Capítulo XI

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||<Celo>||

Después de aquella incomoda y rara conversación la noche cayó indicando que el turno del pecoso había terminado así que con pereza se levantó se la silla dispuesto a irse a su habitación a descansar pero todo plan fue frustrado por unos quejidos y jadeos que llamaron la atención del joven que con nervios volteo a ver que pasaba viendo como un bulto se removia incómodo y adolorido entre las sabanas

—Príncipe shoto ¿Se encuentra bien?

Se acerca a paso lento a destapar al bicolor que estaba sudando en la cama hecho bolita autoabrazandose ignorando la mirada preocupada del joven que sentía cierta lástima al verlo así pues está era exactamente la misma imagen que el daba en sus días de celo

—¿Príncipe shoto?

Se acerca un poco más pero se arrepiente al instante al sentir que es jalado por el bicolor que lo tiro a la cama de forma brusca envolviendolo en un cálido abrazo

—Midoriya...—susurra hundiéndo su rostro en el cuello del peliverde haciendo que este se altere al sentir que pone su nariz junto en su glándula de olor—Lo siento por asustarte...

Murmura en un tono ronco estando aún escondido en el cuello del paralizó joven que no sabía que hacer o decir para zafarse de la situación sin que se moleste

—Mmh puedes retirarte, no te haré nada

Suspira estando agotado y apuntó de quedarse dormido de nuevo soltando poco a poco el agarre al joven que se mantuvo ahí quieto hasta que el bicolor se durmió para así poderse retirar de la habitación a pasito apresurado estando avergonzado y asustado ante la idea de que se haya dado cuenta de su segundo género

Tendria que hablar con él al siguiente día o buscar la forma de mantenerse alejado del chico antes de que comience su celo pues si bien esta vez lo dejo irse gracias a que un estaba un poco consciente no sabe si la próxima vez correrá con la misma suerte

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Era casi de madrugada y un joven peliverde iba camino a la habitación del príncipe a pasos lentos estando asustado de llegar a su destino

Toda la noche se la paso metido en sus pensamientos dándole vueltas una y otra vez al asunto y aunque ya había imaginado desde los mejores hasta los peores escenarios y los había sufrido todos aún tenía miedo de llegar a la habitación del chico y que le pase algo de lo que imagino o peor algo que no imagino

Unos segundos después al fin llegó a la habitación del heterocromatico y después de dudar un poco al fin abrió la puerta y entró a paso lento y silencioso encontrándose con que el bicolor ya estaba despierto sentado en la cama

El príncipe y el guerrero (tododeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora