Los intensos gritos de batalla, árboles en llamas junto con el sonido metálico de espadas chocando entre ellas era lo único que se podía escuchar entre el intenso ardor de la batalla, Amelia respiraba con dificultad debido a la fatiga, su armadura estaba desgastada y cubierta de sangre. Apretó con fuerza el mango de su espada y dio un tajo al soldado enemigo que estaba frente a ella reanudando el combate entre ambos contrincantes. Ninguno de los dos quería rendirse, las estocadas y los tajos aumentaban de intensidad siendo cada vez más fuertes y violentos tratando de hacerse una herida mortal.
El duelo no parecía tener fin, la princesa no retrocedió ni un solo paso, ambos contrincantes trataban de herirse en las partes descubiertas por la armadura, era una batalla decisiva, si ella caía su reino estaría en problemas. Amelia dio un tajo que fue bloqueado por su enemigo y con un rápido movimiento su contrincante dio un paso al frente provocando que ella se tambaleara, aprovechando la apertura su contrincante dio un tajo que cortó parte de su cara.
De pronto todo se volvió oscuro, Un escalofrío recorrió el cuerpo de Amelia, por un momento ella percibió una ola de sensaciones desagradables que la arrastraban a lo más profundo y solitario del vacío, en donde solo podía sentir angustia y soledad. A lo lejos se podían escuchar los gritos desesperados de ayuda de su pueblo llamando su nombre. Un dolor punzante invadió su ojo derecho que iba aumentando conforme los gritos aumentaban de volumen, ella se sentía pequeña, encerrada en una jaula.
—¡Amelia!
De entre los alaridos pudo escuchar una voz cálida y reconfortante, que con solo pronunciar su nombre logró sacarla de esa penumbra, sintió como su corazón latía con fuerza, el dolor en su ojo desaparecía, como si todo aquello que la preocupara desapareciera.
—Reina Amelia.
Poco a poco el vacío se llenó de luz, lo único que podía escuchar era esa voz tan reconfortante, a lo lejos vio la silueta de aquel hombre que la ayudó y se ganó su completa confianza, su ojo se llenó de lágrimas. La reina corrió con todas sus fuerzas para abrazarlo.
—¡Caín!
Cuando Amelia estaba a punto de tenerlo entre sus brazos, despertó de golpe. Las sábanas estaban desparramadas en el suelo, su cabello negro estaba pegado a su cuero cabelludo debido al sudor, al igual que su ropa de dormir y sus ojos estaban húmedos por las lágrimas, el dolor que sentía en el párpado derecho persistía, rozó la cicatriz con cuidado y suspiró.
—Veo que de nuevo tuvo esa pesadilla, su majestad.
Amelia se sentó en la cama y volteó a ver a su dama de compañía, Rosa, le extendió una toalla para la cara. Rosa era su confidente y amiga más cercana, desde que eran niñas pasaban casi todo el tiempo juntas en el castillo si Amelia no se escapaba como era de costumbre, a pesar de sus diferencias su amistad continuó aún después de que ella tomara el trono, en ocasiones se preguntaba cómo habían logrado mantener una relación tan estrecha tomando en cuenta la rigidez de Rosa, quien para su sorpresa, era capaz de mantener su cabello perfectamente amarrado en una coleta, sin importar el tipo de situación.
—A veces desearía que ya no tuviera ese horrible sueño todas las noches, desde mi coronación la pesadilla continúa.
Miró intensamente en dirección a la ventana, esperando, el sol estaba por salir, apenas el día iba a comenzar, pero ella ya se sentía exhausta. Rosa la miró con tristeza y decidió llamar a las sirvientas para ayudar a la reina a vestirse.
—No es momento de pensar en eso, su majestad, recuerde que hoy es el banquete real para celebrar el final de la guerra y el regreso oficial de nuestro ejército.
Amelia resopló con decepción, sintiendo como su vida se convertía en una rutina con el paso del tiempo, a veces ella añoraba aquellos tiempos en los que todo era más sencillo, cuando ella podía escapar del castillo y cabalgar por las amplias llanuras o cuando salía a explorar la capital sin que nadie se enterara, regresando con raspones o con algún que otro rasguño adornando su piel morena debido a las largas horas de diversión.
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Piedras de Sangre
FantasyTras una guerra en el reino de Astaracea la reina Amelia debe de restaurar el orden que alguna vez hubo, sin embargo, un extraño fenómeno en un templo la obligara a enfrentarse a un peligro más grande sin dejar de lado las intrigas de la corte, en d...