La leyenda de los dos amantes.

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Ambos jóvenes recién terminaban la sesión de fotografía, revisaban la más reciente imagen capturada, la que sin duda alguna era de lo más hermosa, pues representaba de manera muy bella la intención y la pasión con que ambos habían ido al hotel de paso. Tanto así que incluso, ya hasta se les había olvidado ese detalle.

-¡Es perfecta! -Exclamó Marin con notorio entusiasmo.

-¡Sí! -Respondió Gojou, que recién había visto la imagen.

-Maravillosa.

-El ángulo hace que cambie mucho.

-Qué divertido... ¡Todo es divertidísimo! El cosplay es muy divertido. ¡Me estoy divirtiendo un montón! -Era más que claro que Marin derrochaba alegría y felicidad, pues sin duda aquella experiencia al ser algo único y nuevo en su vida le traería muchos recuerdos, y algunos de ellos bastante graciosos, pero el que ahora se sintiera realizada, haciendo las cosas que más le gustaban en compañía de una persona sumamente querida para ella, no tenía precio.

-Sí. Yo también me divierto. -Se sonrojó el muchacho, pues al igual que Marin, se sentía parte de una cosa más grande, alegrándose por ayudar a cumplir los sueños de su amiga.

Todo estaba muy bien hasta ahí. Sin embargo, la realidad los golpearía prácticamente como un balde de agua fría, más precisamente cuando un gemido de mujer se escuchó en la otra habitación, llegando hasta los oídos de ambos. (ok, ok, yo he ido a algunos hoteles de paso y he tenido esa suerte de nunca escuchar gemidos, en todo caso yo los provoco jsjsjs, pero sí ha de ser algo bien incomodo xd)

<<Se oye algo en la habitación de al lado.>> Pensó él, y al mirar al frente, Gojou se estampó contra una sorpresa bastante agradable...pero no era el momento adecuado. Notó a Marin sobre él, en la que en otra situación podría ser una posición sexual. Ella tenía poquísima ropa encima, por lo que podía ver perfectamente el hermoso cuerpo de la muchacha. Nuestro pobre diablo se puso tan rojo en la sesión de fotos al darse cuenta en la que había caído. <<¡Estaba tan metido en la sesión de fotos que le pedí que se subiera!>>

El cuerpo de Gojou lo traicionó, pues poco o nada pudo hacer para evitar que una erección le naciera, y lo peor de todo es que su miembro varonil se encontraba prácticamente debajo de la oquedad femenina de Marin.

-¿Eh? -Cuestionó ella, mirando hacía abajo con una cara de extrañeza, pues ahora sentía un bulto justamente en su entrepierna, ¿qué podría ser aquello?

Reaccionando lo más rápido que pudo, Gojou trataría de solucionar el problema.

-¡Kitagawa, quítate de encima ahora mismo! -Exclamó, desesperado, tomando con sus manos heladas la cintura de Marin, sacándole un gemido de la sorpresa y debido al choque de temperatura, pues su cuerpo, al estar en movimiento, se encontraba cálido. El celular salió disparado contra el apagador, causando que ambos le dijeran adiós a las luces de la habitación, dejando todo en un absoluto silencio.

Se pudo escuchar el rechinar de los resortes y el movimiento de la cama, de un momento a otro, ambos se miraban en la obscuridad de la habitación, y el único sonido que se escuchaba era el de sus agitadas respiraciones y corazones. La sensación que tenía Gojou era algo que no había sentido antes, pues el corazón no le bombeó así nunca.

Hay un hecho, y ese es que cada corazón canta una canción, incompleta, hasta que otro corazón le susurra para terminarla. En esa habitación, la melodía ya había sido concluida...

Los dos jóvenes fueron relajando sus cuerpos, Marin se destapó la boca, y los dos se fueron acercando poco a poco, cerrando sus ojos en el proceso. Ella tampoco era ajena a esa nueva sensación, ni siquiera cuando se presentó en la convención sintió el corazón tan rápido como ahora, y al final de cuentas lo que venía en seguida era lo mejor, lo que más anhelaba ella.

¿Y si el teléfono no sonaba?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora