Capítulo 12

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Baek Nakyum

Exageré. De verdad lo hice.

Es obvio que Seungho piense en cosas relacionadas con lo que establece la sociedad. Ha crecido como alfa dominante y su madre es una omega muy hermosa.

Nadie tiene la culpa de que yo sea un error del destino, así como nadie tendría porque mostrarme su compasión.

Desde el principio supe que algo como esto pasaría, debí ser cuidadoso, mantener la distancia y no hacerme ilusiones por mi romance con él. Un romance que claramente no va hacia ningún lado.

Ya puedo ver el futuro, ese momento en el que tengamos sexo por primera vez y él se de cuenta que yo no puedo llegar al punto húmedo al que llega un omega, o qué hay cuando él espere conocer el olor de mis feromonas, o en todo caso que las cosas fueran más allá ¿Qué pasaría cuando él quiera tener un hijo?

A esta sociedad sólo se le retribuye mediante la procreación.

Los índices de natalidad han disminuido tanto en los últimos tiempos que los omegas han triplicado su valor ante los ojos de todos.

Después de este breve análisis de los hechos, no hay mucho que agregar. Lo mío con Seungho no tiene ningún futuro y va siendo hora de que admita que yo nunca tendré la oportunidad de estar con alguien como él. Ni con los alfas con los que mis padres han arreglado citas. Una relación entre un alfa y una beta es casi tan imposible como llegar al espacio en avión.

—Quería disculparme por la conversación de la otra noche— Seungho sostiene mi mano bajo la mesa en la que nos encontramos escuchando la clase.

No sé cómo sentirme al respecto, soy yo quien tiene problemas con la especulación sobre los destinados. No él, yo debería ser quien se disculpe por cerrarle la puerta en la cara, yo debería disculparme por dejarlo hablando solo en la mañana para salir corriendo. Literalmente lo hice.

—No es necesario. Estamos bien— le digo para tranquilizarlo y funciona.

Nos sonreímos el uno al otro.

*

—Te he estado buscando— llego corriendo a la cafetería en la facultad de psicología. Es más pequeña y más agradable, su decoración en las paredes siempre me transmite una especie de energía positiva.

Heena está en su laptop y no parece especialmente interesada en echarme un vistazo, creo que mi presencia le resulta un poco inoportuna.

—He tenido mil cosas que hacer. Lo lamento.

—No me haz dicho qué piensas sobre las ideas para la promoción del club. También te envié la lista de materiales que considero deberíamos poner en el formulario. Me dejaste en visto.

—Lo siento, olvidé desactivar la notificación de vistos en WhatsApp— ella sigue sin mirarme y lo que acaba de decir se siente raro. Escribe sin parar, eso es muy incómodo. Hemos sido amigos por casi 3 años ¿Por qué ahora parece indiferente a tener una conversación conmigo?

—¿Cómo? — se me ocurre preguntar esto porque espero que me diga que se ha expresado mal o algo por el estilo.

—No sé si quiero continuar con lo del club de arte.

—¿Qué? — hay una punzada en mi cabeza y espero no estar manifestando un tipo de tic en el ojo.

—Tener que estar haciendo tiempo, organizar cosas y todo eso. No me resulta muy atractivo.

—Pero Heena. Lo hemos pensado durante tanto tiempo.

—Te diré algo— cierra su laptop y me dedica una mirada que no le había notado nunca antes—. En la facultad de psicología también hay un montón de cosas por hacer, no son los estudiantes de leyes los únicos que se llenan de trabajo.

¿Destinados? (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora