Capítulo XX

27 6 0
                                    

Al día siguiente, te preparaste mentalmente para el encuentro inevitable, aunque no contabas con que sería tan pronto.

Los chicos acababan de llegar al campus, estaban bajando de la todoterreno cuando divisaron el auto de Menz. Todos se sorprendieron de verte bajar del vehículo; el joven te dejó frente a la entrada de la facultad. Tú te despediste amablemente de él y lo viste marcharse, aún sin percatarte de que los chicos estaban a una distancia relativamente corta.

Namjoon te observaba con una mirada llena de afecto. Tú estabas tan hermosa como él te recordaba, pero había algo diferente en tu actitud que podía notarse con solo verte ahí parada; ya no eras aquella chica temerosa y cohibida, sino una joven mujer segura y fuerte, lo cual, a sus ojos, te hacía aún más bella.

De pronto, una corriente de viento sopló hacia tu dirección. Tus ojos se abrieron grandes en sorpresa cuando aquel aroma llenó de nuevo tus receptores olfatorios. Volteaste hacia donde estaban los chicos y lo distinguiste a él de inmediato. Tu corazón se aceleró al ver su alta y fornida figura caminando con el resto del grupo hacia ti.

Antes de que pudieran acercase demasiado, pretendiste como si no los hubieras visto, diste la vuelta y te marchaste a prisa.

Te escondiste en el baño de mujeres, tratando de recobrar el aliento. Estabas molesta contigo misma, porque tu cuerpo te había traicionado. Se suponía que habías logrado echar fuera todos tus sentimientos por él después de tantos meses, sin embargo, con solo verlo tu mundo interior se puso de cabeza. ¡Maldito enlace lunar!

Llegaste al salón un poco tarde por culpa de aquella situación. Lograste divisar a Daven haciéndote señas para que ocuparas el asiento a su lado; escaneaste rápidamente el lugar para buscar otro asiento, pero ya todos estaban ocupados, así que no tuviste otra opción.

El chico te saludó con una sonrisa, parecía genuinamente feliz de verte.

Daven: ¿Qué te pasó hoy? ¿Se te pegaron las sábanas?

T/n: No, ojalá hubiera sido eso.

Él hizo una expresión como interrogante, pero tú solo negaste con la cabeza indicándole que no les diera importancia a tus palabras.

A la hora del almuerzo, te escabulliste hacia la Biblioteca para evitar a los chicos, sobre todo a Namjoon. Jamás imaginaste que su próximo encuentro sería justamente en aquel lugar. Tomaste un libro al azar y te sentaste en una mesa, pero tenías poca disposición para leer así que empezaste a dormitar. Debido a eso no te percataste cuando RM entró al sitio. Él había ido ahí también tratando de evitar un encuentro contigo en la cafetería, ya que no quería hacerte sentir incómoda con su presencia.

Sin embargo, percibió tu aroma en cuanto cruzó las puertas, sintiendo aquel leve y placentero mareo que le provocaba. Él sonrió y sin poder evitarlo empezó a caminar en tu dirección. Te miró recostada sobre la mesa, adormilada, así que se quedó a una distancia prudente, observándote.

Después de un par de minutos, se dirigió hacia el otro extremo de la biblioteca para leer un libro mientras terminaba la hora del almuerzo. Al poco tiempo, tú despertaste de tu pequeña siesta y volviste a tomar el libro entre tus manos, pero por más que lo intentabas, no podías concentrarte en la lectura.

Suspiraste profundamente y decidiste ir a devolver el libro. Cuando estabas entregándolo a la bibliotecaria, un sonido familiar llegó hasta tus oídos con tu hiper audición: Era la voz de RM, quien estaba leyendo no tan lejos de ahí. El sonido de su voz, grave y varonil, te estremecía al punto de ponerte la piel de gallina.

Decidiste seguir el sonido y te escondiste detrás de un gran estante para observarlo. Tu corazón latía aceleradamente. La voz se calló de pronto y el chico se levantó de su asiento. Te diste cuenta de que estaba caminando en tu dirección. Quisiste escapar, pero estabas en un pasillo sin salida. Rápidamente tomaste un libro del estante y pretendiste que lo leías.

Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora