Manchas moradas

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Los ruidos en el baño no se detienen. Se escuchan murmullos, siceos y quejas no tan bajas de parte de Shouta. ¿Qué se supone que está haciendo tanto en el baño?

Hoy por la mañana Shouta salió temprano a comprar mucha pintura, color morado más específicamente, y un montón. Es tanta que podría maquillar a todos los minios que quiera. O quizá Shouta quiere ser un minion morado. Tomura no cree que se necesite tanto maquillaje para transformarlo en un minion morado y rabioso, es decir, Shouta es alto, pero tampoco es demasiado grande y alto; gruñón ya es.

El albino juega con sus manos, evitando a toda costa rascar su cuello a medio sanar. Lleva un mes y una semana sin haberse hecho daño en el cuello ni con autolesiones demasiado peligrosas. Shouta le prometió que si logra llegar a los tres meses, le dará cualquier cosa que quiera, a menos que sea un crimen de odio o violencia contra la sociedad. Sin embargo, ambos saben secretamente que si Tomura llegará a insistir lo suficiente, la moral y ética de Shouta se convertiría en polvo, no existiría límite alguno que impida que él le dé todo lo que quiera; por eso es un secreto, hay que aparentar que el límite existe y esta marcado con fuego, o podrían quitarle la custodia de Tomura.

Por nada del mundo puede pasar eso. Shouta lo mantiene comido, dormido, feliz y se siente amado como nunca lo fue. ¿Quién sabe en qué condiciones lo tendría otro héroe si le quitan la custodia a Eraserhead? La idea primordial sería alejarlos y romper su amorío. ¡Peor aún! ¿Si termina arrestado en el Tártaro? ¿O en un jodido manicomio?

El solo alejarse de Shouta ya es una tortura.

Necesita rascar, rascar, rascar hasta que el picor de su cuerpo desaparezca gracias a la cómoda textura de la sangre en sus dedos. Dirije lentamente su mano hasta su cuello, no se da cuenta de lo que hace, es una acción mecánica tras tantos años. Únicamente piensa en unos resultados técnicamente imposibles de vivir si se llega a descubrir la verdadera relación que hay entre los dos.

—Ey, Shiggy— Saluda Shouta saliendo del baño con la mirada baja.

La mano de Tomura se devuelve por el camino que iba. Prefiere olvidar lo que casi hace, buscando algo nuevo en su novio.

—¿Para qué era toda esa pintura morada? ¿Querías ser un minion? Es una idea maravillosa si quieres sorprender a tus estudiantes en Halloween— Pregunta burlesco como siempre.

Se relaja con la idea de distraerse y olvidar lo de antes. Y a Shouta no le molestan sus bromas.

—Te tengo un regalo por el mes sin autolesiones.

Shouta levanta la cabeza, desliza el poleron de sus brazos dejándolo caer hasta el suelo, mostrando la novedad en su cuerpo. Las mejillas de Tomura se enrojecen furiosamente.

He ahí, la pintura morada.

Un tipo de ¿cosplay? De Dabi de cuando tenía el cabello negro.

Un héroe del calibre del nivel de Eraserhead esta haciendo cosplay de un villano de rango alto, nada más para hacer feliz a su queridisimo novio. Es el gesto más hermoso, romántico y dulcemente empalagoso que existe. Por primera vez no le irrita las acciones de este tipo.

Tomura se levanta de la cama matrimonial de un salto. Con una sonrisa en la cara demasiado radiante se cuelga tal koala en Shouta, rozando las marcas falsas.

—No me había dado cuenta antes...te pareces bastante a Dabi— Coqueta, jugando con el cabello negro peinado como lo tenía el temido villano de llamas azules, claro que el de Shouta es más largo.

—Tienes un tipo muy determinado.

Tomura toca las falsas cicatrices moradas, satisfecho por la textura. Es una situación gratificante.

Dabi | EraserdustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora