Sabrina cada noche dormía menos y Miranda lo sabía pero cada mañana al despertar la alfa fingía que todo estaba bien, siempre con una sonrisa tranquilizadora pero el lazo no mentía.
La primera semana Miranda lo dejó pasa, quizá el estrés de haberse encontrado con su familia tenía a la alfa muy fuera de si, le daría su tiempo y cuando necesitara hablar ahí estaría sin dudar. Todo cambió en la segunda semana cuando por las noches Miranda notaba que la cama estaba vacía a pesar que por las mañanas todo parecía haber sido un mal sueño.
Por más que preguntaba no obtenía ninguna información así que tendría que buscarla de otra manera.
Esa noche Miranda no durmió, solo se recostó y fingió lo mejor posible, se aferró a la idea de que quizá solo alucinaba, deseaba que en verdad fuera ese mal sueño, abrazó eso como una religión porque si no era así significaba que algo malo pasaba y tenía mucho miedo. No tuvo reparo al juntar su cuerpo con el de su alfa mientras fingía que dormía pero fue un golpe muy duro cuando sintió como la rechazaba.
Sabrina solo atinó a peinar los cabellos de la omega, pensó en mantenerse así toda la noche pero su corazón iba tan rápido que seguro despertaría al edificio entero con semejante ruido. Se levantó de la cama, quiso dar la vuelta, besar a Miranda pero al sentir su propio cuerpo tembloroso y lleno de sudor se dio asco y tuvo que salir cuanto antes. Ni un par de pasos pudo atinar cuando se derrumbó en el suelo hecha una bomba de tiempo, sentía las lágrimas caer de sus ojos, estaba desesperada y asustada, también quería golpear a su madre, la odiaba tanto pero solo deseaba su amor, sentía que no podía más, que su pecho estallaría y lo peor es que ni siquiera podía respirar.
Del otro lado estaba Miranda, había prometido que saldría a enfrentar a Sabrina esa noche, saber que era lo que sucedía sin darle la oportunidad a pintarse una cara amable en el rostro pero tan pronto la alfa dejó la habitación su cuerpo se petrificó, sentía miedo y una gran frustración por haber sido rechazada.
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— Hice el desayuno. — Y ahí estaba esa sonrisa falsa que tanto la molestaba.
— No tengo hambre.
— Vamos, debes comer, tienes que tener fuerzas para hoy, entregarás tu proyecto para ese edificio ¿Cierto? Tienes que tener el mejor humor del mundo para ello, y aquí entre nos cuando desayunas mi comida eres un poco menos gruñona. — Bromeó la alfa como si todo entre ellas dos estuviera bien.
—Comeré algo en el camino.
— Espera. —Sabrina no entendía nada, Miranda jamás se había comportado de esa manera. — ¿Qué pasa?
— Tengo prisa.
No era verdad, no estaba ocupada, Sabrina bien sabía que la cita para entregar el proyecto sería más tarde.
Quizá había hecho algo mal y por eso Miranda estaba enojada, quizá se había dado cuenta que no era suficiente, quizá había encontrado a alguien más o quizá solo estaba sobre-pensando las cosas y tan solo había pasado una mala noche.
Desde hacía poco tiempo Sabrina había descubierto lo aterrador que podía ser quedarse sola en casa pues todo lo que la atormentaba en las noches también la perseguía en la soledad.
Terminó huyendo de los problemas escuchando música a todo volumen mientras hacía labores de casa, así cuando Miranda volviera no tendría que preocuparse por nada, solo descansar después del agotador día que le esperaba, Sabrina bien sabía que su omega odiaba con toda su alma esas reuniones.
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Déjame amarte (Omegaverse GL)
Romance¿Qué pasa cuando no puedes cumplir con las expectativas de nadie? Sentirse así de destruido todo el tiempo no estaba bien y Sabrina lo sabía pero nadie la dejaba alejarse de la gran masa de desesperación. nadie hasta que aquella luz llegó de golpe a...