Me desperté con la alarma de mi movil sonando.
7:00 a.m
Tuve que madrugar puesto que la ubicación no estaba precisame cerca, aun que cogería el auto de mi madre se tardaban como 30 o 40min en llegar.
Me puse unos pantalones de campana vaqueros junto con una camiseta corta de manga larga y una chaqueta vaquera al igual que los pantalones.
Y por supuesto mis Converse altas.Ya eran las ocho y treinta y tres cuando me fijé en que estaba por llegar.
Las calles no eran lujosas ni extravagantes, todo lo contrario eran simples pero bonitas y los niños jugando por las calles le daban el toque de hogar.
Llegué a la dirección era una casa, ni muy grande ni muy pequeña. Era de color blanca con toques azules.Tenía lo que me pareció ser una amaca preciosa en el porche y unas plantas muy bien cuidadas.
Al tercer toque de la puerta me abrieron.
Era un chico más o menos de mi edad pelinegro de ojos claros y, hay que admitirlo, estaba MUY bueno.
- ¿Quien eres? - pregunto seco. Genial que amable, lo guapo no le quitaba lo estupido.
Puse una mueca de cansancio y pregunté - Ejem, ¿Esta Conrad Michaelson? -
El chico se tensó visiblemente y me dedico una mirada totalmente helada dejándome ver sus preciosos ojos claros y sus pestañas extremadamente largas.
- No, no está, ahora dime quién eres y qué haces en mi porche arruinandome la mañana - Waow¿Quien se creía este?
Puse cara de asco, rodé los ojos y le respondí - Soy Lea Thompson ¿Y tu?, Creí que esta era la casa de Conrad Michaelson -
- Pues yo soy Ethan Michaelson, niña ¿Para que necesitas a mi padre? - ¿¡Era el!?
- Necesito preguntarle algo sobre mi padre - contesté dudosa.
- Pues que pena, esta muerto, para hablar con él tendras que hacer una ouija, y de paso pregúntale quién fue el hijo de puta que lo asesinó -hablé antes de que me cerrará la puerta en las narices.
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A Tu Lado [En Edición] ©
Novela JuvenilLea Thompson siempre había sido feliz y siempre había tenido una vida perfecta, a pesar de que en lo más profundo de sí misma sabía que su familia guardaba un secreto pero no le daba importancia hasta que recibió esa llamada, la llamada. Descubriría...