Estaba que me moría de nervios, no quería esperar más para este momento pero aún así el nerviosismo se apoderaba de mi cuerpo.
—Tranquila, Max. Respira —me dije a mi misma en voz alta viendo si así lo entendía mejor.
Veía el reloj en repetidas ocasiones sintiendo cada segundo eterno.
"¿Y si no viene?, ¿se habrá arrepentido?, ¿ya no quiere nada conmigo?"
Y varios pensamientos así comenzaron a invadir mi cabeza.
—Calma, Max —me dije de nuevo tomando una fuerte y profunda respiración.
La cita iba a ser en mi fuerte... Tal vez no sonaba muy especial pero me había esmerado en ello para que así fuera. Me encargué de conseguir velas pequeñas (solo esperaba de verdad no terminar ocasionando un incendio forestal por estúpida), cociné la comida favorita de T/n (lo que era una gran prueba de que la quería porque no cocinaba ni para mí), pasé lo que podrían haber sido horas eligiendo qué ponerme para terminar usando algo sencillo pero a la vez elegante, había conseguido flores tanto para decorar como para regalarle y por último una pulsera que yo misma hice para regalarle ya que notaba lo mucho que le gustaban.
—Hola, preciosa —tan pronto escuché su voz y la vi entrar me quedé sin aliento.
Se veía hermosa, siempre se veía hermosa.
—Hola —saludé con una sonrisa.
La cita iba transcurriendo de muy buena manera, risas, miradas sutiles y algunas caricias en nuestras manos.
—T/n... —pronuncié su nombre con sutileza en medio de un cálido silencio.
—Dime.
Tomé aire así como estaba tomando valor.
—Tú sabes que estoy enamorada de ti... Y yo sé que tú lo estás de mí. No miento cuando digo que eres la chica más hermosa que jamás haya visto. Llegaste a mi vida siendo un rayito de luz y esperanza en el cuarto oscuro que era lo vida, y ahora eres aquello que ilumina por completo la habitación. Sé que por mi culpa comenzamos con el pie izquierdo, pero créeme cuando digo que nunca voy a agradecer tanto haber estado en detención como agradezgo aquel día en el que todo esto comenzó. Te quiero, T/n... Por eso te quiero preguntar el día de hoy... ¿Puedo ser tu novia?
—Max... Dios no sé qué decirte... Eres tan hermosa por fuera y por dentro, cada palabra que dices me llena de emoción por completo y tu mirada provoca una explosión de miles de fuegos artificiales dentro de mí. Eres perfecta, eres lo que siempre soñé —pude ver sus ojos un poco cristalizados pero no pareciera de tristeza, lo sabía porque yo estaba igual.
—¿Entonces? —pregunté con inocencia.
—Sí, Max. Puedes ser mi novia.
Y juro que nunca antes había sonreído así en mi vida.
17 de marzo de 1986.
Había despertado de nervios excelente humor, anoche aún se sentía como un sueño... Todo desde que había conocido a T/n se sentía como un sueño... Uno hecho realidad.
Con una enorme sonrisa alimenté a mi perro, en la sala no estaba mi mamá lo que significaba que estaba trabajando, cosa que me alegró aún más. Me metía a bañar, y me vestí temprano, tenía pensado ir por T/n y ver si íbamos juntas a la escuela o por lo menos pasar un poco de tiempo juntas antes de la escuela, mi novia y yo... Amaba como sonaba eso.
Tomé mi patineta y comencé a andar una vez había llegado al concreto de la calle pues había zonas llenas solo de tierra y piedras.
El viento en mi cara, el fresco clima mañanero, la buena música sonando en mi reproductor y el saber que me dirigía a casa de mí novia me daban una sensación inmensa de felicidad.
Lástima que no todo es para siempre.
—¡Max! —sin pensarlo dos veces me lancé a los brazos de mi novia como si no la hubiera visto en años.
—Buenos días, mi niña —sentí algo moverse dentro de mí cuando la escuché llamarme así. Amaba que me dijera así.
La arrastré dentro de la casa y cerré la puerta de inmediato para hacer lo que más quería.
Besarla.
—¿Me extrañaste? —preguntó con tono de superioridad y una sonrisa egocéntrica.
—Mucho —dejé un último beso rápido y me separé un poco de ella para verla mejor—. ¿A qué debo su visita mañanera, señorita Mayfield?
—Bueno, solo tenía muchas ganas de ver a mi novia y decidí hacerlo.
—Me alegro que hayas venido. Justamente hoy Lana no va a pasar por mí porque va a entrar una hora tarde, así que podríamos ir caminando juntas.
—Me fascina la idea.
—¡T/n espera!
La ida caminando se convirtió en una carrera en patineta a la escuela... T/n era muy competitiva.
—Eres muy lenta, Mayfield —dijo mirando atrás un segundo. Suficiente para caerse— Auch —susurró en cuanto cayó.
Me bajé de la patineta corriendo a ella.
—¿Estás bien, te lastimaste?
—Te gané —fue su respuesta haciéndome reír.
—Eres increíble, Bennett.
—Tú eres increíble, Mayfield.
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Sonreír otra vez (Max Mayfield Y Tú)
Hayran KurguDespués de la muerte de Billy, Max dejó de ser la misma. Una carcajada, incluso una sonrisa sincera se volvieron desconocidos en su vida. Por otro lado esta t/n Bennett, recién llegada a Hawkins (o regresada), con un trágico pasado, pero dispuesta...