— Gracias.—dice Daniel refiriéndose a lo de hace un rato.
— No hay de nada, menos mal estaba yo ahí.
— Sin duda fue lo mejor, que estuvieras ahí conmigo.—dice conduciendo para ir ahora a mi casa.
Es ahí en dónde Daniel se está quedando estos días a dormir, conmigo.
Ya llegó el día.
En toda la noche pude dormir de la emoción, hoy llegan las gemelas a casa.
Daniel me ha acompañado hasta el aeropuerto, él quiere conocerlas más de cerca.
Llevo ya casi media hora esperando.
—¡Ahí están!.—no evito gritar y sin esperar más voy corriendo hacia ellas quienes me reciben con una gran abrazo.
—¡Te extrañamos mucho, Val!—gritan a la vez y yo estoy a punto de las lágrimas de felicidad.
—Yo también, mis gemelas.—me paro ya que estaba arrodillada para estar a su misma altura.
Saludo a sus padres, se ven un poco tensos, pero, nada fuera de lo común.
— Te dejamos a las gemelas, Tenemos que ir a la casa y trabajar, puedes llevarlas a otro lugar para que la pasen bien.—me dice el padre de las gemelas y se van con sus maletas.
—Niñas, tengo a alguien que presentarles.—Ellas sonrien felices.
—¿Quien es?
— Daniel, él es Daniel y es mi pareja—me hago a un lado para que vean a Daniel, quien les sonríe a cada una.
— Hola, niñas.
— Un gusto, Daniel—saluda siempre tan tierna Cele.
— ¿Tú cómo te llamas, pequeña?—pregunta confundido Daniel, se como se siente, son dos gemelas y es un poco difícil diferenciarlas, pero cuando ya convives con ellas tiempo se te hace fácil.
— Yo soy Celeste pero todos me llaman Cele y ella es mi hermana Estrella y le dicen Estrellita.—Dani mira a Estrella y ella está que lo mira hace rato, como examinando sus movimientos y cada cosa de él.
— Hola estrella.
—Holap.
Daniel se aleja un momento y yo agarro a las gemelas de las manos y nos vamos para un parque de diversiones.
—Vale tengo que irme, mi gente quiere hablar conmigo.
—Esta bien, no pasa nada, me escribes cuando estés en casa.
—Si.—me da un beso en la boca y se despide de mis gemelas.
— Ahora si, nos vamos al parque para divertirnos.—ellas gritan felices y nos subimos a un taxi.
(…)
Salimos de los carritos chocones y hacemos una parada en un señor que está vendiendo unos algodones de azúcar, las gemelas quieren comer algo dulce.
Les pido sus algodones y me voy a sentar con Cele ya que veo cómo Estrella se queda ahí parada comiendo y de un momento a otro un niño viene corriendo parándose a su lado, todo tieso.
Atrás de él viene una señora, muy linda por cierto, viene con otro niño agarrado de la mano.
Compran su algodón de azúcar y la señora con el otro niño se van a sentar, mientras que Estrella y ese niño conversan.
Un momento después mi Cele se une a la conversación, pero, llega el momento en dónde debemos irnos.
El niño se despide de mis gemelas y ellas de él.
Y así nos vamos del parque.
— Niñas, ¿Ya hicieron un nuevo amiguito?
—¡Siii!, Se llama Bruno, es muy lindo y amigable.—me dice contenta Cele.
—Si, se ve que es muy inteligente.—me dice Estrellita.
—Que bueno, ojalá algún día puedan volver a verlo.
—sii
Regresamos a casa, los papás de las gemelas me han dicho que no estarán en casa y que es mejor que ellas se queden conmigo, porque sino estarán solas.
—¿Haremos pijamada?—pregunta contenta y sin poder guardar su emoción Cele.
—Si, como una familia.—las dos saltan de la felicidad y les digo que se pongan su pijama que voy a preparar canchita.
—Val, Daniel está tocando la puerta.
—Abre pues—rio al ver la cara de Daniel.
—Me estaba muriendo del frío allá afuera.—dice casi temblando.
Cele va a cambiarse con su hermana y yo me quedo en la cocina con Daniel.
—Ayudame a llevar esto para ver una peli.
—¿Estoy invitado?—pregunta llevando el plato lleno de cancha hasta mi dormitorio.
—Pues claro, bobo.
—Uju—me mira un momento y me toma de sopresa cuando deja un suave beso en mis labios.
(…)
Después de estar haciendo una maratón de películas, las gemelas se quedaron dormidas y ahora estoy con Daniel en la sala.
—¿Por qué me miras tanto?—me pregunta Daniel un tanto sonrojado, y ahí es donde me voy cuenta que me le he quedado mirando por un largo tiempo.
—¿Eh?
—¿Por qué nos dejas de mirarme?—vuelve a preguntar acercándose más a mi.
— ¿Y-yo?—¿Que me pasa?, ¿Por qué estoy tartamudeando?, Dios.
Daniel rie poniéndose encima mío.
—Si, ¿Ya te puse nerviosa?.
—No.—miento
—Ya.
—¿Hay algo que quieras decirme?—pregunta Daniel haciendo algo que me deja encima de él.
—No.—vuelvo a mentir, hay algo que he estado pensando por mucho tiempo, pero, admitirlo era otra cosa y yo no quiero que piense que estoy jugando con él o algo así.
—Dime, por favor.
—Antes no quiero que pienses que estoy jugando contigo o algo así.
—Tranquila, ya me estás asustando.—coloca sus manos en mi cintura y la acaricia.
—Yo... Creo que me estoy... Creo que me estoy enamorando de ti si es que ya no lo estoy...—lo digo tan rápido que tengo miedo de que no me haya oido lo que acabo de decir.
El silencio reina toda la sala, él está tan sorprendido, se le nota en la cara.
—¿E-enamorada de m-mi?—ahora es él quien tartamudea.
—¿Ahora quien tartamudea?—digo graciosa para tratar de que este tema no sea tan tenso.
—¿De verdad estás enamorada de mi?—pregunta con esa ilusión reflejada en sus ojos y con ese brillo que le aparece cada que me mira.
— Si.
—¿Lo logré?—no entiendo a lo que se refiere pero me mira con una gran sonrisa.
— Si.—no se que más decir, y si se refiere a que posiblemente estoy enamorada de él, puede ser cierto.
Sonríe aún más y sella este momento con un beso que no lo llevo a algo más ya que tenemos niñas arriba y no quiero traumas.
(***)
Jeje
Adiós
Besos de Rosalía ❤️❤️✨
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SAN VALENTÍN (TERMINADO) ✔️
Historia Corta¿Fiesta de San Valentín?, ¿Que podría salir mal?, total, no tendré amigos, ni novio, pero, a una fiesta jamás falto. Pero, si me hubieran avisado que terminaría acostada en la cama del criminal más buscado de toda la cuidad, jamás hubiera asistido a...