REENCUENTRO
Capítulo 12: En deuda
Cuando su respiración se calmó por completo, la cargó en brazos hasta una de las habitaciones. No tenía ropa de mujer en esa casa, así que le pasó una de sus yukatas y... la dejó ahí.Ella necesitaba descansar.
Regresó a la terraza y entró nuevamente en las aguas termales. Se sumergió por completo durante un par de segundos y luego volvió a la superficie; dejó crecer la garra de su dedo índice y hurgó con ella en el agujero de su hombro, hasta dar con la bala. Un leve gruñido salió de su garganta cuando finalmente la quitó.
La herida comenzó a sanarse luego de eso.
Estiró sus brazos a los lados, descansándolos en las rocas que bordeaban esa piscina natural. Flexionó uno de ellos y, con el codo aún apoyado sobre esa superficie rocosa, llevó su mano a su cabeza, echó hacia atrás los cabellos que se pegaron a su rostro y luego masajeó su frente.
El olor femenino estaba impregnado en todo ese lugar; en toda la terraza, en el vapor, en el agua, en su propia boca... Y todavía le costaba comprender del todo la naturaleza de lo que acababa de ocurrir. De lo que ocurría con él.
Se concentró en su corazón, latiendo acompasado y calmado. Liviano.
Cerró sus ojos y sólo se quedó ahí.
Poco tiempo después, comenzó a oír esos sigilosos pasos por los pasillos, por la casa, y luego, la puerta de salida hacia la terraza abrirse.
—Deberías estar durmiendo —dijo, sin voltearse a verla—. No ha pasado más de una hora.
—Lo siento, es que... no podía quedarme dormida. Creo que prefiero un poco de aire fresco por ahora y, además, yo... necesitaba hablar con usted.
—¿Cómo está tu mano?
Rin frunció su boca ligeramente, esperando que él la regañara; que le reprochara el haber sido tan imprudente, tan insensata y tan... desmedidamente estúpida como para haber golpeado a un policía en la cara.
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Reencuentro
RomanceLos años habían pasado, el mundo había cambiado y su nombre se había convertido en una leyenda. En un mal presagio. En un mito oscuro. Algunos rumores aseguraban que ya había muerto y otros... que nunca existió. Pero él seguía ahí, vivo entre la gen...