Capítulo 11

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Yoon Seungho

He llegado desde las 6 de la mañana.

Mi mamá estaba confundida cuando le dije que vendría en tren y que no era necesario que me trajera. Ella podía quedarse durmiendo.

Estoy muy inquieto, Nakyum respondió a todos mis mensajes usando respuestas cortas y poniendo emojis.

No tomó mis llamadas y cuando el llamó lo noté mal.

Se que no me lo dirá, pero estoy 95% seguro de que estaba llorando.

Dejo mi cama y decido abrir la puerta para volver a mirar si ya viene.

Decidí correr porque quiero verlo antes de ir a clase. Quiero saber que todo está bien, espero que su familia no haya hecho algo que lo pusiera mal.

A las 7:30 le veo llegando y corro para ayudarlo con su maleta.

—Llegaste temprano— menciona y lo veo sonriendo. No le creo para nada.

Tan pronto entramos a la habitación, lo atrapo con mis brazos y lo aprieto fuerte.

—¿Está realmente todo bien?

—Más o menos.

—¿Porqué? ¿Qué pasó? — lo miro con impaciencia. Quiero que me cuente, quiero ayudarlo.

—Mis papás descubrieron lo del club de arte, no están muy de acuerdo, creen que me desconcentrara de las clases y los entrenamientos— menos mal.

Me siento aliviado de escuchar eso. No pasará nada, puede mantenerlo en secreto, no es como si ellos estén aquí todo el tiempo para impedirle hacer lo que más le gusta.

—Tú puedes con todo. Ya deberían saber que no será un problema para ti.

—Es bueno tener a alguien que confía en mi— se encoge de hombros y frunce los labios, pensativo.

No se me ocurre una palabra adecuada y dulce para animarlo así que sostengo su rostro y le doy un beso, un beso que rápidamente se sale de control cuando lo tomo en mis brazos y lo llevo hasta la cama.

Se que es tonto, pero me siento mejor cuando lo puedo besar mientras estamos recostados, me gusta sentir la manera en que abre sus piernas y me permite crear fricción entre nuestros cuerpos. Me gusta abrazarlo y poder besar su cuello cuando recupera el aliento.

Entrelazamos nuestras manos y no paramos de besarnos hasta que nos damos cuenta que algo podría ir más allá si no somos racionales.

Me levanto acomodando mi camisa que se arrugó un poco y le doy la mano para que deje la cama.

Sonreímos y salimos tomados de la mano.

Tenemos clases separadas, los lunes son complejos.

Si tenemos suerte podremos vernos después de entrenar.

*

—¿Y bien? ¿A qué se debe el interrogatorio? — Min y Jihwa me han atrapado a mitad del corredor. No estoy de ánimo para responder preguntas.

Ellos están tan ansiosos que no hay manera de correrlos con una patada, así que usé el entrenamiento como pretexto. Espero y de resultado para que pronto me dejen tranquilo.

—¿Podemos saber con quién sales? — pregunta Jihwa—. Yo tengo una teoría, Min tiene otra, ambos estamos curiosos.

—¿Y si mejor se ocupan de sus vidas? Quizás si dedicaran un poco de la energía que usan para estar detrás de mi indagando cosas, en buscar una pareja, ya hubieran tenido éxito— me divierte como lucen ofendidos. Es que alguien tiene que marcarles el alto en algún momento.

¿Destinados? (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora