Por la mañana temprano, tenemos reunión en la morada, junto con el equipo. Así que me levanto, me ducho y me pongo mi ropa para entrenar luego con Atlas.
Cuando salgo de mi habitación me cruzo con Astor. Ambos nos quedamos quietos, observándonos en silencio. Puedo percibir la tensión que hay entre nosotros, y no me gusta. Con ninguno de mis hermanos hemos tenido esos desencuentros así, ni siquiera cuando han estado enojados conmigo.
- ¿Quieres dar tú la reunión semanal de hoy? - pregunta con expresión seria, sin embargo no molesta.
- No. Dala tú. - respondo.
Asiente. - Bien. - se encamina hacia las escaleras.
- Astor. - lo llamo, haciendo que se detenga y se vuelva hacia mi. Me acerco más a él. - No me gusta esa división que se ha formado entre nosotros, sobre todo siendo que tú y yo siempre supimos entendernos bien.
Su mirada se relaja y noto tristeza en esos ojos transparentes. Lanza un suspiro. - A mi tampoco me gusta. - hace una pausa. - Izi, se que me he vuelto un poco cascarrabias, he oído el apodo que me ha puesto miss Corea, pero para mi todo esto del clan ha sido mucha presión. Lo hago desde hace un años, sin embargo no termino de acostumbrarme. En especial teniendo que llenar unos zapatos que me quedan muy grandes.
- No digas eso, que lo has echo muy bien.
- Si, pero no lo suficiente como para pasar a la historia, como tú, Arwen, o el abuelo Kian.
- Astor... - hablo apenado.
Niega con la cabeza. - Eso no me importa. - me interrumpe. - No es punto. Lo hice por ti, no me arrepiento, ni necesito que me lo agradezcas. Y se que me he vuelto un poco hijo de puta, pero... no se como actuar, o como hacerlo...
- ¿El que? - pregunto confundido.
- El apoyarte. - responde. - Así como tú lo hiciste conmigo cuando tuve mi época oscura. Que por cierto, lo hiciste estupendo. En cambio yo, sigo fallando en todo. Nunca es suficiente.
- Astor, eres mi hermano, no es tú trabajo cuidar de mi, ni andar preocupado por cosas que no te corresponden. Debes vivir tú vida, y hacer lo que quieras con ella, no basándote en lo que yo necesito. - digo. - Se que no tiene mucha validez que lo diga ahora, pero me las arreglare. Es hora que comience a hacerme cargo de mi vida, y es lo que intento hacer. Pero no podemos seguir discutiendo por eso.
Suspira y asiente. - Lo sé... - hace una pausa. - Es que... a una parte de mi no le gusta creer que pasaron cinco años, y que todo ha cambiado tanto. Que Novak está feliz haciendo vida de casado, Kai está por seguirle y Kirian va a ser padre. De pronto todos se volvieron adultos.
Lanzo una leve risa. - Créeme, te entiendo. Me siento igual. - digo. - Pero hay que empezar a aceptar que las cosas ahora son así. De todos modos, siempre seremos nosotros cinco, ¿verdad?
- Si.
Nos dedicamos una leve sonrisa y nos acercamos para fundirnos en un abrazo, aferrándonos al otro.
- Te quiero, hermano. - me habla al oído.
- Y yo a ti, hermanito.
Quedamos así por un momento, hasta que se aparta y me mira extrañado. - Miss Corea, ¿enserio? - pregunta con fastidio.
Pongo los ojos en blanco y resoplo. - Me voy a tatuar en la frente "solo sexo". - comienzo a bajar por las escaleras.
- Tú nunca fuiste de los de "solo sexo". - menciona bajando detrás mío.
- Pasa cinco años sin tenerlo, y luego me dices si no va a ser lo unico que lo que pensaras.
- Buen punto. - dice. Palmea mi espalda. - Bienvenido a mi club.
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El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)
Romans*SPOILERS "HIJO DE LA MAFIA"* Izan Marshall ha tocado fondo, luego de perder aquello que más quería. Con el corazón roto y desmotivado cree que nada más volverá a producirle alguna clase de emoción, hasta que entra en su vida Atlas Hyun, el heredero...