Lo que más disfrutaba de sus sueños era lo alocados y asombrosos que podían llegar a ser. Desde soñar con un mundo de dulce a un apocalipsis zombie, la diversión y miedo no podía faltar. Pero a fin de cuentas eran solo sueños, nada de eso era real. Al igual que las personas que podía llegar a ver ahí, todos ellos eran parte de sus asombrosos e irreales sueños. Aunque habían veces en las que personas de su entorno social se colaban en sus sueños, solo podía asegurar que de todos ahí solo ellos eran reales.
Seulgi disfrutaba mucho de soñar, le ayudaba de forma creativa para poder hacer nuevas pinturas, paisajes o diseños, a veces cuando no lograba recordar lo que soñaba se llegaba a frustrar. Muchas personas le solían y suelen decir que sueña despierta y ella no les lleva la contraria. Suele contarle sus raras y curiosas experiencias de ensueños a su mejor amiga, Wendy, a la rubia le gusta escucharla y ver como cuenta con tanta fascinación sus alocadas experiencias.
Seulgi se podría considerar una soñadora experta. Puede descifrar al instante que está soñando y así poder controlar sus sueños.
Pero ahora era distinto, cuando notó que soñaba, todo se sentía extraño, tenía más lucidez que de costumbre y el realismo de su sueño estaba a otro nivel. Decidió ignorar esos detalles y adentrarse a una experiencia más ¿qué traería este sueño? ¿Qué escenarios interesantes habría? Lo iba a descubrir en unos instantes. Caminó con tranquilidad mientras veía cada detalle, los analizaba y sonreía al ver cosas que llamaban su atención. En este sueño se encontraba en un gran jardín lleno de flores de varios colores y formas, junto con estatuas que antes había llegado a ver en unos cuantos museos a los que fue hace un tiempo atrás.
La fascinación con la cual veía el lugar era increíble, el verde de las hojas, los colores tan vívidos de las flores, todo, absolutamente todo se veía tan real, ¿qué tipo de sueño lúcido es este? Se sentía tan real que hasta daba miedo. Siguió caminando dando unos cuantos saltitos como si fuera una niña otra vez, tarareando una dulce melodía y una gran sonrisa en su rostro, se acercó a una rosa gigante que encontró. Al estar cerca pudo notar cierto detalle curioso, la rosa que aparentaba ser roja realmente era blanca, alguien la había pintado de rojo y podía notarlo debido a las pequeñas gotas color carmín que caían de ella y también porque de cerca se podía notar con más claridad como habían unas partes que no estaban bien pintadas.
Inclinó la cabeza levemente hacia la izquierda y alzó un ceja.
— ¿Quién la pudo haber pintado? — se preguntó mientras observaba con más detenimiento la rosa.— porque lo hizo mal.
Dejó la rosa y siguió su aventura por ahí, mientras caminaba se encontró con un columpio que tenía una estructura rara, pero un lindo color rosa pastel. Se subió y comenzó a balancearse en el disfrutando de la tranquilidad del lugar. Como era su sueño, quiso hacer aparecer un dulce para así pasar el rato.
Pero nada pasó.
Alzó una ceja y volvió a intentarlo, pero nada pasaba. Lo intentó tres veces más, pero al ver que nada pasaba lo dejó de intentar y siguió columpiandose. Era raro que eso pasara, pero no podía hacer nada al respecto.
Mientras se columpiaba, al bajar la mirada y ver el piso, pudo ver unas cuantas huellas de color rojo de zapatos, ladeó la cabeza y siguió con la mirada el camino que recorrían. Al ver que se dirigían hasta por detrás de unos grandes arbustos con más rosas blancas que simulaban ser rojas se levantó y decidió seguir el rastro. Quería descubrir a la persona o ser detrás de esto.
Caminó por entre los grandes arbustos repletos de rosas pintadas de color carmín, cosa que le recordaba a cierta escena de Alicia en el país de las maravillas, rió ante aquel recuerdo. Se perdió un poco en sus pensamientos hasta que escuchó un suave tarareo, comenzó a caminar sigilosamente y se dejó guiar por la suave voz, voz de la cual suponía venía de la persona causante de las huellas rojas. Mientras más se acercaba el tarareo se podía escuchar mejor y así también logró ver por fin a la persona que lo cantaba.
Y cuando la vió, supo que ella no era real.
Tal vez era una suposición apresurada, pero vamos, esa belleza no era real, no podía ser real, además nunca había visto a esa chica antes. Su belleza solo podía venir de un sueño, uno muy hermoso.
Tal y como lo suponía, ella era la que pintaba las rosas blancas de color carmín y también la que tarareaba la dulce y suave melodía. Al parecer no la había visto, esa pelinegra estaba muy concentrada en pintar las rosas que no notaba la otra presencia femenina a solo un metro de distancia.
— Disculpa que te interrumpa, pero las rosas de unos pasos atrás no están bien pintadas.
Comentó esperando una respuesta, cosa que no pasó. Se acercó más y decidió picar su brazo.
— ¡Ah! — gritó al notar por fin a la castaña, de la impresión dejó caer su pincel manchando así de carmín su vestido rosa pastel. — ¡¿Quién eres tú?!
— Eso me pregunto yo — respondió levantando el pincel de la contraria. — supongo que eres una persona más de mi sueño que por cierto no pinta detalladamente las rosas.
La castaña pudo apreciar de mejor manera a la pelinegra y solo podía confirmar que ella no era real, su piel pálida, su rostro de ángel, lo sedoso que podía verse su cabello, todo de ella se veía tan irreal. Se perdió en el café de sus ojos por un momento. Veía sus labios moverse, pero no lograba escuchar algo.
— ¿Estás escuchando lo que te digo? ¡Hey! — jaló la ropa de la contraria para así llamar su atención, cosa que logró.
— ¿Ah? ¿Qué me decías?
— Te digo que no pinto mal las rosas y ¿a qué te refieres con "una persona más de tu sueño"?
Oh.
Había olvidado que decirle a las personas que sabía que soñaba era algo malo, ya que el sueño podía cambiar drásticamente a algo que de miedo.
Pero hasta ahora nada había cambiado.
Volvió su atención hacia la pelinegra y se separó un poco.
— Pues, eres una extra, como no te conozco, mi mente te metió en mi sueño.
Sí, esa era una respuesta que tenía sentido para Seulgi.
Seulgi pudo ver como la cara de la pelinegra cambiaba de una de confusión a una que parecía ser seria.
— Sabes que estás soñando. — habló bajito, me miró directamente y por un momento pude jurar que sus ojos se veían tan reales y no vacíos como el de los demás extras. — pero dejame decirte que no soy parte de tu sueño.
Cualquier expresión que haya tenido con anterioridad se acababa de convertir en una mueca de confusión absoluta. ¿Acaso decía que no era parte de su sueño? ¿De qué estaba hablando? ¿Desde cuándo los extra podían decir eso?
Antes de que pudiera decir algo al respeto escuchó el sonido de un reloj, sonido que venía del reloj que al parecer tenía la otra fémina.
— Es momento de irme. — mencionó apagando su reloj y guardando su pincel y pintura. — Es momento de despertar.
Terminó de decir eso y comenzó a correr, impresionada por su actitud la castaña la siguió tratando de alcanzarla para así seguir platicando. Cosa que no logró al sentir que estaba por despertar. Su visión se hizo borrosa y el ruido de su alarma la terminó de sacar de su sueño.
Abrió los ojos lentamente y dirigió su mano para así poder apagar su ruidosa alarma. Se talló los ojos y se quedó inmóvil en su cama analizando lo que había soñado.
— Qué... ¿Qué fue eso?
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- 𝙏𝙖𝙡 𝙫𝙚𝙯【Seulrene】
Random𝙏𝙖𝙡 𝙫𝙚𝙯 eres más que un sueño. ▬▬▬▭ ✦ No se permiten copias de ninguna de mis obras. ✦ fluff. ✦ Contenido lésbico, si no es de tu agrado, abstenerse de comentarios ofensivos. ✦ Cambio de edades.