The Night

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...

Kenny McCormick, un hombre de 35 años, cabello rubio y corto, ojos celestes, con algo de barba. Un hombre bastante atractivo, claro, dependiendo de cada uno.

Desde que nació fue pobre, probablemente morirá siendo pobre. Tiene muchas deudas, gastos necesarios como, el agua; la luz y la comida, se hacen difíciles de pagar. No puede tener el privilegio de comprar ropa nueva, y por eso utiliza ropa de hace 5 años. Haría lo que fuera por dinero, dejaría todo, sus principios y su orgullo, con tal de tener dinero para pagar el almuerzo.

Trabaja como chófer, desde las ocho de la mañana, hasta las ocho de la noche. No tiene de otra, es trabajar o morir por falta de dinero. Odiaba su puto trabajo, debido a las largas horas laboriosas, no podía ver a la persona más especial para él en este mundo, su querido y adorado Craig.

Se había casado con él hace diez años, se habían conocido en el campus de la universidad. Después de varios meses de amistad, Craig le pidió salir a Kenny y este acepto encantado, se amaban demasiado, lo suficiente como para casarse después de dos año de relación. Apesar de no ser muy creyentes del final de cuentos, creían que estarían juntos para siempre, se amaban y eso era lo importante.

Algo que le encantaba a Kenny era oír a Craig hablar sobre astrología, era lindo ver ese brillo en sus ojos. Lo amaba demasiado, jamás permitiría que la dignidad de su amado fuera dañado, por eso, aunque tuviera que prostituirse, traería dinero a su hogar.

Aunque la relación había cambiado.

Hace cierto tiempo, ya no era lo mismo, Craig cada vez era más distante y frío, Kenny no era muy diferente, siempre trabajando, llegara casa sólo para descansar, pasado a alcohol y cigarro, no porque consumiera alguna de esas drogas, si no que sus clientes ingresaban al vehículo con ellas y con tal de tener propina dejaba que estos abusarán de ellas como les satisfaciera. Esto fue suficiente para generar peleas, sobre posibles engaños o acusaciones por el gasto de dinero indebido.

Su relación era una mierda, nada más no se separaban porque creían que podían seguir juntos o porque estaban acostumbrados a la vieja rutina.

...


El joven rubio había llegado recién a su casa de color verde desgastado, con una ventana rota y la puerta llena de astillas, aun así era una casa decente.

Había tenido que irse de la lujosa casa en la que estaba, ya que aquel tipo había llegado y no se iba permitir ser atrapado.

No cuando amaba ese lugar, no cuando volvía ha sentirse feliz y vivo, no cuando la pasaba tan bien.

Abrió la puerta y camino por toda la sala-comedor-cocina, hasta llegar a la única alcoba de la casa, haciendo así que se encontrará con una imagen muy tierna a decir verdad; su esposo durmiendo con una cara demasiado pacífica, ¿cuándo fue la última vez que lo vio con una cara tan tranquila?, desearía verlo así siempre, pero si así fuera, el azabache perdería su encanto.

De seguro mañana, apenas se despertara, le preguntaría porque llego tan tarde. Era lo mínimo que podía hacer; si tu esposo llega a las cuatro A.M. debe ser por algo.

Se saco los zapatos y la chaqueta, le dio un beso en la mejilla a su pareja y se acostó, intento dormir pero no pudo. A esta hora, él estaba despierto.

...

Se daba vueltas por la cama sin poder conciliar el sueño.

Intento de todo para dormir, pero nada funcionó, así que rendido, por alguna razón, decidió ponerse a recordar, los recuerdos de la universidad eran los que más merodeaban por su mente, esos fueron los mejores años sin duda.

❝The Night❞ Kyle × KennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora