XXXVII. Girasol.

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Faltan cinco semanas para octubre.

La mente de Taehyung empezó su propia cuenta regresiva después de la confesión de sus padres. Era algo imposible para su mente no recordarle los días que iban pasando y cuánto faltaba para octubre.

A la mañana siguiente de meterse a la ducha con Jimin, ambos intentaron tener un desayuno tranquilo pero tanto Jimin como Taehyung se sentían mal. No en un sentido negativo, sino más bien confuso; Jimin no entendía qué pasaba y Taehyung no sabía cómo explicarle a su esposo lo que pensaba y sentía. Siempre había sido remotamente fácil explicar lo que pasaba por su mente pero ahora... era imposible.

Incluso lo era hasta para sus propios amigos. Excepto alguien, por supuesto.

—Repíteme lo que estás diciendo, por favor, y más lento —pidió con extrema calma Jungkook, moviéndose más hacia Taehyung en el sofá y poniendo una mano sobre su vientre para inclinarse hacia al frente.

Taehyung había llegado hace media hora a la casa de Yoongi y Jungkook. Había salido antes de su trabajo, aprovechando que tanto Jimin como Yoongi estarían en una junta hasta tarde, se ofreció para ir a hacerle compañía al Omega menor.

Nada más Jungkook lo abrazó y él se soltó a llorar con ganas, contándole todo ente sollozos y berridos. Jungkook había abierto en grande sus ojos, ayudando a su amigo a llegar a la sala y sentarse ambos para hablar bien. Sabía que algo había pasado con Taehyung y sus padres, pero nadie, ni siquiera Jin y Namjoon, habían logrado averigüar la situación.

Taehyung respiró hondo para dejar morir entre suspiros sus últimos sollozos y le repitió todo desde el principio a su amigo. Desde la plática con su abuela en la cocina hasta cuándo Jimin llegó y no pudo evitar tener sexo con él, desesperado por un toque más íntimo entre ambos.

Jungkook escuchó todo con calma, sin saber qué decir cuando su amigo terminó.

— ¿Por qué no se lo has dicho a Jimin? —susurró. Inevitablemente, esa fue su primera duda.

Lo cual Taehyung esperaba completamente que así fuera.

Suspiró con pesadez y se hundió en el sofá.

—Porque tengo miedo —confesó.

— ¿Por su reacción? Taehyung, estoy seguro que entenderá todo y se enojará igual que tú. Te va a apoyar en todo.

—No es... solo eso...

— ¿Entonces? ¿Qué más hay? —Jungkook inclinó la cabeza como pajarito, curioso y confundido. Taehyung cerró sus ojos antes de hablar, casi con miedo entre cada palabra.

—La excusa de nuestro matrimonio eran las tontas demandas, tanto las de él como las mías... ¿Pero ahora? No hay más excusas que nos unan, excepto el contrato...

Jungkook abrió aún más sus ojos al entender por dónde iba Taehyung. Se sentó más recto y tomó con suavidad la mano de Taehyung para darle un suave apretón.

—TaeTae, quiero preguntarte esto con toda la seriedad y sin ánimos de nada más que seas honesto conmigo —empezó casi con temor pero cuando el Omega rubio le hizo un ademán para continuar, tomó más confianza—. ¿Al fin aceptaste que estás enamorado de Jimin?

Taehyung cerró los ojos, dejando caer los hombros con pesadez, como si tuviera unas pesas enormes encima que lo hicieran hundirse poco a poco. Cuando abrió los ojos y miró a Jungkook, se veía tristemente decidido.

—Lo estoy —dijo por fin, en voz baja y triste. Jungkook ahogó el grito de emoción y se limitó a apretar con fuerza la mano que aún tenía entre las suyas—. Estoy completamente enamorado de Park Jimin... pero no sé si él de mí.

A (Un) Married StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora