Tao estaba fumando una pipa mientras veía desde la ventana a Doyoung juntó a Lucas, Doyoung tenía una cara sería mientras que Lucas tenía un brazo alrededor de su hombro.
─No lo quiere.
─¿De qué hablas?─Preguntó Sicheng a su padre mientras le servía un té.
─De mi nieto Doyoung. Cada vez me convenzo más que no debió casarse con Lucas.
─¿Cuando vas a dejar de fumar esa horrible pipa?─Se giró para mirar a Tao y luego suspiró.─El cuarto huele mal y además, está lleno de ceniza.
─¿Por qué le obligaste a casarse con un hombre que él no ama? ¡Doyoung está viviendo un infierno por tu culpa!
─Estas equivocado, los dos son felices.
─¡Ah! Por eso discuten a menudo. No llevan ni un año de casados y todas las noches se pelean. ¡Ese matrimonio es más que una farsa!
─Se casaron porque se amaban, papá.
─Se casaron porque tú le compraste un marido, por eso. Por ocultar la desgracia de aquel desdichado día─Susurró lo último.
─No te lo permitió─Dijo muy enojado.
─¿Qué otra cosa no me permites? ¡Ah! Si ya le conseguiste el matrimonio a Doyoung, ¿Por qué no le buscas marido a tus otros dos hijos, que están deseosos por casarse?
─No te soporto.─Dijo para después salir de la habitación de su padre.
─¡A quien no van a soportar dentro de poco es a tí! ¡Ya ni tu marido te soporta, que está durmiendo fuera de tu cama!
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─Ese que está allí es mi hermanito, lo que pasa es que no se acerca porque pues, es un poco tímido, ¿Usted sabe?─Le dijo Mark a la mujer que tenía en frente.
─Bueno, de pronto no está de acuerdo con lo que hace.─Dijo la señora, mientras miraba de reojo a Jeno.
─No, claro que sí. Sí él la admira y le interesa muchísimo. Fíjese que no más se enteró de que usted se había fijado en él, y ¡Uf! Brincaba por toda la casa. Tanto así, que ni siquiera pudo dormir anoche de solo pensar en la cita tenía con usted. Por eso lo va a encontrar un poco pues, nervioso y trasnochado, ¿Usted entiende?
─Es guapísimo.
─Sí.─Acintió con la cabeza.
─Pero yo le advierto una cosa, yo no estoy buscando ningúna aventura, ¿Me entiende? Yo busco un novio para que se case conmigo.
─Ah, no, no, eso sí señora. ¡Uf! Jeno es el ideal. Mire, ahí donde lo ve, ese es el hombre más serio y respetuoso que he conocido en toda mi vida, se lo juro.─La señora volvió a mirar a Jeno.
