Unas horas después ya estábamos buscando un lugar donde dormir, aún faltaba mucho para que acabará el día pero ese bosque nos había demostrado que el peligro podia estar en donde menos lo esperas, no sabíamos que tan peligroso podría ser durante la noche, mientras avanzábamos nos topamos con una manzana de mi tamaño ( literalmente), tenía un tono rojo intenso con algunas manchas moradas. Dylan y yo nos quedamos admirando semejante fruta con asombro.
- Que manzana tan grande - dijimos como si hubiéramos leído la mente del otro, entonces se me hizo agua la boca, ya había pasado un rato desde que habíamos desayunado, y me moría de hambre otra vez. Trague con dificultad intentando engañar a mi estómago para que se callara al menos un tiempo limitado.
-¿Tienes hambre otra vez?- me preguntó Dylan en un tono burlón.
- Mira que tú también comes mucho - le respondí en forma de defensa, luego de eso me acerque a la manzana para darle una mordida.
No note nada raro era exactamente el mismo sabor que el de una manzana cualquiera, mastique tranquila sintiendo un líquido frío el cuál tenía un sabor nulo era como agua, agua proveniente se la cáscara de esa fruta, no pensé que fuera algo malo.
- Sabe a una manzana normal ...- comencé a decir pero algo me detuvo era como si de la nada mi cuerpo fuera una roca demasiado pesada para mis piernas, luego mi vista se torno en plena oscuridad, la sensación se podría comparar con una nube cubriendo al Sol, los sonidos a mi alrededor de pronto me eran lejanos, cai inconciente al suelo.
-¿¡Alayah!?- grito Dylan antes de que me desmayara....
Desperté aproximadamente diez minutos después, no había pasado mucho tiempo, los primeros rayos de sol que tocaron mis ojos al abrirse los lastimaron un poco, por lo que tuve que entrecerrar los ojos un poco hasta que me volví a acostumbrar a la luz, lo primero que vi fue el rostro de Dylan a unos veinte centímetros de mi cara, tenía una expresión de preocupación y desesperación combinadas, me sentía de cierta forma somnolienta, ni siquiera pude mover los labios para llamarlo.
-¡ Alayah!- exclamó al ver que abrí los ojos, me ayudó a sentarme y luego empezó a interrogarme -¿Te duele algo? ¿Estás bien?- dijo angustiado.
Por mi parte yo estaba terminando de despertar haciendo caso omiso a las preguntas de Dylan, sentía mi cuerpo más liviano que de costumbre.
-¡Me asustaste!¿Cómo se te ocurre semejante tontería?- me regaño, yo seguía ignorando a mi compañero, todo a mi alrededor era más colorido que de costumbre, todo a mi alrededor era brillante y colorido, era muy bonito, mire mis manos investigando que le sucedía, parecía que mis dedos soltaban polvos de hadas o algo así, era mágico, tenía las puntas de los dedos adormecidas así que sentía un leve hormigueo en ellas, la sensación me causo una grata satisfacción la cual hizo que me echará a reír con ganas.
Dylan confundido por mi comportamiento me miró unos instantes mientras esperaba a que yo terminará con mi ataque de risa.
-¿Te sientes bien....?-
-¿Yo? ¡Muy bien!- dije sonriente entre risas. - Estoy bien mira - dije poniéndome de pie para luego dejarme caer mientras decía "Wiiiii" como una idiota.
Dylan me atrapó antes de que me fuera a lastimar lanzándome una mirada asesina que decía "¡deja de ser tan imprudente!" .
- Ja, ja ,ja ja ja - me reí de nuevo, aunque en realidad no sabía que era lo divertido, quizá el brillante entorno el cual se movía constantemente haciendo un efecto psicodélico, o quizá eran los vibrantes colores que mi cerebro obviamente se inventaba.
- Definitivamente no era "una manzana normal", además te dio fiebre tonta - me dijo el chico a modo de reproche.
Me reincorpore y puse mi mano en el hombro de Dylan.
- Dylan......- lo llame con un pequeño puchero intentando verme "tierna" si se puede decir así, luego de captar la atención de mi compañero de esa forma una sonrisa juguetona se dibujo en mis labios, para luego empezar a correr -¡Atrapas!- exclamé durante los primeros cinco pasos de mi huida.
-¿¡Qué!?.... ¡Alayah ven acá!- me grito y comenzó a perseguirme, intentando atrapar a una energética Alayah que ni yo misma conocía, después que me escapara y lo esquivará en más de una ocasión se lanzó sobre mi cayendo al piso para evitar que seguirá corriendo como loca, me tomo por la muñeca obligándome a levantarme para caminar en su dirección, forcejeamos un rato, yo quería seguir jugando para acabarme la energía extra, mientras que Dylan quería evitar que su amiga con actitud de drogada hiciera otra tontería.
Un rato después toda mi energía se transformó en malestar, me dolía la cabeza, tenía náuseas, mis pies pesaban una tonelada cada uno, y la verdad no supe si era por la perdida de sangre o por lo que sea que tuviera esa manzana.
- Dylan me siento mal - le dije con un tono de voz apagado, se volteó a mirarme extendiendo su mano hacia mi frente.
- Te subió la fiebre, ¿Te duele algo? ¿Estás mareada? - indago
- Pues..... Me duele la cabeza, tengo ganas de vomitar y aún me duele un poco el brazo - le contesté como si él fuera un doctor.
- Okay..... Será mejor que duermas un rato, yo te cargo - se ofreció amable y servicial como era su costumbre.
- No.... Tú ya estás cargando la mochila sería mucho peso - le negué aunque sabía que yo ya no pesaba más de treinta kilos.
- ¡Ay!- dije al sentir que me levantaba del suelo ya que mi terco amigo me cargó estilo princesa.
-¡Dylan te dije que-!- quise reclamar.
- Duérmete - me ordeno en un tono firme de voz que el solía usar cuando no pretendía cambiar de opinión ni tampoco discutirlo. Suspiré rendida al ver que no tenía más opción que obedecerle; me quedé dormida después de un rato así que no recuerdo que pasó durante ese lapso de tiempo, cuando desperté vi que estábamos al lado de un arroyo superficial, mi frente tenía enzima mi chamarra estilo torera completamente mojada, Dylan estaba sentado a la orilla lo suficientemente cerca de mí para cuidarme, jugaba con el agua metiendo y sacando las manos de ella como si investigara lo que pasaba cuando lo hacía, tardó unos segundos en notar que me había despertado, sacudió sus manos para secarlas y luego me dio toda su atención.
-¿Cómo te sientes?- me preguntó mientras tocaba mi frente para comprobar si mi fiebre había bajado.
-¡Me siento mejor Dyana!- dije cambiando su nombre, a Dylan nunca le gustó que cambiará su nombre así que frunció el ceño.
- Aún actúas como una drogada - dijo haciendo que me riera.
-¿Qué hacen aquí niños?- nos preguntó alguien, ambos nos alertamos, sobre todo Dylan.
-¿Quién anda ahí?- respondió él ayudándome a levantar temiendo que estuviéramos en peligro.
De entre la hierba apareció un joven de entre veintiún a veinticinco años, tenía una especie de atractivo algo "salvaje", me pareció realmente lindo y con la droga o veneno de la manzana corriendo por mis venas no pude ocultarlo.
-¡Vaya que chico tan guapo!- dije con una sonrisa estúpida, Dylan por su parte me miró con cansancio y molestia, no le pareció mi comentario, ni tampoco le gustaba mi actitud en ese momento.
-¿Ella está bien?- preguntó el joven después de mi comentario.
- No. Definitivamente no.- dijo Dylan mirándome algo enojado.
-¡Estoy de maravilla!- dije yo mientras tomaba la mano de Dylan y lo hacía dar vueltas. - ¡Oye lindo!¿De dónde vienes?- de nuevo a mi amigo le molestó como me dirigí al desconocido.
El otro me ignoro y decidió dirigir todas y cada una de sus palabras a Dylan.
- Dime algo niño. ¿Esa niña tiene fiebre?- preguntó.
- Sí - respondió mi amigo extrañado.
-¿Náuseas?-
- Sí -
-¿Dolor de cabeza?-
- Sí -
-¿Comió algo en las últimas horas?-
- Mordió una manzana gigante hace como una hora -
- Eso explica su comportamiento, se que sonará raro pero síganme - ordeno el joven.
Estaba a punto de obedecer la orden cuando Dylan me jalo para evitar que avanzará.
-¿Crees que deberíamos confiar en él?- me cuestiono en susurró.
-¡Yo creo que sí - asentí entusiasta.
- Tranquilos no quiero hacer nada malo, solo quiero ayudarte con tu amiguita - dijo el joven para que no pensáramos mal de él.
Dylan lo analizó por un momento, tenía una expresión seria que reflejaba algo de duda, cerro los ojos para suspirar de manera pesada como diciendo " Creo que no me queda de otra", me tomo la mano para evitar que se me volviera a ocurrir jugar a las atrapadas, luego de un rato Dylan me pidió que volviera a dormir, accedí ya que la verdad me seguía sintiendo horrible, me volvió a cargar, cerré los ojos y quedé semi-dormida. Media hora después de que comenzarán a avanzar el joven con el que nos topamos decidió hablar.
-¿Cómo se llaman?- preguntó a Dylan.
- Me llamo Dylan - contesto sin mucho afán de charlar, lo he de decir, el ambiente era algo tenso e incómodo.
- Mucho gusto Dylan ,.....¿Y el nombre de ella es....?- continuo el joven intentando ser amable.
- Alayah - contesto Dylan rápidamente.
-"Alayah" .....- repitió el joven - Es un lindo nombre¿no crees?- dijo el joven intentando entablar una conversación.
- Ajá - coincidió Dylan sin presentar mucha atención a lo que le decían.
- Sabes..... Dylan, te agradecería si dejaras de mirarme con tanto recelo.- le comento el joven.
-¿Cuál recelo?- cuestionó mi amigo.
- Bueno desde que Alayah me llamo "guapo" he notado que me miras como si estuvieras molesto.- menciono el joven. - ¿ Es que acaso....?¿Te gusta?- cuestionó el joven con picardía.-¿¡Pero que ca....!? ¡No! - grito el interrogado, yo no estaba mirando pero note que el pobre se había sonrojado.
- Oh....¿Entonces?.... ¿Es tu hermana o algún familiar?- cuestionó el joven con interés.
- No. Ella es mi amiga nada más - contesto Dylan entre dientes.
Luego se eso se me revolvió el estómago y supe perfectamente que seguía.
- Dylan - lo llame antes de que ocurriera un desastre.
- ¿Mmm?¿Qué pasó?- me preguntó y se paró en seco para esperar mi respuesta.
- Quiero vomitar - avisé. Dylan se apresuró a bajarme, en cuanto sentí la tierra bajo mis tenis corrí a un montón de pasto que estaba cerca y comencé a vomitar, Dylan sostuvo mi cabello para que no se me ensuciará, en ningún momento dio indicios de asco o algo parecido, más bien se veía preocupado por mi estado de salud.
Me fue muy difícil parar de vomitar, cada vez que creía haber terminado me volvía a asquear y nuevamente comenzaba.
Cuando logré detenerme el muchacho me ofreció un poco de agua que llevaba con él, continuamos avanzando aunque más bien parecía que ellos dos me seguían a mí, ya que seguía actuando de manera impredecible, lograron controlarme y ambos me obligaron a caminar en la misma dirección que ellos, seguimos así un rato hasta que llegamos a un árbol con un agujero en la base.
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Desde abajo
AventuraEn esta historia nuestra protagonista de ojos color carmín, se extraviá en un mundo totalmente distinto al que ella conoce, donde todas las pesadillas de cualquier ser vivo se hacen realidad. Sigue a esta pequeña aventurera y descubre junto con ella...