XIV.

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¡Swiiiiiiiish!

¡Boom! ¡Pum!

La madera y metal de los barcos crujían ante las poderosas balas de cañón chocando contra ellas.

La orilla de aquella isla había cambiado pasando a un escenario trágico de batalla.

Navíos de la Marina hecho escombros navegando por la marea. Cuerpos sin identificar con uniformes a la deriva, inconscientes o algunos muertos tras ahogarse en el mar debido a su fruta del diablo.

Y aún así, la batalla seguía.

- ¡Maldición, mocoso!- maldijo Revy pestañando varias veces intentando sacarse el polvo de su vista.

- ¡Nos hundimos! ¡Nos hundimos! ¡Jajajajaja!- reía Yachiru corriendo por toda la proa con la munición para Revy.

El barco de la tripulación de Naruto... Estaba por morir.

Había sido demasiado una batalla de frente contra los 40 barcos de la marina. El barco pirata ya estaba en las últimas.

La proa ya se hallaba en ruinas. Dos de los tres mástil habían cedido, algo increíble que aún así seguía navegando y resistiendo los ataques.

Konohamaru dio un ligero chasquido molesto.

El barco dio un giro a la derecha ante la maniobra del muchachito.

Metros más alejados, otro enorme tiburón hecho de agua salía del mar saltando sobre sus enemigos.

¿Una pelea contra un Gyojin experimentado como Kisame a orillas de una isla? Bueno, el de piel azul tenia la ventaja.

X~X~X

- Perro que ladra no muerde-

Akainu sonrió de lado.

Sangre bajaba por un costado de la cabeza del almirante. Su respiración algo agitada se normalizó tras algunos segundos.

Frente al oficial de la marina, Sasuke y Zaraki se encontraban heridos cada uno en diferente grado de gravedad.

La mano derecha del hijo del antiguo Rey de los Piratas, Sasuke, tenía el lado derecho de su rostro todo quemado. Seguramente habiendo perdido la visión en aquel sector. Su mano derecha, que sostenía su katana fuertemente, también poseía pequeñas quemaduras.

Los pelos en punta peinado de Zaraki se había desarmado dejando caer su cabello libremente hasta la altura de sus omóplatos. El muchacho no llevaba ningún rastro de sangre en sus heridas, todo gracias a la rápida cicatrización debido al calor que producía el magma de su oponente.

Sin embargo, a pesar de sus heridas, ambos sonreían.

Todo el escenario de batalla había cambiado drásticamente desde el comienzo de la pelea entre aquellos tres.

La tierra derretida, cortes que surcaban el suelo dejando grietas y surcos en el, los árboles y el pasto quemados por el fuego del magma.

- Son unos monstruos- susurró Shikamaru desde la distancia guardando sus armas, cuchillas gemelas, en una bolsa atada a su pierna izquierda.

¡Swiiish!

Una pequeña brisa viajo por el lugar llevándose consigo las pilas de humo, y el olor nauseabundo de la tierra quemada.

- Débiles sin poder- mencionó Akainu.

¡Blop!

Pequeñas burbujas de lava estallaban en su brazo envuelto de aquel elemento.

Voluntad Heredada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora