📖CIENTO CINCO📖

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Ahora lo recordaba.

-... ¿Qué no es importante la historia? ¿Qué acaso no fue la historia la que arruinó a nuestros padres y los volvió en los mentirosos que son ahora?

Recordaba esos sermones de Levi, esos cambios de tema de Ami, esos engaños de ambos, las medias historias y los secretos. Mis padres eran unos expertos mentirosos y yo lo odiaba. Odiaba que me tratarán como un niño ignorante. Odiaba verlos sufrir por un pasado que no podía tocarlos. Odiaba la vida que llevábamos. Y si era del todo honesto, también estaba llegando a odiarlos a ellos, tenía buenos motivos para ello.

- Pero, Kai... - empezó a decir Kikyō.

-¡HOLA A TODOS! - grito alguien desde la puerta del salón.

Había olvidado donde estábamos y que debíamos estar haciendo.

-¡¿Ymir?! - pregunto Carla sorprendida por la recién llegada.

-¿Pues quien más? - pregunto la princesa con una sonrisa de oreja a oreja.

Detrás de ella apareció Niggel, el cual también miró sorprendido a Ymir, pero se limitó a saludarla sin decir más.

- Les traigo noticias, me he escapado del palacio solo por esto... - se apresuró a anunciar Ymir con una emoción desbordante.

-¿Cómo qué te escapaste? - quiso saber Carla.

Kikyō aún estaba clavando acusatoriamente su mirada en mi, por lo que decidí ignorarla olimpicamente y centrarme en nuestra amiga recién llegada.

-Bueno eso es parte del anuncio - Explicó Ymir -, verán... Esta semana empiezan a trasladar todo a la Ciudad Subterránea, así que ya sabrán cuanta gente va y viene por todo el palacio. Sin mencionar que están perdiendo la cabeza por todos los robos que han habido.

-Creí que ya habían parado, ya no lo mencionan en el periódico. - comento Niggel.

-Pues no, dejaron de mencionarlo por orden de mi madre para no alarmar a nadie, pero eso también la motivo a apresurar sus planes - continuó Ymir, cada vez hablaba más rápido -; entonces como el palacio se volvió loco, pude escabullirme en el gentío luego de que mi madre me diera esto...

De su bolsillo de su suéter (aquel de  color gris que la hacía parecer una ciudadana cualquiera), sacó una hoja perfectamente doblada con mucho texto en ella.

-Es la lista de horarios en que los transportes se movilizarán y también información sobre lo que llevarán a la Ciudad Subterránea... - añadió Ymir mostrándonos a todos la larga lista de datos. - Se supone debo estar haciendo el inventario para que las cosas vayan en el camión correcto, asi que les puedo asegurar que todo lo que quieren saber estará en este camión... - azotó la hoja contra la mesa y señaló el último dato de la lista.

“Hora de salida: viernes, 9 am.
Contenido: Archivos confidenciales de la Legión de Reconocimiento, armas caducas, antiguos equipos militares, el acervo personal del antiguo Rey, la historia Titanica...”

-Si llegan antes de la hora de salida puedo retrasar la subida de la carga un rato, el suficiente para que ustedes puedan ver todo lo que quieran. - concluyó Ymir.

-¿Te había dicho que siempre llegas en el momento indicado? - comenté con una sonrisa burlona. - Justo es lo que necesitaba...

-Kai, no, es una tontería peligrosa, solo vas a empeorar todo. - me sermoneo Kikyō.

-Esperen, ¿de qué me perdí? - dijeron Ymir y Niggel al unísono.

Carla les contó brevemente la historia mientras yo recibía miradas de odio de la pequeña Arlert.

-Bueno, siendo ese el caso, no creo que Kai pueda arruinarlo más - comentó Ymir. -; aunque, Kikyō también tiene un punto, es peligroso que se fugen de la escuela.

-Lo dice la que se fugó del palacio. - le recordé.

-¡Oye! Nadie en la ciudad se atrevería a hacerme nada, además apuesto a que mis unicornios ya vienen por mi, no se les escapa nada. - se defendió la mayor de nosotros.

-Como sea, igual tampoco tenemos posibilidades de escapar, una vez que entramos no hay modo de salir. - señaló Carla.

-¿De verdad se están tomando esto enserio? - pregunto Niggel asustado.

-Ven, hasta Niggel piensa que es una locura. - insistió Kikyō.

-Bueno, no es que sea una locura, pero creí que todo lo que hacíamos era meramente una travesura, algo de curiosidad con mucho juego. - se explico Niggel. - Pero esto, ya es demasiado.

-Ninguno está obligado a seguirme el “juego” - me adelante a decir. - Creen que es imposible o arriesgado, pero solo necesitamos un buen plan. ¿No es así, Ymir?

-Pues en realidad si, estamos hablando de que estarán en el lugar más seguro de todo el país. Lo único peligroso en el palacio es mi madre cuando se enoja. - confirmo Ymir.

-Pero eso sigue sin resolver como salir de aquí... - nos recordó Carla.

-Tenemos 3 días para pensarlo - reflexione -: apenas es martes y el último transporte a la ciudad subterránea sale a las 9 del viernes, tenemos tiempo más que suficiente para planear todo.

-Entonces, díganme de una vez quienes irán para contemplar cuanto tiempo les daré... - pidió Ymir.

Kikyō y Niggel intercambiaron miradas preocupadas, pero fue este último el que accedió sin pensarlo demasiado.

-Vamos Kikyō... - animo Carla a la rubia. - Será divertido, además si queremos que todo salga bien, te necesitaremos con nosotros.

-Pues seremos los 4 - resumí antes de escuchar la respuesta de Arlert. - Kikyō no nos dejará morir solos.

-Perfecto, hagan los planes necesarios, les daré 30 minutos, quizá un hora de ser posible - hizo una pausa y se puso más sería -, pero la única condición esque, una vez que comiencen a subir todo al camión, no deben interferir o tratar de conseguir algo de ahí dentro, de lo contrario...

-¡Su Alteza! Aquí esta...

Y los unicornios hicieron acto de presencia. No la dejaron ni terminar ni despedirse antes de arrastrarla fuera de la escuela de regreso al palacio.

Y luego, la campana también nos impidió a nosotros mismos seguir dialogando sobre el tema.

- Estamos muertos. - se quejo Kikyō antes de irse.

-No si nos apoyas. - le recordé con una sonrisa suplicante.

Me lanzó una mirada furibunda y se fue a su salón. Solté una risilla y me deje caer en mi silla.

No era una persona vengativa, pero no podía negar que se sentía bien tener un plan B ahora que todo se había arruinado tan pronto. Ahora sólo quedaba hacer un plan perfecto, solo así podría terminar lo que empecé, ya después vería como remediar todo.

Nuestro profesor llegó a los pocos minutos y dio inicio a la clase, una clase que ni siquiera considere en prestarle atención; igual, ya vería el modo de ponerme al corriente con la escuela, total aún tenía tiempo para ello, pero iba contra reloj para descubrir la verdad de todo, sobre todo de mis padres.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora