Capítulo 8

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Después de horas de revisar los lugares cercanos al templo, Amelia decidió que lo más prudente era investigar cerca de donde se habían encontrado al monstruo cuando iban en el carruaje, el montículo de ceniza había desaparecido, quedando únicamente una mancha oscura en la tierra y algunos árboles cercanos a la explosión.

—Tenemos que averiguar de dónde salió el monstruo, busquen pistas.

—¿Cómo lo sabremos, su majestad? Hemos estado buscando durante horas sin saber exactamente que buscar —dijo Aarón cansado—. Además, ¿a qué viene tanto secretismo entre el capitán y usted?, desde que apareció esa bestia no han dejado de actuar raro.

Amelia observó su alrededor y bajó del caballo, se acercó a uno de los árboles, había rasguños y ramas rotas, alrededor de 5 caballeros eran los que se encontraban perfectamente bien, sin contarla a ella y Aarón.

—Es difícil de explicar, cuando el capitán me escoltaba de vuelta al castillo vimos a esa bestia destruir un pueblo por su propia cuenta, no teníamos idea de cómo había sucedido, hasta que llegamos a la plaza principal.

» —El pueblo estaba completamente desolado, no se podía ver ni una sola alma, dentro de las casas no había nadie, a pesar de que aún era de día se sentía como si el sol no hubiese salido, era escalofriante, hasta que en medio de la plaza había un círculo de invocación de invocación, una habilidad que es imposible que alguien del pueblo sepa hacer, se necesitan años de estudio para lograr hacerlo, pero allí estaba, había rastros de piedras verdes, pero no había nadie y fue allí cuando salió esa bestia —hizo una pausa y continuo—. Allí comprendimos porque el pueblo estaba vacío, afortunadamente aún quedaban sobrevivientes en unos caminos subterráneos, destruimos el círculo para asegurarnos de que no salieran más, pero hasta la fecha no hemos sabido de dónde salió el círculo, al preguntarles a los pueblerinos no nos supieron decir.

Aarón por fin comprendió lo grave de la situación y decidió bajar del caballo al igual que Amelia.

—Tendremos que seguir a pie si queremos seguir el rastro del monstruo —dijo Aarón mientras sacaba su lanza mágica y una espada—. Será mejor que pueda protegerse por su cuenta majestad, porque no podré garantizar su seguridad como lo hace el capitán Caín.

Amelia sonrió con complicidad y tomó la espada, al tocar el mango se sintió completa una vez más, después de no tocar un arma durante tres largos años tenía un arma otra vez en sus manos.

***

Al seguir el rastro que había dejado el monstruo todos los soldados se mantenían alerta, una espesa bruma los empezaba a rodear y la luz del sol se hacía cada vez más débil, lo único que se escuchaba era el sonido de las armaduras, Amelia sintió como su corazón palpitaba con más fuerza, una sensación inexplicable de opresión hacía que respirará mucho más rápido, empezaba a sentir duda sin poder predecir lo que iba a suceder a continuación.

—Su majestad, ¿usted sabe que monstruo era el que nos atacó? —preguntó Aarón relajando el ambiente—. Nunca había visto a uno tan feo y ahora que no está Caín supongo que usted debe de saber.

—Realmente no sé mucho de esa criatura, solo sé que le encanta la sangre del ganado y cuando se termina al ganado ataca a los humanos, o al menos fue lo que nosotros vimos, a diferencia del que nos atacó aquí, el que nosotros vimos podía volar, los pueblerinos decían que era un vampiro, ya que ellos aseguraban que podían convertir a otros humanos.

—Menos mal que tuvimos suerte de que no mordiera a ninguno de nosotros.

Continuaron caminando por varios minutos hasta que, a lo lejos, entre la neblina vieron un intenso brillo verde repartido entre cuatros esquinas del círculo y en medio de este había una figura encapuchada, Amelia reconoció la capucha, pero la constitución física de este era diferente al que había visto en el castillo.

Piedras de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora