Capítulo 5

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SeokJin quería que la tierra se lo tragara enteró para dejar de sentir las horrendas nauseas que le habían surgido de la noche a la mañana sin ninguna justificación, todo lo que se asentará en su estómago lo terminaba echando de regreso

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SeokJin quería que la tierra se lo tragara enteró para dejar de sentir las horrendas nauseas que le habían surgido de la noche a la mañana sin ninguna justificación, todo lo que se asentará en su estómago lo terminaba echando de regreso.
 
Estaba cansado, irritado, frustrado y malhumorado.
 
También sentía antojos muy peculiares que rara vez lo llevaban a vomitar, le gustaba ver la cara estupefacta que ponía su secretaria cuando la llamaba para que le pidiera en algún restaurante alimentos que terminaban en un revuelto extraño, pero delicioso.
 
Ella le decía que era todo un bárbaro al hacer eso, pero no lo podía evitar, le encantaba. Había algo que se lo pedía y él quería complacer a ese algo.
 
—Sooyeon, cállate —dijo SeokJin a su secretaría, quien lo arrullaba como a un bebé mientras le acariciaba la espalda.
 
Lee estaba de rodillas frente al inodoro devolviendo la merienda de hace media hora, menos mal que tenía a la parlanchina de Sooyeon que le servía de consuelo y de compañía en tan lamentable situación. Aún seguía molesto con NamJoon, ya hace una semana de eso y todavía no se atrevía a verlo, SeokJin era lo suficientemente orgulloso para su salud y era consciente de que se estaba comportando como un jodido crío, pero ¿quién lo puede juzgar?
 
SeokJin odiaba sentirse celoso, amenazado y con el orgullo herido, claro que sí. Nunca lo había experimentado con tanta intensidad como lo hizo con NamJoon y era irrazonable.
 
NamJoon era un Alfa atractivo, inteligente y con un futuro espléndido, por esa razón muchos omegas jóvenes de su edad coqueteaban con él, tratando de llamar su atención aún si estaba públicamente tomado.
 
El Alfa moreno bien podía estar sujeto a un acuerdo firmado que le negaba la posibilidad de gozar de su libertad y experimentar el placer de la juventud con todos los omegas que quisiera, pero eso no era nada seguro, NamJoon bien podía conocer a más personas jóvenes y follar con ellas sin que SeokJin se diera cuenta. Sin embargo, no lo hacía, SeokJin lo conocía, sentía hasta en sus huesos que no había otro Omega que Kim deseará tanto como a él. Una infidelidad estaba lejos de meterse en la mente de NamJoon. Lo sabía, pero saberlo y convencer a su orgullo de ello era otra cosa.
 
Se avergonzaba de su inseguridad, realmente lo hacía.
 
Podía sentir perfectamente el llamado de NamJoon a través del lazo para que regresara a su lado, pero se rehusaba a hacerlo, por mucho que amara y extrañara a NamJoon, él merecía ser respetado y dar a conocer el jodido lugar que tiene a lado de Kim.
 

Era su esposo.

 
Él tenía que estar por encima de cualquier otro macho o hembra Omega, porque NamJoon era suyo, su Alfa, el macho Alfa que fue entregado a SeokJin. A él.

Un gruñido vibró en su pecho, asustando a su secretaria que le ayudaba a acomodar su vestimenta. Había comenzado a asistir al trabajo nuevamente para no perder la cabeza.
 
—Señor, insisto en que debería ir al médico —Sooyeon comentó una vez estuvieron de regreso en la oficina de SeokJin.
 
El mencionado no le tomó importancia, por lo que comenzó con su labor.
 
—Ya pasará —se auto convenció, pero frunció su entrecejo al ver la mirada analítica de su secretaria sobre él—, ¿qué?

Esposo Joven [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora