🥀 05: ¡Una cucaracha!

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Dos semanas después de aquel... después del incidente, Evangeline no había vuelto a saber nada del extraño. Todo le estaba resultando algo difícil.

Cada paso que daba ahí estaba él en su pensamiento, no podía olvidar aquellos labios tan suaves y carnosos, aquellos fuertes brazos rodeando su cintura, aquella azulada mirada que parecía querer atravesar su alma, aquel rostro tan perfecto que aparecía todas las noches cuando dormía.

"¡Estás en una iglesia, compórtate!" Se regañó mentalmente, dando pequeños pinchazos en su brazo para despejar su mente.

Pero no podían culparla, Max estaba guapo, más que guapo diría yo, era perfecto, el tipo ideal de cualquiera y Evangeline no estaba por fuera, le encantó, no podía negarlo.

Saliendo de la catedral observó que a la distancia había una pareja discutiendo.

"Problema de amores" pensó.

Al parecer la mujer estaba reclamando algo por lo que alcanzó a escuchar.

—¿Es qué no me explico por qué lo hiciste? ¡Besaste a otra mujer! —chilló azotando su pie en el piso.

"Que escandalosa" pensó Evangeline.

—¿No dirás nada? —preguntó molesta.

Pero el tipo se mantenía en silencio, expectante a todo el manojo de insultos que la mujer comenzó a soltar. Estaba de espaldas por lo que no pudo ver quien era.

—¡Di algo Max! —vociferó exaltada la mujer.

Algo hizo click en la cabeza de la azabache.

"¡Max!" Pensó Evangeline, ¿acaso era... no, no podría ser, existen muchos Max en el mundo como para que tenga que ser él... ¿verdad?

—Y eso no es todo, Camila me ha dicho que besaste a una chica que por lo visto era menor que tú, ¿qué más falta? ¿Qué te folles a mí mejor amiga? —preguntó con la furia palpando en sus palabras y expresiones.

—¿Sabes qué? No quiero hablar contigo más, nos vemos luego —dice yéndose dando zancadas muy largas.

—Eres una chismosa —murmuró Emiliano cerca de su oreja.

—¡Mierda! —exclamó Evangeline dando un salto en su lugar—. ¡Te he dicho que no hagas eso!

—Acabas de salir de una iglesia, compórtate —regañó Emiliano acariciando la cabeza de su hermana.

—Tú eres el culpable —dijo Evangeline, olvidando por completo la discusión que aquellos dos tenían, yéndose con su hermano y mejor amiga, porque podrán ser lo que quieran pero ellos, ellos son religiosos, no como ustedes pecadores.

A la distancia un hombre de cabello oscuro y ojos azulados observaba a cierta azabache con ojos color ámbar, su mirada era curiosa más una sonrisa malévola se pintó de sus carnosos y rojizos labios.

—Vaya, vaya —murmuró—. Pero si es mi pequeña preciosa... —dice mientras acaricia su boca y sonríe otra vez.

🥀

—¡Aaaaaaah! —gritó Evangeline alzando sus manos para correr hasta donde estaba su hermano y amiga, no lo pensó dos veces para lanzarse a los brazos del peligris.

Para entrar en contexto, Emiliano y Evangeline estaban en la cafetería de Samira, como todo el tiempo, pero hoy no era un día normal, no, hoy era una de esas fechas en las que el café cerraba para hacer una limpieza, no afectaba mucho porque era domingo y esos días eran muy pocas las personas que llegaban al lugar.

My Ideal BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora