𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

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Los rayos de sol impactan contra mi rostro haciendo que abra los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz, me cuesta unos segundos procesar donde estoy hasta que caigo en la cuenta que había pasado la noche en el trailer de Eddie; me duele un poco la cabeza a causa del alcohol que ingerí anoche, fue poco pero no estoy acostumbrada a beber.

Giro mi cabeza encontrándome a Eddie dormido a mi lado con la boca entre abierta emitiendo pequeños ronquidos que le hacen ver como un bebé, algunos rizos caen sobre su rostro y una de sus manos descansa sobre mi cintura, es la segunda vez que dormimos juntos pero si por mí fuera tendria esta imagen todos los días de mi vida.

Cuidadosamente quito su mano para levantarme al baño, agarro la camiseta de Hellfire que está sobre una silla y me la pongo de camino hacia la estancia; hago mis necesidades, lavo mi cara y enjuago ligeramente mi boca para quitarme el mal sabor matutino.

Al volver a la habitación Eddie ya está medio despierto mirando al techo pero al escuchar mis pasos gira su cabeza para verme y automáticamente una sonrisa se dibuja en su cara.

—Diablos, estás jodidamente sexy con la camiseta del club—su voz ronca en la mañana resuena en mi cabeza, dios, es muy sexy.

—Y tú estás muy sexy cuando te despiertas—sonrío acercándome y gateo en la cama hasta quedar sobre él—Mucho además—susurro cerca de sus labios para plantarle un beso lento.

—Mhm...me gustan estos buenos dias—murmura sobre mis labios metiendo las manos por la camiseta dejándolas en mis caderas.

Suspiro sobre su boca comenzando a mover mis caderas suavemente sobre él, creo que nunca me cansaría de tener sexo con él, es adictivo y podría hacerlo las veinticuatro horas del día perfectamente. Las manos de Eddie acarician mis caderas apretándolas de vez en cuando indicandome que aumente la velocidad de mis movimientos pero sin embargo me mantengo igual.

Baja sus manos hacia mi culo dando una palmada para después apretarlo suavemente y tirar de mi labio inferior haciéndome jadear, ninguno de los dos lleva nada puesto salvo la camiseta que cubre mi torso, podria metermela perfectamente ahora mismo.

Justo cuando una de sus manos va directa hacia mi vagina para estimularla el sonido de la puerta se hace presente.

—¡Eddie, ya estoy en casa!—escucho una voz masculina resonar por el salón.

—Mierda, mi tío—dice Eddie rápidamente quitándome de encima y tapándome con la sabana—Vistete rápido—se apresura a levantarse de la cama para tomar unos pantalones del suelo.

—Joder Eddie—mascullo entre dientes buscando mis bragas por la habitación hasta que las visualizo sobre una lamparita—¿Me las das, por favor?

Eddie me tira las bragas a la cara saliendo rápidamente de la habitación y así impedir que su tío entre, suerte que no nos ha pillado en plena acción porque sería muy vergonzoso, en realidad no sé cómo puede reaccionar si ve a una chica en la cama de su sobrino.

Me pongo la ropa interior y por suerte la camiseta me queda de largo hasta por debajo de los muslos ya que soy más bajita que Eddie; me apoyo en la puerta al escuchar las voces provenientes del salón, no sé muy bien de qué están hablando, supongo que me tendré que quedar en la habitación hasta que pueda salir.

Intento escuchar mejor apoyando mi oreja en la puerta pero esta se abre haciéndome soltar un quejido.

—¡Pero qué haces detras de la puerta!—exclama Eddie sin poder evitar soltar una carcajada—¿Estas bien? ¿Te he hecho daño?—pregunta esta vez preocupado.

—Ay, perdón—digo riéndome tocándome la cabeza—No pensaba que fueras a entrar, tampoco esperabas que estuviese detrás de la puerta—rio levemente—¿Todo bien?

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora