Capítulo 49: Digno/a hijo/a (1)

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El joven había cambiado a lo largo de estos años. Era más alto ahora, se había vuelto fuerte y sin dudar era apuesto. Las personas a su alrededor siempre le daban una reverencia al verlo, eso le hacía erguirse aún más y sentirse muy orgulloso. Había un brillo en sus oscuros ojos cada vez que eso sucedía.

En ese momento, el joven se encontraba en camino a la habitación de su madre. Sus clases finalmente habían terminado por lo que no habría ningún problema con él visitándola a sus aposentos.

Se suponía que su media hermana llegaría ese día, pero debido a sus clases aún no la había visto.

Hace cinco años que no sabía nada de Brithania, aún así no estaba seguro de cómo sentirse con el regreso de su media hermana. Esa pequeña hacía llorar a su madre con su mera presencia y eso era algo que él detestaba con todo su ser.

Sovieshu se preguntaba si su madre estaría bien. Después de todo, debía de ser difícil volver a ver a esa pequeña.

Aunque lo poco que podía recordar de ella, era una pequeña que le llamaba "hermano". Esa pequeña se había ido bastante lejos y había asegurado que no regresaría a menos que su padre así lo hubiese ordenado.

Se preguntaba qué tanto habría cambiado esa pequeña ahora que habían pasado cinco años. ¿Estaría un poco más alta? ¿Aún tenía piernas regordetas? ¿Habría aumentado de peso en ese tiempo?

Conforme caminaba a los aposentos de su madre, algunas preguntas se formaban en su mente.

-    ¿Madre?

Sovieshu soltó la pregunta al momento en que se escuchó un sollozo proveniente de la habitación. Sovieshu no dudó y decidió entrar a la habitación donde se encontraba su madre se encontraba llorando mientras se recargaba en una pequeña mesa.

-    ¡Madre!

Sovieshu entró mientras los demás se miraban entre sí. Como sirvientes no sabían cómo proceder cuando la Emperatriz lloraba... y hace años que no la habían visto llorar.

-    Déjenme sola con mi hijo—habló la Emperatriz

Los sirvientes y las damas de la Emperatriz hicieron una reverencia antes de retirarse y dejarlos a solas.

-    Madre, ¿Por qué lloras?—preguntó Sovieshu en cuanto los sirvientes se fueron

-    Esa... esa bastarda—sollozó la Emperatriz—ella... ha pedido a tu padre quedarse en la Casa de Cristal.

¿Bastarda? ¿Quién...?

Brithania... Brithania finalmente volvió, el pensamiento llegó a Sovieshu.

-    ¿La Casa de Cristal? ¿No es eso bueno, madre?—preguntó Sovieshu sin comprender—ella no estará en el palacio, ella estará...

-    ¡No puede quedarse ahí!—soltó la Emperatriz haciendo sobresaltar a Sovieshu—Sovieshu...

La voz de la Emperatriz bajó de tono al ver la mirada sorprendida de Sovieshu. Los ojos de Cordelia se volvieron a llenar de lágrimas.

-    No la quiero cerca, Sovieshu—soltó la Emperatriz—no lo puedo tolerar... ella es... igual a esa mujer.

-    Madre—la voz dolida de Sovieshu le llegó—yo... veré que puedo hacer, madre.

-    No—soltó Cordelia—no puedes. No quiero que tengas problemas en el futuro por culpa de esa bastarda, hijo... no debes involucrarte con ella. Jamás. Ella es igual... a esa mujer.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora