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El canto de los pájaros llenaron el gran silencio, el sol se estaba despertando luego de su larga siesta, el frío de la noche se reemplazaba de a poco por el calor de la mañana

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El canto de los pájaros llenaron el gran silencio, el sol se estaba despertando luego de su larga siesta, el frío de la noche se reemplazaba de a poco por el calor de la mañana. Los amaneceres daban esperanza, por eso aquellos que la necesitaba siempre terminaban observándolos, creyendo que de esa manera podrían empezar sus vidas de nuevo. Ese era el caso de una muchacha que se encontraba disfrutando el espectáculo. Siempre se despertaba una hora antes de que salga el sol, con la ilusión de que esto serviría para que su mundo cobre sentido. Pero, lamentablemente, sus esfuerzos siempre terminaban siendo en vano, la felicidad que le daba la salida del sol era efímera.

Un suspiro acompañó a las voces de los pájaros, ese día a la adolescente le iban a asignar un nuevo equipo. Aunque su bello rostro se mostraba impasible, en sus ojos se podía visualizar el miedo ante este evento. Había pasado mucho tiempo desde que estuvo en un escuadrón, era tanto tiempo que ya se había olvidado como se trabajaba en conjunto. Su mayor preocupación era que debido a esto se volviera a repetir la historia, pero no podía permitir que esas emociones la dominaran. Al fin a cabo, ella era una shinobi, los sentimientos debían estar en un segundo plano.

Con este pensamiento en su cabeza, se levantó del techo de su casa y de un salto bajo hacia el patio interno. Su hogar consistía de una arquitectura tradicional, los shoji de color blanco separaba el interior del edificio con el jardín. Esté era el mayor orgullo de la joven, el pasto verde se encontraba bien cuidado con un gran árbol en su centro, un camino de piedras iba desde el portón de la residencia Ishimura hacia la puerta principal de la casa. También había un pequeño estanque donde descansaban algunos peces. Las flores eran visibles por todo el terreno, en particular aquellas hermosas flores cuyos pétalos parecían estar hechos de rubíes. Se trataba de las higanbana o también conocida como las flores del infierno, un tipo de lirio que se había convertido en un símbolo de su clan.
Podía pasar todo el día en su precioso jardín, cuidándolo y jugando con su pequeño gato, pero lamentablemente hoy no podía quedarse, tenía cosas que hacer.

La chica deslizó la puerta de su habitación e ingresó en esta, debía prepararse para conocer a su nuevo equipo. Lo primero que hizo fue despojarse de su piyama para colocarse las vendas que cubrían sus pechos, luego deslizó sus delicados brazos a través del kimono blanco. Después procedió a subir por sus piernas el hakama negro, y por último ató a su cintura un kaku obi rojo y sobre esté colocó su banda ninja.
Su vestimenta lograba que no se notara el género de la muchacha, lo cual era su objetivo. Según la tradición de su clan hasta que su poder no madurada, tenía que usar prendas aburridas y unisex. A decir verdad, la chica detestaba vestir aquellas prendas. Porque eran el símbolo de que todavía no era lo suficientemente fuerte. Además, su nombre ya era causante de que le confundieran de género y esa ropa hacía más difícil que esto no ocurriera. Yasuhiro era el nombre de aquella joven, no había cosa que más odiara que ese estupido nombre. No solamente porque es un nombre de hombre, sino que también le parecía espantoso. No podía entender como alguien era capaz de poner ese nombre a un hijo.

Con un último suspiro, se dirigió hacia la cocina para preparar su desayuno y su bentō para más tarde. Cocinar era una de las cosas que Yasuhiro más adoraba hacer. Tuvo que aprender de muy pequeña a alimentarse por su cuenta y terminó adquiriendo un amor por el arte culinario, sabía hacer desde takoyakis hasta dangos. Aunque las cosas dulces eran su especialidad, el sabor empalagoso lograba darle un poco de luz a su triste vida.

Cuando terminó, volvió a su habitación para terminar de colocarse el objeto más importante de su vestimenta. Primero ató su hermoso cabello negro en un moño aplastado, luego empezó a enrollar una venda alrededor de su cabeza, cubriéndola por completo, exceptuando sus fosas nasales. Cuando termino de convertirse en una momia, se colocó su máscara de estilo kabuki. Y por fin, había terminado con su ritual mañanero.
Tardo más poniéndome toda esta porquería que en desayunar pensó la muchacha. Estupida tradición, estupidos ancestros que querían morirse de calor. Ojalá que se estén retorciendo en sus tumbas, viejos decrépitos.
Yasuhiro entendía la importancia de las tradiciones y, que como única persona con vida de su clan, tenía que mantenerlas pero eso no evitaba que maldeciera a sus antepasados. Es que no podía comprender quien había sido el genio de decidir que era una buena idea ponerse unas vendas por toda la cabeza junto con una máscara que no tenía agujeros. Literalmente nada de esos elementos permitía a la joven ver. Las vendas hacían que sus ojos permanezcan siempre cerrados, y la estupida mascara no tenía agujeros. Si alguna vez se sienten idiotas, recuerden que alguien pensó que una careta sin aberturas era una buena idea.

Cuando vio que todo estaba en orden, la muchacha decidió que era hora de ir hacia su destino. Por lo cual salió de su hogar y empezó a rezar para que su equipo fuera normal.
Me gustaría decir que la joven llegó a la academia sin ningún percance pero eso sería una gran mentira. La realidad es que a medio camino se dió cuenta que se había olvidado de su arma y tuvo que volver corriendo a buscarla.
Ahora sus rezos habían cambiado, lo único que pedía es que sus nuevos compañeros no la asesinaran por llegar una hora tarde.

Ahora sus rezos habían cambiado, lo único que pedía es que sus nuevos compañeros no la asesinaran por llegar una hora tarde

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Shoji: son paneles o puertas correderas estructuradas en madera y rellenas de papel traslúcido. Se utilizan tanto para las paredes interiores como exteriores de la casa.
*Foto de referencia de la vestimenta de Yasuhiro*

Hakama: es un pantalón largo con pliegues (cinco por delante y dos por detrás) cuya función principal es proteger las piernas

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Hakama: es un pantalón largo con pliegues (cinco por delante y dos por detrás) cuya función principal es proteger las piernas.
Kaku Obi: es un cinturón que se coloca en las caderas encima del kimono o yukata y es específico para hombres porque es mucho más estrecho.

*Mascara kabuki*

*Mascara kabuki*

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多色のTASHOKUNO-NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora