30. Hacia el Futuro. (Final)

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Narra Daniel.

Conforme había avanzado el día podía notar los tenues toques del atardecer manifestándose en el cielo, algunos leves rayos de luz anaranjados asomándose entre las nubes, todo un espectáculo visual, podía decir que se me había ido el día junto a Rubén, siempre era agradable estar con él, pero estar todo el día con Rubén era diferente, agradecía que ambos estuviéramos descansando del trabajo y podíamos así compartir más tiempo juntos. Para ser honesto me seguía resultando algo extraño el como las cosas habían pasado y en tan poco tiempo, de haber terminado por un mal entendido y regresado con tanta intensidad, no sabía si dejarlo así y no tomarle importancia o...

—Llegamos Daniel, ¿estás bien? —preguntaba Rubén algo extrañado.
—¿Eh?, oh sí, solo estaba pensando —respondí y me quité el casco.
—Pregunto porque hace como cinco minutos que llegamos y tu estabas como distraído —comentó y se retiró el casco.
—Oh, lo lamento, estaba mirando el cielo y de repente me perdí en algún punto del trayecto —comenté algo apenado mientras me bajaba de la moto.
—Entiendo —comentó Rubén no tan convencido— ¿quieres hablar de eso? 
—Uh... Vamos a sentarnos por ahí y hablamos, ¿te parece? —pregunté.

El oso asintió, yo comencé a caminar buscando un lugar en aquel parque, encontramos una banca libre debajo de un árbol y que nos daba una maravillosa vista al lago que se encontraba ahí.

—Vaya lugar, pareciera que estaba reservado para nosotros —comentó Rubén.
—Es verdad, tuvimos suerte —dije.

Ambos nos sentamos y miramos el lago, el paisaje era muy encantador para ser honesto, sentí como el oso me rodeó con su brazo por mi espalda y con su otra mano tomaba la mía, aproveché y me recargué un poco sobre él, era muy cómodo.

—Esta vista me recuerda a cuando Aitor conoció a Álex —comenté.
—Tienes razón, ¿tu amigo el autor se habrá inspirado en este lugar? —preguntó Rubén algo curioso.
—Puede ser, no estoy seguro —respondí dudoso.
—Es lo más probable —comentó Rubén sonriente.

Yo asentí.

Estuvimos ahí un rato, para ser honesto yo me quedé embobado con el paisaje mientras el sol se iba escondiendo poco a poco, me sentía con plena tranquilidad mientras tanto por su parte; Rubén acariciaba mi espalda y miraba igualmente el tranquilo lago enfrente de nosotros. Minutos después podía escuchar una respiración muy profunda cerca mío, giré a ver a el oso quien estaba sumido en un pequeño ciclo de sueño al parecer, reí por lo bajo y comencé a acariciar su mano levemente.

—Rubén —dije apenas audible.

Él no reaccionó.

—Hey Rubén —volví a decir.

Él parpadeó y me miró algo confundido, pude adivinar que se había dado cuenta de lo que había pasado por el rostro que hizo seguido de el rubor en su cara.

—P-perdón, me quedé dormido, ¿verdad? —preguntó algo avergonzado.
—Sí, te veías muy tranquilo durmiendo, me siento mal por despertarte —respondí apenado igualmente.
—Jejeje, no te preocupes, hiciste bien, es solo que hemos estado todo el día de un lado para otro y pues estoy algo agotado —dijo él.

Acto seguido se separó un poco de mi y se estiró ahí mismo en la banca, haciendo un bostezo algo ruidoso, yo reí levemente.

—Si quieres puedes ir a tu casa a descansar, mi apartamento no queda tan lejos de aquí así que puedo tomar un taxi —dije.

Rubén me miró e hizo un pequeño gesto de enojo.

—¡Claro que no! —exclamó.
—¿Huh? —comenté extrañado.
—No puedo aceptar que mi novio se vaya solo a su casa teniendo yo con que llevarlo, podré estar cansado pero eso no me quita de la responsabilidad que tengo contigo, así que yo te llevaré a tu casa —dijo.
—Te entiendo mi osote, pero solo era una sugerencia, tranquilo —comenté un poco sorprendido por su comentario.
—Perdón si me alteré un poco mi lobito, sabes que no es con mala intención —dijo acariciando mi rostro.
—Lo sé —dije sonriente.

Atypical Days (Furry - Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora