¿qué harías si un día encuentras a un chico teniendo un ataque de pánico en el baño?
eso fue lo que tuvo que enfrentar bang chan durante su turno de trabajo.
# bang chan + han jisung
# obra de mi total autoría
# minúsculas intencionales
al levantarse por la mañana, chan nunca pensó que terminaría en tal aprieto.
su turno de trabajo había ocurrido normal y monótonamente hasta el momento en que debió encargarse de los baños.
una vez entró a estos, dispuesto a esforzarse y dejarlos relucientes, fue sorprendido por el sonido de una respiración agitada. en un día común, pensaría que se trataba de algún joven calenturiento atendiendo sus necesidades, pero la particularidad de esa vez recaía en la inusual pesadez del ambiente.
temeroso, dejó a un lado su trapeador antes de dar un par de toques en la puerta del ruidoso cubículo, abriéndose esta lentamente por la fuerza de su accionar.
— lo siento, no quería- — retrocedió un par de pasos nerviosos y torpes, mas fue interrumpido por una voz suave y rota.
— no importa. — contraria a sus palabras, la apariencia alterada del chico sobre el inodoro dejaba en claro su situación; manos temblorosas, gotas perladas de sudor en su frente y su cabello cayendo por su rostro, dándole una apariencia oscura a sus lagrimosos ojos.
— yo, uh- ¿estás bien? — con algo más de confianza, se acercó cautelosamente al otro, reposando una mano sobre su hombro que fue recibida con un sollozo.
sin saber cómo reaccionar, el rubio le observó romper en llanto mientras intentaba desesperadamente recobrar aliento.
— no puedo respirar. — en ese instante, lo entendió. por tal razón fue que decidió jalar suavemente al desconocido y llevarlo hacia los lavabos, donde se dedicó a esparcir agua fría por su rostro.
sabía lo que debía estar sintiendo el chico: un corazón a punto de correr fuera de su pecho, un calor inusualmente sofocante, unas extremidades inútiles y adormiladas y, por sobre todo, una presión general en todo su cuerpo. muchas veces había experimentado lo mismo, esas sensaciones insoportables e interminables que nadie más que él mismo puede controlar.
quizás por ello lo ayudaba, en un deje de empatía y en una proyección de sí mismo. quizás no le pagaban lo suficiente para ir por ahí haciendo buenas acciones, pero esos momentos donde más necesitaba apoyo y nunca lo obtuvo se quedaron con él y afectaron directamente su raciocinio.
no supo cuánto tiempo o cuántas palabras de reafirmación fueron necesarias, pero eventualmente y tras lo que le pareció una agradable eternidad acariciando el cabello castaño del desconocido, su cuerpo delgado dejó de temblar. aún así, este no hizo movimiento alguno que indicara querer alejarse, por lo que incluso en medio de ese reconfortante abrazo decidió tomar la palabra.
— gracias. — escuchar su voz calmada mientras sus brazos le rodeaban generó una gran cantidad de explosiones en el interior del australiano, quien solo atinó a apretujar al extraño entre sus extremidades.
— wow, estás- aplastándome un poco. — al escuchar su voz ahogada, se sintió increíblemente apenado y le soltó con velocidad.
— ¿te sientes mejor, desconocido del baño? — su nerviosismo habló por él, lo cual le hizo sonrojarse más de lo que ya se encontraba. pensando que había arruinado el momento, fue sorprendido por una suave risa y una igual de bonita sonrisa.
— sí... chan. — el avispado castaño había notado su identificación, y escuchar su nombre ser pronunciado por esa dulce voz le hizo querer bailar. ¿acaso estaba en el cielo?
— ah- sí, eh. uhm, ¿cómo te llamas? — el cortocircuito cerebral del rubio no pasó desapercibido por el contrario, quien rió nuevamente antes de contestar, deleitando los oídos ajenos.
— soy jisung, gracias por ser un buen samaritano. — bien, el amor de su vida se llamaba jisung, ahora solo faltaba que se casaran y tuvieran cinco perros y dos gatos.
probablemente las fantasías de bang chan brotaban a través de su brillante mirada, pues el más bajo se sonrojó al ver esos ojos tan atentos sobre él.
— creo que... es hora de irme, chan. — con eso, le sacó de sus pensamientos como aguja que atraviesa un globo, desinflando la vida que se había imaginado en esos veinte segundos en los que solo le miró fijamente en silencio.
— ah, sí. ten un buen día. — sus intentos de ocultar la decepción en su voz no funcionaron mucho, pero aún así el otro no dijo nada e inició su andar hacia la salida.
resignado, el australiano tomó nuevamente su trapeador de donde lo había dejado al inicio, dispuesto a continuar con su trabajo hasta que escuchó un carraspeo; jisung seguía ahí, mirándolo desde la puerta con los brazos cruzados.
— ¿me vas a dejar ir, así de fácil? — las palabras pronunciadas por el coreano funcionaron tal cual lo hubiese hecho una cachetada, espabilando al contrario el cual soltó su instrumento de limpieza antes de correr hacia él.
escuchando el estruendo del objeto al tocar el suelo, jisung sonrió antes de extenderle un pequeño papel al trabajador, quien le devolvió la sonrisa mientras le observaba abandonar el lugar.
al final, ser un entrometido le había llevado a obtener el número de un lindo chico, y así, bendijo trabajar en el turno nocturno.
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WAAA, chansung mis papás. tenía esta idea desde hace tiempo, espero que les haya gustado.<3 - sten