No sabia si publicar esto o no, porque en secuencia, ya lo he escrito antes. Si bien, el contexto y desarrollo es diferente, lo sentía parecido, y lo ultimo que quiero hacer es repetirme tanto.
Por cierto, esto es un remake de un shot de hace unos años antes de que decidiera hacer esta cosa que por momentos quiero abandonar.
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— Señor Aldebarán... — En su corazón un sentimiento de calidez, o más gratitud se formo cuando su maestro terminó de sanar sus heridas, parándose de la cama, aunque algo aturdido por estar inconsciente tanto tiempo.
— Por favor... ¡No haga algo tan idiota otra vez! — Ahora esa calidez paso a ser un dolor, similar a un pinchazo sin importarle alzar la voz.
El toro sonrió enternecido. Acercándose al joven hombre.
— Gracias por preocuparte por mi. — Solo eso dijo, y considera era lo que más correcto. Ya que le era curioso pero no malo notar esa actitud de Teneo por primera vez.
Extendiendo su brazo derecho para abrazarlo, de rodillas junto a el. Apoyando su cabeza en el hombro de Teneo.
De un momento a otro su mente quedó inconsciente ante el ataque de ese espectro.
De un momento a otro, noto s su maestro herido, en el suelo e inconsciente. Pero aún respirando, de manera débil, incluso forzada, pero respirando.
Una simple herida en el pecho no pudo ser suficiente ¿Verdad? No obstante, las quemaduras que ya tenía eran algo peligroso aún.
Se puso en peligro por defenderlos a ellos. Algo que si bien noble, a su vez imprudente, rozando lo estúpido.
Ahora. Olvidándose de esas amargas emociones abrazo al toro en sus brazos. Sintiendo el latido de su propio corazón.
Que forma de darse cuenta qué se enamoro. Ya lo había notado desde antes, ya era un hombre adulto, aunque nunca tuviera alguna experiencia o siquiera algo de idea de las relaciones. Sabía que el hecho que su corazón latiera diferente, o su cuerpo se sonrojara con simples gesto, felicitaciones, o esas cosas como otro aspirante en el santuario, era más haya de la admiración.
— De nada. La verdad me preocupe mucho. — Poniendo sus 2 manos sobre los fornidos hombros del toro se separó lentamente para verlo a los ojos. Notando ya las cicatrices y quemaduras totalmente curadas. — Uhm...
— ¿Que pasa? — Tuvo que preguntar, la expresión en Teneo cambio Rápidamente. Llevando su mano a su mentón cómo si pensará.
— Nada solo... Creo que le quedan bien las cicatrices. Se ve... — No termino, más bien rio. Pasando su pulgar por la herida en su ojo.
— Pequeño travieso. — Rio. — Bueno, si es así. Tengo algo que mostrar. ¿No? — Le siguió, quedando se pue viendo a su aspirante. — Ya Shion me dijo que la guerra acabo. ¿Cómo te sientes?
