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Reencuentro

-¿Nervioso por tu primer día de clases?-Dice mi madre mientras me ve bajando las escaleras hacia el salón.

-No realmente.-Respondo mientras me acerco a la mesa y cojo una tostada.-Lo que sí estoy es cansado, aún no sale el sol y yo ya tengo que irme.

-Deberías estarlo, Asher, es tu último año de instituto, pronto tendrás que elegir universidad, elegir una carrera, estudiar...

-Voy tarde, adiós.-La interrumpo y salgo por la puerta con mi mochila en la espalda antes de que siga hablando sobre eso.

Son las siete en punto de la mañana y una gota de agua cae sobre mi cabeza. Miro hacia el cielo y las nubes están grises, efectivamente, está lloviendo. Esas lluvias de verano, aunque no tanto, porque ya empieza a hacer frío.

Tengo que caminar hasta la parada de autobús, el sol no ha salido, los pajaritos no cantan y el resto de la humanidad sigue durmiendo (creo que se debería considerar tortura tener que despertarse tan temprano).
Yo, por desgracia, vivo lejos de la escuela, pero al menos hoy sí me traje paraguas. Me encantaría poder decir algo bonito como: "Oh, York se ve precioso por las mañanas, me encanta mirar este paisaje." Pero al decir eso estaría mintiendo. Vivo en un pueblo bastante alejado de todo, sólo hay vacas, ovejas y césped. No veo la hora de conseguir un trabajo con muy buen sueldo y mudarme a Nueva York o a Londres, no sé, en realidad me da igual el destino. Sólo quiero salir de aquí.

Cuando veo que mi autobús ya llegó subo, y como es tan temprano, obviamente hay asientos libres. Normalmente el autobús va lleno, pero no creo que nadie quiera ir a ningún lado a esta hora (yo sólo quiero ir a mi cama). Ahora solo salimos de casa los estudiantes y los trabajadores, y los trabajadores ganan suficiente dinero como para ir en coche.
Saco de mi mochila mis audífonos y reproduzco "Sweater Weather" de "The neighborhood" en mi teléfono mientras apoyo mi cabeza contra el cristal y hago el mayor esfuerzo por no dormirme (ya lo haré cuando llegue a mi primera clase).

El trayecto de mi casa hasta el instituto es de 3 kilómetros, tardo unos 20 minutos. En autobús se hace bastante corto, pero las veces que me ha tocado ir andando casi muero. También puede ser porque no soy muy deportista, el mayor deporte que hago es levantarme de mi cama a mi escritorio para jugar a Minecraft.
Dejo de evadirme en mis pensamientos (y en que me estoy quedando dormido) y de repente me doy cuenta de que ya hemos llegado y de que casi me salto mi parada. Bajo del autobús de un salto y, aunque dejó de llover, había charcos. ¿Cómo ha podido llover tanto en 20 minutos? Me he mojado los pantalones del uniforme, hoy el universo no está de mi parte.
Me da bastante miedo entrar a clases, porque al ser el primer día todo el mundo estará diciendo: "Oh, hola, cuánto tiempo, ¡te extrañé mucho!" mentira, no me extrañaste porque no somos amigos y ni siquiera me hablaste en todo el verano.

Con los auriculares aún puestos entró al instituto y camino por el pasillo. No es que tenga amigos a los que saludar, bueno... Tengo a Max. Él es raro, pero no en un mal plan. Le conozco desde que empecé la secundaria, somos como hermanos, (pero él es más tonto), incluso ambos tenemos el pelo del mismo color, un marrón claro pero sin llegar al rubio.  Tenemos demasiada confianza, ha conocido hasta a mis tíos lejanos. No hablamos todos los días, pero ambos sabemos que estaremos disponibles 24/7 para el otro.
Él es bastante popular, a diferencia de mi. Se puede decir que yo simplemente estoy ahí, existiendo. La gente sabe de mi existencia, pero sólo porque, por razones que desconozco, les encanta reírse de mi.

Saco los libros de mi taquilla mientras escucho "Do I wanna know?". Qué buena canción.

-Holaaaa, hola, hola.-Me giro y veo a Max mirándome con sus ojos super verdes, debería ser ilegal tenerlos tan bonitos, y me quito los auriculares porque no escucho lo que dice.-¿Qué tal el verano? ¿Sufriste mucho por no haber podido pasar agosto junto a mi?-Dice con un tono sarcástico.