Mar de Estrellas

Usurpadores de mentes

TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP, TIP.

Con una fuerte palmada intento apagar con ese sonido molesto de su alarma pero fallo y en su lugar tiro el chocolate que había sobrado la noche anterior.

-Maldita alarma-

Ese sonido tan molesto había sonado durante tanto tiempo que ya ni recordaba cuando lo había programado. Abrió los ojos y miró a su alrededor, la misma ventana, el mismo escritorio, cortinas y así con todo lo demás. Parecía que había pasado una eternidad desde que se mudó al pequeño cuarto donde vivía. Era tan pequeño que su escritorio y computadora compartían espacio con su cocina y comedor. Nunca protesto por el espacio ni por la falta de lujos, ese pequeño cuarto era el único lugar donde podía estar en paz y descansar de su trabajo tan agobiante, y sobre todo sumergirse en su juego favorito que para él era más que un juego.

Pero esto había cambiado desde que la conoció.

-Esto no puede ser- se dijo así mismo con miedo

-Quien eres, que eres-

-Que es real-

Recordó que todo había empezado hace unos días cuando en una partida normal y casual, algo de todos los días, recibió una invitación de amistad de un perfil extraño.

-Nyx? noche? Mitología griega, interesante- pensó, además del hecho de que su avatar se llamaba Erebus (en la mitología griega Nix y Erebus eran esposos, Noche y Oscuridad).

-Sus estadísticas son muy buenas, 95% win rate wow, este tipo no debe tener vida. Tal vez pueda enseñarme algo o ayudarme a subir de nivel por un poco de dinero- se dijo a sí mismo, incrédulo que alguien así enviara una invitación a un jugador tan malo como él.

Acepto la invitación y de inmediato recibió una invitación para unirse a una partida. Quedo perplejo esto era extraño y con lo desconfiado que era cerro sesión, apago su computadora y se echó a dormir, además tenía trabajo al otro día.

Al otro día su alarma sonó como todos los días Tip, Tip, Tip, la apago, se vistió, se alisto, comió algo que tenía guardado y salió a su trabajo. Al salir de su cuarto armo su cerradura en la puerta, no quería ninguna sorpresa al regresar, siguió por pasillo, lleno de basura electrónica que los demás inquilinos desechaban, casi oscuro con luz muy tenue, pues la mayoría de los focos se habían quemado, hasta llegar al ascensor, el cual días funcionaba y otros no.

-SI- grito, pues el ascensor funcionaba

En el ascensor recibió un mensaje de voz del mismo perfil a su comunicador

-Por qué no aceptaste la invitación a jugar- una voz de una mujer pregunto

-Esto debe ser broma de esos desgraciados del gremio- pensó y una sonrisa apareció en su cara

Llego a la planta baja y salió del edificio, de repente se dio cuenta que no tenía sus audífonos pues el ruido del exterior lo ensordeció, busco en su bolsillo, pero n encontró nada, resignado bajo su gorra de lana hasta sus orejas y siguió el camino a su trabajo.

Noxdenn, la ciudad donde vivía, era un centro industrial tan importante que no podía darse el lujo de descansar. Los vehículos, los anuncios, las fábricas, los empleados que salían de sus turnos de 120 horas y querían divertirse, hacían de Noxdenn un sitio muy ruidoso.

El área céntrica donde vivía, Vardaren, albergaba el mayor número de edificios de vivienda para obreros, edificios blancos o grises en su mayoría que contrastaban con los bares de muchos colores y luces de neón que servían Jugh, una clase de bebida alcohólica con diferentes flores que crecían en el rio repleto de sustancias toxicas, las cuales les daban a esta flores potentes afectos narcóticos y alucinógenos que eran consumidos hasta la inconciencia por la mayoría de trabajadores en su descanso de 48 horas para posteriormente regresar a su turno de 120 horas.