𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 5

461 33 5
                                    

Camila sale de su departamento y toca el timbre de Lucia, espera a que le abra la puerta y le muestra las entradas.
- ¿Estas lista? Hay cambio de planes.
La vecina agarra una de las entradas y se da cuenta que es una pelea.
- ¿Te gusta el boxeo?
-Algo. -Sonríe. - ¿No te gusta?
-Nunca fui a una.
-Yo tampoco, por eso hay que tener estás experiencias.
-Agarro mi bolso y salimos.
Ella asiente y la espera pocos segundos, Lucia cierra la puerta con llave y caminan hacia el ascensor. Salen a la calle y deciden tomarse un taxi hasta el centro deportivo.
Llegaron con el horario anticipado y aprovecharon ese tiempo para poder acomodarse a gusto sin tener que pasar por tanta gente. Sin demostrarlo, la señora se siente un poco inquieta, hace un mes que no veía a ese hombre que volteo su corazón y al que no pudo borrarlo de su mente. Se muerde la lengua y respira lentamente.
-Nunca estuve en estos lugares. -Dice Lucia. -Y debemos ser las únicas mujeres en este sitio.
Camila no la está escuchando y su vecina le da un codazo.
- ¿Eh?
-Te estaba hablando, ¿estás bien?
-Eh si, si. Solo estaba pensando. -La mira. - ¿Qué me decías?
-Eso ya no importa. -Tranquila.
El lugar se iba llenando y mira la hora, estaba acercándose el horario de la pelea y miro el ring de boxeo. Las luces se fueron apagando y los reflectores alumbran sobre el ring, el presentador sube apartando las cuerdas y todos aplauden.
-No sabe la pelea que tenemos hoy, por un lado, un semental que vuelve locas a las mujeres por su misterio y frialdad, un lobo de 85 kilos. Les presento a Jonathan Jauregui.
Y los ojos de Camila se maravillan al ver a ese hombre, sube al ring y va a una de las esquinas esperando a su contrincante. La mujer lo mira con intriga, observando como le presta atención a su entrenador.
-Está guapo ese chico.
La señora la escucha y sonríe un poco, asiente y vuelve su mirada al boxeador. Se lo veía tan bien, con su cuerpo escultural, su pecho fuerte, al igual que sus brazos y piernas. El presentador tiene razón al decir que es un semental.
El contrincante se hace presente y está en las mismas condiciones que Jonathan, eso la asusta a la mujer porque sabe que va a estar peleada la lucha.
Traga saliva y se remueve en su asiento, la campana se hace presente y Camila vio todo, los golpes que ambos se protegen con los brazos, Jonathan fue más allá y empieza a golpearlo en la cara, haciendo que para el otro boxeador se le haga difícil esquivar los golpes.
Las campanas suenan y termina el primer round, Camila se siente más tranquila al saber que el hombre no recibió ningún daño, por ahora está ganando sin problema. Jonathan se sienta en una esquina y escucha a su entrenador.
-Muy bien campeón, lo estás moliendo a palo y no sabes como me está gustando como lo estás dejando.
Palmea sus mejillas y Jonathan asiente, las campanas suenan y se pone de pie, ambos empiezan a pelear y Lucia se siente incomoda.
-Perdón Cami pero me quiero ir.
Ve como se pone de pie para irse.
- ¿Qué vas a hacer?
-Irme... me parece un horror este deporte, lo siento.
Camila quiso detenerla, pero Lucia se fue sin más, se queja en silencio y voltea su cabeza a dirección de la pelea.
La pelea sigue igual hasta que su contrincante le da un puñetazo agresivo, desestabilizando a Jonathan y cae al suelo. En ese momento, ella se pone de pie por la desesperación el arbitro empieza a contar y Jonathan respira erráticamente, el golpe lo tomo por sorpresa y aprieta los dientes, mira a su alrededor mientras escucha al arbitro contar y ve a Camila de pie, a la mujer que no vio nunca más después de haberla dejado en su departamento. Sus ojos están sobre ella y se pone de pie, el arbitro lo observa con seriedad.
- ¿Estás seguro que quieres seguir?
Jonathan está más agresivo y va por todo, asiente rápidamente y el arbitro se va a un lado, siguiendo la pelea y siente tantas ganas de molerlo a palos. La campana suena y vuelve a su lugar.
- ¿Qué mierda te pasa? Casi pierdes la pelea.
-Estoy bien, ese tipo se va a ir peor de aquí. -Sentencia.
La señora está sentada, sintiéndose mucho más tranquila al verlo de pie. El tercer round comienza y el boxeador está decidido a ganarle, avanza hacia el como si fuese un animal, los golpes son laterales, golpean con fuerza su rostro y la sangre empieza a correr.
-Vamos, vamos. -Ella lo alienta en silencio.
De pronto, Jonathan le da un puñetazo en toda la cara, desmayando a su oponente y cae con dureza en el ring, el arbitro empieza a contar y no hay reacción, el boxeador no se puede levantar.
El ganador de la pelea es Jonathan Jauregui y el arbitro le levanta el brazo, la mujer lo mira feliz y ambos se miran, el boxeador la mira con seriedad y intriga porque no entiende como ella esté en un lugar como este.
Más tarde, Camila está afuera, esperando en medio del calor de la noche, en otro momento no estaría haciendo esto y más por alguien que no conoce, sin embargo, siente unas ganas de verlo, su cuerpo se lo grita y contiene la respiración al no poder evitarlo.
En eso, Jonathan sale del predio con un bolso y se detiene al darse cuenta de su presencia.
-Señora.
-Te vi en la pelea. -Se acerca. -Te felicito por tu triunfo.
El boxeador la mira sin expresión y Camila está muerta de nervios.
-Gracias señora.
- ¿Por qué no me dices Camila?
No dice nada, solamente la mira manteniendo una expresión seria y ella suspira. En ese momento, Jonathan se toma un momento para mirarla y la recuerda tal cual, aunque no tiene la mirada llena de miedo de aquella vez, a pesar de ello, la encuentra increíblemente seductora y la tiene a pocos centímetros.
-Encontré una publicidad de tu pelea y vine a verte, también te esperé para darte las gracias e invitarte a una copa.
-No hace falta señora. -Sonríe un poco. -Pero gracias.
El boxeador está por alejarse de la mujer y ella lo toma del brazo.
- ¿A dónde quieres ir? Yo invito.
La cabeza está inclinada en dirección al rostro de Camila, siente la respiración de Jonathan y ella la contiene, mira sus labios con tanto deseo y el frio boxeador no puede evitarlo, sus labios la toman con tanta lujuria y la toma entre sus brazos mientras muerde sus labios con suavidad.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Devorame otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora