendo verte, tocarte para abrazarte de nuevo, escucharte pero sin poder hacerlo.

No quiero olvidarte, y no quiero que tú me olvides. Prometo siempre quererte, de la misma forma que solía hacerlo, tanto que mi corazón se me salga del pecho y mi latir pueda servir para ambos. Metafóricamente hablando.

—Ocho, papá dice que tenemos que irnos, va a comenzar a llover.— Habló número cuatro, tocando el hombro de su hermana.

—¡Que me deje sola, joder!— Grité, y me levanté del suelo.— Que se vaya él si eso es lo que quiere.

—Ocho, ¿Hoy tomaste el calmante que papá te dió?

Hubo un silencio y negué con la cabeza.— No.

—Toma.— Dijo, sacando una píldora del bolsillo de su abrigo.— Ponlo bajo tu lengua y vámonos.

Tomé la píldora entre mis manos.

—¿Les parece divertido seguir silenciando mis emociones, minimizándolas y convirtiéndolas en basura?— Pregunté.

—No es divertido, pero mientras te ayude con todo esto, vas a ponerla bajo tu lengua y nos iremos.— Dijo.

Asentí, y puse la píldora debajo de mi lengua, di un último vistazo a aquél pedazo de roca pulida y con tu nombre tallado en ella, luego me di la vuelta, para ambos irnos hacia donde papá nos estaba esperando, junto a nuestros demás hermanos.

One Shots- Aidan y sus personajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora